Formalidades para la sucesión del trono británico
La reina Isabel II murió este jueves a los 96 años
Las reglas de la monarquía británica señalan que “un nuevo soberano sucede en el trono tan pronto como su predecesor muere”.
Esto significa que Carlos, el primogénito de la reina Isabel II, se convertirá en rey inmediatamente tras la muerte de ella.
Sin embargo, podrían pasar meses o incluso más tiempo antes de la coronación formal de Carlos. En el caso de Isabel, su coronación se realizó el 2 de junio de 1953, 16 meses después de su ascensión el 6 de febrero de 1952, cuando su padre, el rey Jorge VI falleció.
A continuación, ciertas formalidades que se deben seguir después de que Carlos acceda al trono:
En las 24 horas tras la muerte de un monarca, un nuevo soberano es proclamado formalmente tan pronto como es posible en el Palacio de San Jaime en Londres por el Consejo de Ascensión. Este consejo está conformado por funcionarios del Consejo Privado que incluye a importantes miembros del gabinete, jueces y líderes de la Iglesia de Inglaterra que son convocados al palacio para una junta.
El Parlamento es convocado para que los legisladores rindan sus juramentos de alianza con el nuevo monarca.
El nuevo monarca hará un juramento de coronación ante el Consejo Privado en el Palacio de San Jaime para mantener la Iglesia de Escocia, de acuerdo con la Ley de Unión de 1707.
La proclamación del nuevo soberano es leída públicamente en el Palacio de San Jaime así como en Edimburgo, Cardiff y Belfast, las capitales de las cuatro naciones que conforman el Reino Unido.
El nuevo soberano debe declarar ante el Parlamento en el primer día de su sesión tras la ascensión, o en la coronación, cualquiera que ocurra primero, que es un protestante de fe. El juramento es obligatorio por la Ley de Declaración de Ascensión de 1910.
Debe hacer un juramento de coronación como o indica la Ley de Juramento de Coronación de 1689, la Ley de Instauración de 1701 y la Ley de Declaración de Ascensión.
Debe estar en comunión con la Iglesia Anglicana, una regla flexible que permitió que el rey Jorge I y el rey Jorge II fueran monarcas a pesar de que eran luteranos.