El Museo Freud de Londres: los nexos de América Latina con el padre del psicoanálisis
Cuando Freud se mudó a Londres pudo traer 34 de sus 62 libros latinoamericanos, muchos de los cuales tenían dedicatorias de sus autores, que se pueden también contemplar en la exposición.
Con el nombre de 'Freud y Latinoamérica', el museo londinense dedicado al padre del psicoanálisis inauguró el miércoles una exposición sobre el gran eco de las ideas del neurólogo austríaco en una región que nunca visitó.
"Durante las últimas décadas, Latinoamérica fue ampliamente aceptada como el centro del psicoanálisis en el mundo. Queríamos descubrir las primeras historias entre la región y Freud", explica a la AFP la comisaría de la exposición, Jamie Ruers.
"Hay una mayor proporción de psicoanalistas en América Latina que en Europa", añade Ruers, que destaca también que "uno de los grupos más altos de visitantes al museo proviene de América Latina, especialmente Argentina y Brasil".
El Museo de Freud, en el barrio londinense de Hampstead, fue la casa del neurólogo y su familia desde que escaparon a la anexión nazi de Austria en 1938 y en ella vivió su hija menor Anna, también destacada psicoanalista, hasta 1982.
La exposición, que se podrá contemplar hasta el 14 de julio, muestra cartas personales, fotografías, libros, esculturas y objetos de la colección de antigüedades de Freud, todos de América Latina.
"Muchas de estas piezas fueron enviadas a Freud por admiradores y seguidores", explica la comisaria de la muestra.
La exposición destaca que "Buenos Aires tiene el mayor número de psicoanalistas per cápita del mundo".
"En Argentina entró más fácil que en otros países europeos porque no había una tradición psiquiátrica y psicológica establecida, por lo que era mucho más permeable a cualquier idea que viniera de fuera", señala a la AFP el argentino Mariano Ben Plotkin, autor junto al chileno Mariano Ruperthuz Honorato del libro 'Estimado doctor Freud'.
Ambos han colaborado asesorando al museo para la exposición y están presentes en Londres.
En opinión de Ben Plotkin "se venía dando un proceso de modernización en la sociedad latinoamericana, por lo que en los sectores urbanos había una gran receptividad de cualquier cosa que viniera de Europa".
Para el autor del libro, se dio un sincretismo cultural "que permitió juntar cosas que otros países europeos no habrían podido juntar. Freud permitía unas combinaciones que en Europa habrían sido inaceptables".
En ese sentido, Ben Plotkin explica que "en el psicoanálisis se daba la convergencia de una metodología médica muy moderna con obsesiones antiguas, como el tema de los sueños. De pronto había una técnica científica que permitía hablar de ellos, de cosas de la cultura popular desde un discurso científico moderno".
Para su colega chileno Ruperthuz "desde los años 1970 en adelante, el psicoanálisis se convirtió en parte de la vida cotidiana en Latinoamérica. Es un tema cultural".
En la exposición se pueden escuchar algunos extractos de antiguos programas de radio de Brasil sobre los sueños, revistas de México y Argentina de las décadas de 1950 y 1960, "que muestran cómo se llevó el psicoanálisis a las masas", según Ruers.
La exposición muestra una serie de fotos de la germano-argentina Grete Stern, titulada 'Sueños', realizada para una revista femenina bonaerense, de 1948 a 1951, que iban a una columna titulada "El psicoanálisis le ayudará'.
"Freud nunca viajó a América Latina, aunque escribió muchas cartas y recibió a visitantes latinoamericanos en Viena y Londres", señala Ruers.
Entre los ejemplos de la expansión del psicoanálisis en Latinoamérica, la exposición narra cómo el médico negro brasileño Juliano Moreira, hijo de esclavos, recogió las ideas de Freud y las hizo circular por todo Brasil.
El entusiasmo de Freud por Latinoamérica continuó con la redacción de un libro en 1884 sobre el uso de la cocaína, en el que analiza los usos de la planta de coca en Bolivia y Perú.
En la década de 1920, Freud entabló una estrecha relación con el psiquiatra peruano Honorio Delgado, a quien describió como su "primer amigo extranjero", intercambiando cartas, libros y regalos durante las décadas siguientes, que se pueden ver en la muestra.
Cuando Freud se mudó a Londres pudo traer 34 de sus 62 libros latinoamericanos, muchos de los cuales tenían dedicatorias de sus autores, que se pueden también contemplar en la exposición.