La crisis en Georgia evoca los primeros días de la revolución ucraniana de Maidán
El Kremlin maniobra para mantener su influencia en el Cáucaso
Desde hace cuatro días, decenas de miles de manifestantes pro europeos protestan contra la decisión del Gobierno, dirigido por el partido Sueño Georgiano del oligarca Bidzina Ivanichvili, de congelar el proceso de integración en Europa.
Según las autoridades, 21 policías resultaron heridos en las manifestaciones del 1 de diciembre. A pesar de la represión, miles de opositores resistieron a las fuerzas del orden durante toda la noche.
La situación en Georgia recuerda a la del Maidán en Ucrania. Es necesaria una comparación con Ucrania para ver las diferencias y anticipar mejor el futuro.
En ambos casos, vemos a una Rusia ansiosa por mantener su esfera de influencia en su "extranjero cercano", las antiguas repúblicas soviéticas, y para ello se apoya en los oligarcas, Víktor Yanukóvich en Ucrania en 2013 y Bidzina Ivanichvili que gobierna Georgia hoy.
Estos dirigentes están "controlados" por el Kremlin. En cualquier caso, se enfrentan a amplios sectores de su sociedad que aspiran a Europa.
Al empujar a estos dirigentes a romper con Europa -la ruptura del proceso de integración en la UE y la aprobación el pasado mayo de la ley sobre "agentes extranjeros" son ejemplos de ello en Georgia-, Moscú está creando enormes tensiones entre una gran parte de la población y las autoridades.
Un futuro incierto
La presidenta, Salomé Zurabichvili, se niega a dimitir y quiere organizar nuevas elecciones parlamentarias, tras las elecciones masivamente falsificadas del 26 de octubre. Según Moscú, se trata de un intento de golpe de Estado, como en Ucrania en 2014.
Después de la gran manifestación de la noche del 30 de noviembre y la aparición de grietas en el régimen de Bidzina Ivanichvili, el expresidente ruso Dmitri Medvedev declaró que en Georgia estaba en marcha un intento de revolución, que el país "avanzaba rápidamente por una trayectoria ucraniana, hacia un oscuro abismo".
Salomé Zurabichvili no tiene muchas opciones. Las elecciones fueron trucadas masivamente. La opinión pública es abrumadoramente prooccidental, aunque, como siempre en estos casos, parte de ella podría acomodarse a Rusia por miedo a la guerra.
Por ello, la presidenta afirma que permanecerá en el cargo, aunque deberá abandonarlo a mediados de diciembre para organizar nuevas elecciones parlamentarias. Un consejo de transición se encargará de organizar las elecciones y gestionar los asuntos cotidianos hasta entonces.
¿Intervención militar?
Aunque todavía no haya llegado a ese punto, el Kremlin está pensando sin duda en una intervención militar. Desde la primavera de 2022, los dirigentes rusos, y al mismo tiempo las autoridades georgianas, han estado desarrollando la narrativa de que Occidente quiere abrir un segundo frente en el Cáucaso, sin aportar la más mínima prueba.
Rusia no parece estar en condiciones de intervenir militarmente en Georgia, pero puede orquestar la desestabilización del país de mil maneras. A modo de recordatorio, si Rusia está librando hoy una guerra en Ucrania, fue principalmente para impedir el establecimiento de vínculos formales entre Kiev y la Unión Europea.
Y fue sobre esta cuestión de la ruptura de los vínculos formales entre Georgia y Europa, el jueves pasado por boca del primer ministro, que se reavivó la crisis y, por primera vez, parece probable que se derrumbe el régimen de Bidzina Ivanichvili.
Salomé Zurabichvili y su horizonte europeo para Georgia
Aunque todavía muy dinámica, la protesta contra la congelación del proceso de integración de Georgia con Europa invirtió la tendencia el pasado fin de semana y provocó grietas sin precedentes en el régimen del oligarca Bidzina Ivanichvili.
Eso le permitió a la presidenta Zurabichvili tomar la iniciativa e imaginar el camino a seguir: negativa a dimitir de su cargo, creación de un consejo de transición encargado, en particular, de organizar nuevas elecciones parlamentarias, con el objetivo de volver a situar a Georgia en la senda europea.
"Creo que Zurabichvili es una de las presidentas más importantes de nuestra historia, porque eligió el lado del pueblo y no el del gobierno. Es cierto que no eligió inmediatamente ese bando, pero creo que es mejor hacerlo tarde que no hacer nunca nada", dice Nikoloz, manifestante pro europeo de 18 años.
A pesar de su corta edad, la estudiante recuerda a una presidenta elegida gracias al apoyo del partido gobernante Sueño Georgiano y de su fundador, Bidzina Ivanichvili.
El partido contra el que ahora lucha con uñas y dientes, y contra el que podría desempeñar un papel clave, ayudando a unir a una oposición dividida en torno a un programa común, la opción europea.