Los desafíos y cuestiones en juego en la cumbre Rusia-África
La cumbre Rusia-África que se celebra en San Petersburgo los días 27 y 28 de julio de 2023 debería permitir a Moscú profundizar sus relaciones en el continente y calibrar a sus aliados
Mucho ha cambiado desde la celebración de la primera cumbre Rusia-África en Sochi en octubre de 2019. Esta nueva reunión debería permitir a Rusia contar con sus partidarios, en un momento en que África se ha mostrado particularmente dividida sobre la cuestión de la invasión de Ucrania.
En los últimos meses, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, ha realizado varias visitas al continente. Rusia acusó a los aliados occidentales de Ucrania de ejercer una "presión sin precedentes" para disuadir a los jefes de Estado africanos de viajar a San Petersburgo. El presidente ruso, que solo ha visitado el África subsahariana una vez en 20 años, aparece aislado en la escena internacional y debilitado en su propio país.
Cereales y fertilizantes
Tras la retirada de Rusia de un acuerdo crucial para el abastecimiento mundial de alimentos, Vladimir Putin ha asegurado que Moscú seguirá garantizando el suministro de grano a África. Es probable que esta cuestión se aborde en la cumbre, que incluye un apartado sobre la soberanía alimentaria del continente.
Además de los cereales, Rusia también pretende garantizar sus exportaciones de fertilizantes y equipos agrícolas. Moscú es uno de los principales proveedores y productores de estos productos en el continente.
Exportaciones de armas
Rusia es el principal comerciante de armas en el África subsahariana, según un informe publicado a mediados de marzo por el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (Sipri). Moscú se sitúa por delante de China, con una cuota de mercado total del 26%. En el conjunto del continente, Rusia no ha tenido parangón en los últimos años, habiendo suministrado el 44% de las armas importadas entre 2017 y 2021.
Y aunque estas exportaciones solo representan el 12% de las ventas de armas del país, tienen una importancia estratégica. "Tienen una dimensión política importante porque contribuyen a reforzar los regímenes autoritarios", explica en France 24 Maxime Ricard, investigador especializado en África Occidental en el Instituto de Investigación Estratégica de la Escuela Militar (Irsem). Sobre todo en países como Mali y Burkina Faso, que han pedido la retirada de las tropas francesas.
El futuro de Wagner en África
Por otra parte, la rebelión abortada del grupo Wagner a finales de junio ha causado cierta confusión. Parece plantear interrogantes sobre el futuro de las milicias rusas en el continente, en particular en Malí y la República Centroafricana, pero también en Sudán y Libia.
El jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, prometió que el trabajo de los "instructores" de Wagner en Malí y la República Centroafricana "por supuesto continuaría", sin especificar la forma que adoptaría esta colaboración. Para Rusia, el futuro de Wagner en el continente es crucial ya que le permite extender su influencia, entre otras herramientas como la desinformación.
Hidrocarburos y energía nuclear
En su carta previa a la cumbre, Vladimir Putin afirmó que las empresas rusas quieren "trabajar más activamente" con el continente africano, sobre todo en los sectores nuclear, minero y de hidrocarburos. Moscú ha lanzado varios proyectos en África en los últimos años.
Según el Ministerio ruso de Energía, Moscú tiene varios proyectos petroleros en África, encabezados principalmente por el grupo privado Lukoil. Moscú también subrayó su deseo de "intensificar" la cooperación energética con Argelia, gran exportador de gas natural.
"En estos ámbitos, los rusos tienen una carta que jugar porque ofrecen conocimientos técnicos asequibles y normas a menudo más flexibles [que en Occidente]", comenta en France 24 el periodista senegalés Adama Gaye. "La cuestión hoy es saber si Rusia sigue estando en condiciones de realizar estas inversiones, porque ya no es tan poderosa financieramente como lo era en la cumbre de Sochi", añade.
Demostrar que Rusia no está aislada
Más allá de sus objetivos económicos, Moscú cuenta con esta cumbre para mostrar que Rusia no es un paria. En vísperas de la cumbre, Rusia ya ha indicado que es un baluarte contra el "imperialismo" y el "neocolonialismo" occidentales.
Sin embargo, muchos observadores han señalado las carencias de Rusia, que no siempre ha cumplido sus compromisos. En 2019, Vladimir Putin prometió "duplicar el comercio" con el continente en un plazo de cinco años. Sin embargo, este comercio cayó bruscamente entre 2018 y 2021, pasando de 20,000 a 17,700 millones de dólares, muy por detrás de China, la Unión Europea y Estados Unidos.
Es más, el 70% del comercio total de Rusia con los países africanos se limita en realidad a los cuatro socios privilegiados: Egipto, Argelia, Marruecos y Sudáfrica.
Por ello, algunos críticos acusan a Rusia de no estar especialmente interesada en el desarrollo del continente, sino de buscar únicamente posicionarse como un socio esencial para los países africanos que se han desilusionado de sus relaciones con las potencias occidentales.