Turismo en zonas de conflicto: ¿Irresponsabilidad o compromiso?
Hay tantas maneras de entender la vacaciones como personas y aunque las playas repletas de turistas tomando el sol reflejan la opción mayoritaria, también hay quien aprovecha el tiempo libre para viajar a lugares en conflicto.
Conocer a las monjas que fueron secuestradas por yihadistas en Maaloula (Siria), visitar "un Yemen devastado por la guerra" o recorrer Afganistán pocos meses después que un grupo de turistas fueran víctimas de un mortífero atentado son algunas de las ofertas de ciertas agencias especializadas en viajes "alternativos".
Hay tantas maneras de entender la vacaciones como personas y aunque las playas repletas de turistas tomando el sol reflejan la opción mayoritaria, también hay quien aprovecha el tiempo libre para viajar a lugares en conflicto.
"No son locos buscando situaciones extremas -argumenta el presidente de la agrupación de agencias de viajes de producto propio Locos por Viajar, José Antonio Masiá-, sino personas atraídas por territorios de alto interés cultural que quieren conocer la situación de ciertos pueblos olvidados o maltratados. No quieren vivir de espaldas a ellos".
Karlo Zurutuza, reportero especializado en países árabes y Oriente Medio, tiene una visión diferente porque durante su trabajo en zonas de guerra se encontró "muchas veces con viajeros, normalmente chavales jóvenes, que están allí buscando aventura, atraídos por el morbo de la guerra".
Viajar a la guerra para hacer un selfi
Libia es un ejemplo: "Aunque no sea una guerra abierta es una zona muy conflictiva y muy peligrosa y, sorprendentemente, hay agencias que te llevan porque es un buen negocio para las agencias de seguros".
"Durante un tiempo Libia fue como un parque temático -añade- y lo peor no es la frivolización que supone ir a un lugar con tanto sufrimiento con el único objetivo de colgar una foto en redes y poder decir 'yo estuve allí', sino que, además, queman los recursos de gente que comparte su cuscús contigo pensando que vas a hacer algo por ellos".
"En Kurdistán he visto a gente hacerse selfis vestido de guerrillero y después volver a casa por la frontera de Turquía sin darse cuenta del peligro que eso significa para él y para los kurdos que le acogieron", añade.
"Los más desinformados son los que van por su cuenta -defiende el presidente de Locos por Viajar-. No se puede prohibir a la gente que viaje donde quiera y es preferible que lo hagan con una agencia porque van mejor informados, saben los riesgos que corren, les acompañan personas que conocen el terreno y contratan un seguro".
Masiá reconoce que hay agencias que no informan correctamente a sus clientes y toman riesgos excesivos, pero asegura que son pocas y fáciles de identificar porque no están adheridas a asociaciones como la suya.
Las agencias asociadas a Locos por Viajar organizan viajes a lugares donde las autoridades recomiendan "encarecidamente" no viajar "bajo ninguna circunstancia", como Afganistán, Irán, Libia, Siria, Chad, Somalia o Yemen, pero lo hacen "con profesionalidad" y "sabiendo a donde van", según el presidente de la asociación.
Los viajes a Irán, Jordania y Yemen "bajaron mucho tras el inicio de la guerra de Gaza y fue un duro golpe para las agencias especializadas en la zona porque la guerra empezó en octubre, que es temporada alta para los viajes a esa zona", reconoce.
"Pero después se retomaron las rutas porque estos tres países son lugares seguros si conoces el terreno", añade.
Culpa de los terroristas
La escalada regional del conflicto de Gaza volvió a contraer el turismo en la zona, pero Maciá sabe que es temporal: "En un primer momento, cuando el conflicto es noticia, los clientes anulan o buscan otros destinos, pero enseguida se olvida todo, aunque el conflicto siga, se reanudan los viajes. Hemos viajado muchas veces a lugares en guerra, sabemos como hacerlo".
El atentado en Afganistán del pasado mayo, en el que murieron cuatro turistas españoles, también provocó anulaciones de reservas y mucho revuelo en el sector de las agencias de viajes que trabajan en estas zonas, que fueron duramente criticadas por poner en riesgo a sus clientes.
Pero las agencias reanudaron poco después las mismas rutas porque "este tipo de desgracias son una excepción -según Maciá-. También puedes viajar a París y sufrir un atentado, pero ese tipo de viaje nadie lo cuestiona". "La culpa de los atentados es de los terroristas, no de las víctimas", concluye.