Rusia anula 43,000 permisos de trabajo a extranjeros tras recrudecer políticas migratorias
Van 30,000 deportaciones en seis meses
El Ministerio del Interior de Rusia anuló más de 43,000 permisos de trabajo a extranjeros en 2024 en medio de un recrudecimiento de sus políticas migratorias tras el atentado yihadista contra una sala de conciertos de Moscú, según informó hoy la portavoz de la cartera.
"Desde comienzos de 2024 fueron anulados más de 43,000 permisos de trabajo otorgados a ciudadanos extranjeros que no confirmaron llevar a cabo la correspondiente actividad laboral", escribió la representante de Interior, Irina Volk, en Telegram.
El permiso de trabajo en Rusia, conocido como 'patente', no es un documento imprescindible para ingresar en el país, pero sí para permanecer durante más tiempo, por lo que su revocación obliga al extranjero a abandonar rápidamente el territorio ruso so pena de ser expulsado si es detenido por la policía.
Según Volk, el número de 'patentes' revocadas en 2024 "se triplicó en comparación con el año pasado".
La portavoz de Interior recordó que, según las leyes rusas, el extranjero que recibe un permiso de trabajo en Rusia está obligado en el plazo de dos meses a confirmar que efectivamente está trabajando ante los órganos locales que emitieron el documento.
Esta notificación se puede efectuar por vía postal o en el Portal de Servicios Estatales o en los departamentos locales del Ministerio de Interior ruso.
"Si la notificación no ha sido enviada, esto significa que el trabajador extranjero pierde el permiso legal a estar y trabajar en Rusia. Además impone la obligatoriedad de abandonar Rusia, cuyo incumplimiento puede conllevar la expulsión de nuestro país", subrayó.
Tras el atentado contra la sala Crocus City Hall, cometido en marzo por cuatro tayikos y donde murieron 145 personas, Rusia ha apretado las tuercas a la migración, incluso al precio de entrar en conflicto con Tayikistán y Kirguistán, dos de los países con más inmigrantes laborales.
Según las estadísticas, todos los años llegan a Rusia alrededor de cuatro millones de migrantes laborales, la mayoría procedentes de Asia Central.
El presidente ruso, Vladímir Putin, considera prioritario contener el flujo de inmigrantes ilegales, para lo que propuso cambiar "radicalmente" la actual política migratoria y defendió "el principio de que solo pueden venir a vivir y trabajar en Rusia aquellos que respeten las tradiciones, el idioma, la cultura y la historia" del país.
En junio pasado el Ministerio ruso del Interior informó de que en medio año Rusia había deportado a más de 30,000 extranjeros, el doble que durante el mismo período de 2023, e impidió la entrada a más de 100,000.