Los abandonos de niños en Siria se agudizan con la guerra
Decenas de bebés son abandonados delante de mezquitas
Una fría noche de invierno, hace tres años, Ibrahim Osman salió a rezar y volvió a casa con una recién nacida, abandonada delante de la mezquita de su pueblo en Siria.
"La llevé a casa y le dije a mi esposa, 'Te traigo un regalo'", cuenta Osman, habitante de 59 años de Hazano, un pueblo en el noroeste de Siria.
Osman llamó a la bebé Hibatullah, "Regalo de Dios", y decidió criarla como si fuese suya.
Como ella, decenas de bebés son abandonados delante de mezquitas, en hospitales o incluso debajo de olivos, un fenómeno que se agravó por la pobreza y la desesperación en este país, en guerra desde hace más de 12 años.
Según la organización con sede en Washington Sirios por la Verdad y la Justicia (STJ por sus siglas en inglés), que registra los abusos de los derechos humanos en el país, sólo se documentaron "unos pocos casos de abandono infantil" antes de que la guerra estallase en 2011.
Entre principios de 2021 y finales de 2022, se encontraron en cambio más de 100 niños abandonados en el país, indicó STJ, que cree que la cifra real es mucho mayor.
"Las cifras aumentaron dramáticamente" desde que comenzó el conflicto, por "las repercusiones sociales y económicas de la guerra" que afectan a las zonas controladas tanto por el gobierno como por los rebeldes.
Entre las causas, la organización enumera la pobreza, la inestabilidad, la inseguridad y los matrimonios infantiles, además de los abusos sexuales y los embarazos fuera del matrimonio.
Aunque la adopción está prohibida en Siria, Osman pidió permiso a las autoridades locales para criar a Hibatullah.
"Dije a mis hijos que si me muero, ella debería tener parte de mi herencia", aunque nunca pueda ser oficialmente parte de la familia, explica entre lágrimas.
Tambaleándose con sus sandalias rosas y su pelo recogido con coletas, la niña de tres años lo llama "abuelo".
"Tan solo es una niña inocente", añade Osman.
"Víctimas"
La guerra en Siria dejó hasta ahora más de 500,000 muertos y millones de desplazados, y devastó las infraestructuras del país.
Zaher Hajjo, funcionario del departamento de sanidad, indicó a AFP que en los 10 primeros meses del año pasado se registró el abandono de 53 recién nacidos en las zonas controladas por el gobierno.
El presidente sirio Bashar al Asad dictó un decreto este año para crear instalaciones para los niños, que serían registrados automáticamente como árabes, sirios y musulmanes.
En la provincia de Idlib (noroeste), controlada por rebeldes, los trabajadores sociales del principal centro para niños abandonados atienden a los pequeños bebés, envueltos con mantas en sus simples cunas, decoradas con pintura violeta o lazos.
Entre las paredes blancas y sobre la alfombra marrón y beige de la habitación, una mujer mece a un bebé con una mano, mientras da un biberón a otro.
Faisal al Hammud, responsable de programas del centro, dijo que una de las bebés que acogieron fue encontrada bajo un olivo, tras ser atacada por un gato.
"La sangre le caía por la cara", describe el responsable, añadiendo que desde entonces el orfanato la dejó en manos de una familia.
Los trabajadores hacen un seguimiento para asegurarse de que los bebés reciben un buen trato y de "que no hay tráfico de niños", explica Hammud.
Desde que abrió en 2019, el centro acogió a 26 bebés, nueve tan solo este año, afirmó Abdullah Abdullah, funcionario de asuntos civiles de las autoridades rebeldes de Idlib.
Más de cuatro millones de personas viven en zonas del norte y el noroeste de Siria controladas por yihadistas y grupos respaldados por Turquía, 90 % de las cuales dependen de ayuda para sobrevivir.
"La guerra tiene la culpa, y las familias también" de los abandonos infantiles, asegura Abdullah. "Estos niños son víctimas".