Cómo el supresor del apetito Wegovy hizo engordar a su fabricante
Estos nuevos medicamentos parecen providenciales en la lucha contra la obesidad
El laboratorio danés Novo Nordisk anunció el jueves una inversión de 2,000 millones de euros en su fábrica de Chartres (Francia) para impulsar la producción de su superventas, Ozempic. Y sobre todo Wegovy, el milagroso supresor del apetito que está poniendo patas arriba sectores enteros de la economía, empezando por la industria farmacéutica.
Novo Nordisk era un peso medio del sector, especializado en el tratamiento de la diabetes, con un medicamento beneficioso, la semaglutida, comercializado bajo la marca Ozempic. Era el único tratamiento eficaz contra la diabetes de tipo 2. Cuando los investigadores descubrieron que la molécula suprimía el apetito, se desarrolló una nueva versión de la semaglutida para tratar la obesidad. Los pacientes tratados mediante inyección en Estados Unidos perdieron hasta un 20 % de su peso corporal. Fue un éxito rotundo. Este año, Wegovy propulsó a Novo Nordisk a la categoría de peso pesado. Desde septiembre, la danesa es la mayor capitalización bursátil de Europa, destronando al grupo francés de artículos de lujo LVMH.
Desde principios de año, las ventas de Wegovy se han multiplicado por cinco. La oferta no da abasto, y el Ozempic, destinado a los diabéticos, está cada vez más en el punto de mira de las personas sanas que hacen dieta. Eli Lilly, el competidor estadounidense, también ha sacado un supresor del apetito milagroso, Mounjaro, que actualmente está siendo validado en Estados Unidos. También está invirtiendo mucho en nuevas capacidades de producción. Estos nuevos medicamentos parecen providenciales en la lucha contra la obesidad. Dentro de diez años, la mitad de la población mundial tendrá sobrepeso.
En Estados Unidos, donde cuatro de cada diez adultos son obesos, la enfermedad cuesta al sistema sanitario 170,000 millones de dólares al año. Por ello, estos dos nuevos inhibidores del apetito suscitan esperanzas exageradas. Tanto más cuanto que tienen múltiples efectos positivos: también se dice que reducen los incidentes cardiovasculares y previenen la diabetes. Sin embargo, por el momento, la píldora es amarga e indigesta tanto para los sistemas de seguridad social como para las compañías de seguros privadas. El tratamiento es prohibitivo: cuesta unos 1,000 dólares al mes. Si se reembolsaran los fármacos, bastaría para inclinar sus cuentas hacia los números rojos, pero entonces seguirían siendo patrimonio de los muy ricos y, por tanto, ineficaces para erradicar el sobrepeso.
Wallmart, la cadena de supermercados estadounidense que comercializa Wegovy, ya ha observado un descenso significativo de las ventas de productos hipercalóricos entre los clientes que compran el supresor del apetito. Todas las grandes marcas de comida rápida están en alerta. Weight Watchers, veterano en el mercado de las dietas, ya ha reorientado su negocio con una filial que prescribe Wegovy a través de la aplicación Zoom. Los analistas se preguntan por los efectos colaterales de Wegovy en varios sectores: el mercado del vino y los licores podría resentirse, mientras que el textil y el tráfico aéreo podrían beneficiarse. Por supuesto, todo dependerá de su efecto real y duradero sobre la obesidad.
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