La violenta erradicación del opio en Afganistán
Los campesinos llegan a jugarse la vida para defender sus campos ante las unidades antidrogas de los talibanes
Desde el cielo, Afganistán es un alumno excelente en la erradicación del opio. Pero en los campos de adormideras que producen este narcótico, los campesinos resisten ante las unidades antidrogas de los talibanes, a veces pagándolo con su vida.
Afganistán era el primer productor mundial de opio, pero la producción cayó un 95% en 2023 después de que el líder supremo talibán prohibiera el cultivo de adormideras en abril de 2022, según datos de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Crimen (UNODC).
El resultado, celebrado por la comunidad internacional, es espectacular desde el punto de vista de la lucha antidroga, pero catastrófico para los agricultores, cuyos ingresos se hundieron un 92%.
La semana pasada, campesinos de la provincia de Badajshán, en el noreste, se enfrentaron contra las unidades antinarcóticas enviadas para destruir los campos de adormideras coincidiendo con la cosecha.
La policía informó de un muerto en el distrito de Argo durante enfrentamientos entre una unidad talibana y agricultores "manipulados por conspiradores". El lunes, confirmó la muerte de una segunda persona en el distrito de Darayim.
En Argo, "la gente lanzó piedras y troncos de madera" e "intentó quemar los vehículos y los equipos" de destrucción de cultivos, afirmó un portavoz de la policía.
Residentes de la zona dijeron a la AFP que un agricultor fue asesinado por un talibán la semana pasada en Darayim y otro en Argo.
El portavoz gubernamental Zabihullah Mujahid lamentó "unos eventos trágicos", pero recordó en la red social X que el decreto de erradicación del opio concierne a "todas las regiones sin excepción".
"Muerte al Emirato"
No todos los agricultores de adormideras han podido dedicarse a otros cultivos.
El colectivo también denuncia discriminación y aseguran que algunos campesinos pudieron salvar sus campos gracias a sus buenas relaciones con las autoridades talibanas.
Un habitante de Argo explicó bajo anonimato a la AFP la intervención de los miembros de la unidad antinarcóticos enviados a destruir los cultivos.
"Entraron en las casas (...) rompiendo las puertas", afirma el hombre de 29 años. "Después dispararon contra aquellos que se resistían (...), matando a uno de ellos e hiriendo a cuatro".
Otro agricultor de 45 años, también bajo condición de anonimato, dijo que "las fuerzas de seguridad irrumpieron en las casas, insultando y golpeando a la gente".
Un tercer habitante contó que los talibanes entraron por la fuerza en las viviendas el viernes, el día sagrado de la semana musulmana, "sin avisar a los ancianos ni a los imanes".
Un video publicado en X muestra a decenas de hombres manifestándose en Darayim, algunos de los cuales parecen cargar un cadáver.
"¡Muerte al Emirato!", grita la multitud, en referencia al nombre oficial del país bajo el mando talibán: "Emirato Islámico de Afganistán".
En otro video grabado en Darayim, uno de los manifestantes denuncia: "Sembraron el pánico, fueron unos salvajes". "No tenemos nada contra el gobierno", añadió.
El ejecutivo de los talibanes anunció el envío de una comisión para "una investigación profundizada" dirigida por el jefe del Estado Mayor de los ejércitos, Fasihuddin Fitrat, originario de esta región del Badajshán.
Según mensajes publicados en redes sociales, los habitantes de estos dos distritos, Argo de mayoría uzbeca y Darayim de mayoría tayika, se quejaron de que los talibanes enviados a sus casas no hablaban su idioma.
Afganistán: Los derechos de las mujeres antes y después de los talibanes
Cosechas alternativas
Como la provincia oriental de Nangarhar, Badajshán ya experimentó el año pasado problemas similares que dejaron un fallecido.
Es una provincia remota, situada a gran altura y cubierta de nieve seis meses al año. Sus habitantes cultivan las adormideras "discretamente", en pequeñas superficies que solo se cosechan una vez al año en primavera.
Como la prohibición disparó los precios del opio en un 124% en un año, en marzo esperaban ganar entre 800 y 1.000 dólares por kilo.
Estos enfrentamientos "podrían indicar que los granjeros carecen de recursos para sus necesidades básicas y que las cosechas alternativas podrían ayudar", declaró a la AFP un responsable de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Crimen.
Las patatas o las alubias podrían ser una opción.
Pero el gobierno talibán responsabiliza de la situación a la comunidad internacional, que "debería colaborar con el Emirato Islámico proponiendo soluciones alternativas".
"Desgraciadamente, no hubo ninguna colaboración", lamentaba a la AFP en diciembre el portavoz del gobierno.