Crecen las tensiones entre Italia e Irán tras la detención de la periodista Cecilia Sala
Irán utiliza a la periodista como moneda de cambio y responde con hostilidad ante la exigencia italiana por su liberación
Cecilia Sala, periodista del diario Il Foglio y de la agencia de podcasting Chora Media, está incomunicada en la cárcel de Evine, tras ser detenida en Teherán el 19 de diciembre.
Ella está acusada de infringir las leyes de la República Islámica, sin más detalles, y no tiene garantizados sus derechos, según confió en una entrevista telefónica con sus padres
Cecilia Sala, periodista italiana de 29 años, duerme en el suelo de una celda helada, con la luz constantemente encendida. Además, le han quitado las gafas y el paquete que el embajador italiano en Teherán le llevó a la cárcel de Evine.
Este trato dio lugar a una reunión de urgencia organizada por la Primera Ministra, Giorgia Meloni, con los ministros implicados en el caso.
Derechos y dignidad
La reunión se centró en el respeto de los derechos y la dignidad de la periodista, y en la exigencia de su liberación inmediata, informa la corresponsal de la organización en Roma, Anne Le Nir.
El caso es tanto más complejo cuanto que varias fuentes confirman el vínculo entre la detención en Italia, el 16 de diciembre, de un ingeniero iraní llamado Mohammad Abedini, en virtud de una orden de detención internacional emitida por Estados Unidos, que lo acusa de apoyar a una organización terrorista, y la de Cecilia Sala, tres días después, en Irán.
"El Gobierno que está gobernando en Irán no es un gobierno normal, es una banda de mafias y tiene el lógico de las bandas de mafia. Tiene de rehén a una persona para conseguir liberar a otra como la moneda de cambio. Yo estoy seguro de que no conocían quién era ella. Solamente la República Islámica estaba buscando a un italiano, una italiana, para tenerlo en cárcel para preparar una moneda de cambio. Y eso no es la primera vez que lo pasa", opina el analista iraní Mojtabah Ruandeh.
De hecho, entre la petición de Estados Unidos de extraditar a Mohammad Abedini, la de Irán de liberarlo y la de Italia de liberar a Cecilia Sala, no parece haber solución a la vista.
Las relaciones se tensaron el jueves 2 de enero, cuando Roma convocó al jefe de la diplomacia iraní, Mohammad Reza Sabouri. Teherán respondió por la noche convocando a la embajadora italiana, Paola Amadei.
Más tarde, el ministro italiano de Asuntos Exteriores, Antonio Tajani, insistió en la X en que el gobierno estaba "trabajando incansablemente para que (Cecilia Sala) regrese a Italia". "Hasta que no sea liberada, Cecilia y sus padres nunca estarán solos", insistió.