Los moldavos eligen a presidenta proeuropea Sandu a pesar de las presiones de Moscú
La presidenta proeuropea Maia Sandu ganó las elecciones en Moldavia, obteniendo el 54,94% de los votos frente al 45,06% de Alexandre Stoianoglo, su rival respaldado por los socialistas prorrusos
La presidenta proeuropea Maia Sandu obtuvo la victoria en las elecciones del domingo en Moldavia ante el candidato opositor respaldado por los socialistas prorrusos, Alexandre Stoianoglo, en unos comicios marcados por el temor a la injerencia rusa.
Con el escrutinio casi completo, la gobernante de 52 años obtuvo el 54,94% de los sufragios, frente a 45,06% de Stoianoglo, un exfiscal de 57 años, indicó la Comisión Electoral.
"¡Moldavia, eres victoriosa! Hoy, queridos moldavos, han dado una lección de democracia digna de figurar en los libros de historia. ¡Hoy, han salvado a Moldavia!", declaró Sandu en un discurso en su sede de campaña.
Tras conocerse los resultados, Sandu recibió felicitaciones de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien dijo estar "feliz de continuar trabajando" con la mandataria "por un futuro europeo para Moldavia y su pueblo".
También el presidente francés, Emmanuel Macron, celebró que la "democracia" haya "triunfado ante todas las interferencias y todas las maniobras".
Los analistas pronosticaron una reñida batalla en este pequeño país de 2,6 millones de habitantes, similar a la que se vivió la semana pasada en las legislativas de Georgia, otra antigua república soviética, donde el partido gobernante se impuso por estrecho margen.
Temor a injerencia rusa
A lo largo de toda la jornada, las autoridades denunciaron "provocaciones e intentos de desestabilización".
La policía afirmó que investigaba la supuesta provisión por parte de Rusia de "transporte organizado" hacia Bielorrusia, Azerbaiyán y Turquía, para permitir a electores residentes en su territorio ir a votar a los consulados o embajadas moldavos de estos países.
Igualmente, según la misma fuente, hubo ciberataques y falsas alertas de bomba durante las votaciones en el extranjero.
La jefa de Estado saliente, primera mujer en ocupar en 2020 la presidencia de ese país situado entre la OTAN y la esfera de influencia rusa, dio la espalda al presidente ruso, Vladimir Putin, tras la invasión de la vecina Ucrania en 2022.
Sandu, de profesión economista, encabezó con mucha ventaja la primera vuelta de las presidenciales, celebrada el 20 de octubre, pero su oponente Stoianoglo contó con el apoyo de varios candidatos menores.
Este domingo, la tasa de participación fue notablemente más alta que en la primera vuelta.
El país celebró hace dos semanas un referéndum sobre la inclusión en la Constitución moldava del proyecto de adhesión a la Unión Europea, en que el "sí" apenas se impuso con un 50,35%.
El bando presidencial atribuyó el estrecho resultado a compras masivas de votos y, para tratar de evitar que eso ocurriera el domingo, intensificó su campaña en redes sociales y en los pueblos.
Stoianoglo, por su lado, hizo campaña con un lenguaje sin asperezas y con un vocabulario en el cual las palabras rusas se entremezclaban con la lengua oficial rumana.
También negó "tener relaciones con el Kremlin" o cualquier implicación "en fraudes electorales".
Tras votar, Stoianoglo declaró que buscaba un país "que no pida limosna, sino que desarrolle relaciones armoniosas tanto con el este como con el oeste".
'Que Europa sea nuestra casa'
Esta antigua república soviética, independiente desde 1991, está extremadamente polarizada.
En Chisinau y en la diáspora predominan los simpatizantes de la causa europea; las áreas rurales, así como en la zona separatista de Transnistria y en la región autónoma de Gagaúzia, están más volcadas hacia Rusia.
Natalia Grajdeanu, organizadora de bodas de 45 años, viajó desde Irlanda, donde vive. "Somos un país pequeño con un gran corazón y queremos que Europa sea nuestra casa", declaró a la AFP en la capital.
Pero Grigore Gritcan, un jubilado oriundo de Transnistria, dijo abogar por "más libertad y una verdadera paz", en un contexto en el que "la gente no tiene nada que comer ni trabajo".
La Unión Europea (UE) y Estados Unidos siguieron de cerca estos comicios, preocupados por la posible interferencia rusa.