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Los jóvenes, nuevo rostro de la ira francesa contra la reforma de pensiones

Las protestas tildan al Ejecutivo de "autoritario" y varias han desembocado en choques con la policía

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Los jóvenes, nuevo rostro de la ira francesa contra la reforma de pensiones
Protesta. (FUENTE EXTERNA.)

Los jóvenes encarnan la nueva oleada del descontento social en Francia por la impopular reforma de las pensiones. Desde su aprobación hace casi una semana, se han echado a la calle y han bloqueado universidades e institutos.

Desde que hace seis días el Gobierno de Emmanuel Macron decidiese sacar adelante el aumento de la edad de jubilación de los 62 a los 64 años aplicando un artículo constitucional que le eximió de voto en la Asamblea, pequeños grupos de estudiantes han plasmado su cólera participando de espontáneas protestas en varias ciudades francesas.

Las protestas tildan al Ejecutivo de "autoritario" y varias han desembocado en choques con la policía, que en la última semana ha arrestado a centenares de jóvenes, acusados de montar barricadas en plena calle y de quemar contenedores de basura, vehículos y mobiliario urbano.

Además de en concentraciones espontáneas, grupos de varias decenas, los jóvenes se mueven de forma aleatoria por ciudades como París, de forma que la policía no puede seguirles los pasos y los bomberos deben acudir a sofocar los incendios que provocan.

Las acciones de protesta de los jóvenes estudiantes abarcan también el bloqueo de universidades e institutos de secundaria, como el Helène Boucher (en el este de París, cerca de la plaza de Nation), donde la mayor parte de sus 2,000 alumnos no pudieron tener clase esta mañana.

Adèle, Maëlle, Gaspard o Luigi son algunos de los estudiantes de secundaria que montaron barricadas con contenedores, un guiño a otro de los símbolos de la ira contra la reforma.

Los basureros de París están hace casi veinte días en huelga por una ley que les forzará a trabajar dos años más en un oficio especialmente nocivo para la salud.

"La idea es mostrar nuestro descontento todos los días, no solo en los que hay paros convocados", señala a EFE Maëlle, de 16 años, quien asegura que mañana, jueves, participará en la jornada de movilización convocada por los sindicatos, la novena durante este 2023.

Esta estudiante, cuyos padres proceden de la provincia de Orense (noroeste de España), considera que no es extraño movilizarse por una reforma que sólo se aplicará a ellos dentro de 50 años.

"Lo que es seguro es que impactará a muchos de nuestros allegados, a toda una sociedad. Y al final luchamos también contra el artículo 49.3", recalca.

Este resorte constitucional, usado en diversas ocasiones por otros gobiernos, permitió al Ejecutivo aprobar el pasado día 16 el proyecto sin voto, ante la falta de una mayoría en la Cámara Baja debido a la división de Los Republicanos (LR, centro derecha), quienes se dividieron entre el apoyo y la censura al proyecto gubernamental.

"Nos han dado una bofetada con el 49.3"

Gaspard, compañero de Maëlle y también de 16 años, no tiene tapujos de hablar sobre el aumento de la violencia en las últimas noches. "Hemos intentado ser lo más pacíficos posible durante mucho tiempo y nos han dado una bofetada con el 49.3".

Adèle, de 15 años, incide en la respuesta al gran sentimiento de frustración de "no sentirse escuchados". "Las manifestaciones pacifistas no tienen el mismo impacto, nosotros podemos también hacer bascular el país", advierte.

Los cuatro alumnos del Helène Boucher, integrantes de las marchas espontáneas, coinciden en denunciar "el recrudecimiento de la violencia policial" y aseguran haber visto en internet vídeos de arrestos arbitrarios a jóvenes.

Este endurecimiento de las manifestaciones preocupa a Macron. Hoy mismo, en su primera declaración pública sobre la nueva oleada de protestas, alertó que "no tolerará ningún tumulto" en el país. Durante los meses previos a la aprobación de la reforma, las protestas habían transcurrido sin incidentes bajo el paraguas de los sindicatos.

Mientras el propio presidente insiste en que trabajar dos años más es indispensable para reducir el déficit del país y financiar la educación y la sanidad de las próximas generaciones, Luigi lo refuta, retomando los cálculos hechos por la oposición de izquierdas.

"Tasando el 2 % de las grandes fortunas podríamos compensar esos 12,000 millones de euros de déficit anuales que dejan las pensiones", asegura este estudiante.

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