La incertidumbre espera a los soldados que dejan Mariúpol
Casi 1,000 soldados ucranianos en una enorme planta siderúrgica de Mariúpol se han rendido y abandonan su enconada defensa
Casi 1,000 soldados ucranianos en una enorme planta siderúrgica de Mariúpol se han rendido, según dijo Rusia el miércoles, y abandonaron su enconada defensa de un lugar que se convirtió en símbolo de la resistencia de su país cuando la batalla por la estratégica ciudad portuaria parecía decidida.
Ucrania ordenó a los combatientes que salvaran sus vidas y dijo que su misión de retrasar a las fuerzas rusas se había completado, aunque no ha descrito la columna de soldados que salieron de la planta como una rendición. A los combatientes les espera un futuro incierto. Ucrania dice que aspira a un intercambio de prisioneros, pero Rusia prometió intentar juzgar al menos a algunos de ellos por crímenes de guerra.
No está claro cuántos combatientes siguen dentro de la acería, el último reducto de Ucrania en una ciudad reducida a escombros en su mayor parte. Los dos bandos tratan de armar su narrativa y obtener victorias propagandísticas de la que fue una de las batallas más importantes de la guerra.
El mayor general Igor Konashenkov, vocero del Ministerio ruso de Defensa, dijo el miércoles que 959 soldados ucranianos habían abandonado la planta de Azovstal desde que empezaron a salir el lunes. En un momento dado, las autoridades dijeron que había 2,000 combatientes atrincherados en la red de túneles y refugios subterráneos bajo la planta siderúrgica.
Si se confirman, las cifras apuntan a que Moscú está a punto de poder proclamar que toda Mariúpol ha caído. Eso sería un impulso para el presidente de Rusia, Vladimir Putin, en una guerra en la que muchos de sus planes se han truncado.
Mientras tanto, un soldado ruso que enfrenta el primer juicio por crímenes de guerra desde el comienzo de la guerra se declaró culpable el miércoles de matar a un civil ucraniano. El sargento Vadim Shyshimarin, de 21 años, está acusado de dispararle a un hombre ucraniano en la cabeza al comienzo de la invasión y podría ser condenado a cadena perpetua.
Por otra parte, Suecia y Finlandia solicitaron oficialmente la entrada en la alianza militar OTAN, impulsadas por las preocupaciones de seguridad derivadas de la invasión rusa. Putin lanzó la invasión el 24 de febrero en lo que describió como un esfuerzo por contener la expansión de la OTAN, una estrategia que ha tenido el resultado opuesto.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo recibir de buen grado las peticiones, que ahora serán revisadas por los 30 estados miembros.
Más allá de su importancia simbólica, la caída de Mariúpol permitiría a Rusia desplegar fuerzas en otras zonas del Donbás, el corazón industrial en el este de Ucrania que el Kremlin está ahora decidido a capturar. También establecería una conexión terrestre con la Península de Crimea, que Rusia se anexionó de Ucrania en 2014, y privaría a Ucrania de un puerto crucial.
Durante meses, los soldados defendieron la planta contra toda probabilidad. Pero el ministro ucraniano de Defensa dijo el martes que había ordenado a los combatientes que “salven sus vidas”.
“Ucrania les necesita. Esto es lo más importante”, dijo Oleksiy Reznikov.
No está claro qué les ocurrirá ahora. Al menos algunos de ellos han sido trasladados a una antigua colonia penal en territorio bajo control de separatistas con apoyo ruso. Ucrania ha dicho que confía en poder intercambiarlos por prisioneros de guerra rusos y que las negociaciones son delicadas y requieren tiempo.
Pero en Moscú crecen las peticiones de que se juzgue a las tropas ucranianas. El principal organismo investigador ruso dijo que pretende interroga a los soldados para “identificar a los nacionalistas” y determinar si están implicados en crímenes contra civiles. Además, el fiscal jefe de Rusia pidió a la Corte Suprema del país que designara al Regimiento Azov de Ucrania como organización terrorista. El regimiento tiene raíces en la ultraderecha.
El Parlamento ruso tenía previsto debatir una resolución el miércoles que impidiera intercambiar a los combatientes del Regimiento Azov, según agencias rusas de noticias.
La viceministra ucraniana de Defensa, Hanna Maliar, dijo que había negociaciones en marcha por la liberación de los combatientes y planes para rescatar a los que siguen en el gran complejo siderúrgico. El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, dijo que en los planes participaban “los mediadores internacionales más influyentes”.
Mariúpol estaba en el punto de mira ruso desde los primeros días de la invasión. La ciudad quedó en gran parte devastada por bombardeos constantes y Ucrania dijo que unos 20,000 civiles habían muerto. Pero los combatientes en la planta de acero aguantaron mientras el resto de la ciudad caía ante la ocupación rusa.
En su reporte diario de inteligencia, el Ministerio británico de Defensa dijo el miércoles que la defensa ucraniana de Mariúpol “causó costosas pérdidas de personal entre las fuerzas rusas”.
Más de 260 combatientes ucranianos —algunos de ellos gravemente heridos y sacados en camilla— abandonaron el lunes las ruinas de la planta de Azovstal y se entregaron a tropas rusas, que los cachearon y se los llevaron en autobuses.
Otros salieron el martes. Siete autobuses con un número desconocido de soldados ucranianos de la planta fueron vistos a su llegada el martes a una antigua colonia penal en la localidad de Olenivka, unos 88 kilómetros (55 millas) al norte de Mariúpol.
Era imposible confirmar el número total de combatientes conducidos a Olenivka o su situación legal. Aunque tanto Mariúpol como Olenivka son oficialmente parte de la región oriental ucraniana de Donestk, Olenivka lleva desde 2014 bajo control de separatistas con apoyo ruso y forma parte de la “República Popular de Donetsk”, que no tiene reconocimiento oficial. Antes de la toma rebelde, la colonia penal número 120 era un centro de alta seguridad para reos condenados por delitos graves.
Si la captura se completa, Mariúpol sería la ciudad más grande que toman las fuerzas de Moscú. Durante el asedio, Rusia hizo atacó un hospital de maternidad y un teatro donde se habían refugiado civiles. Cerca de 600 personas podrían haber muerto en el teatro.
El bombardeo ruso en la ciudad portuaria mató a más de 20.000 civiles, según Ucrania, y dejó a los residentes que se quedaron -quizá un cuarto de su población antes de la guerra, 430.000 personas- con escasa comida, agua, calefacción o medicinas.
La defensora del pueblo ucraniana dijo que el ejército ruso también retenía a más de 3.000 civiles de Mariúpol en otra antigua colonia penal cerca de Olenivka. La defensora del pueblo, Lyudmyla Denisova, dijo que la mayoría de los civiles pasan un mes retenidos, pero los designados como “especialmente poco fiables”, como exmilitares y policías, pasan dos meses retenidos. Entre los detenidos hay unos 30 voluntarios que llevaron suministros humanitarios a Mariúpol durante el asedio, señaló.