"No pasaron dos minutos cuando se escucharon un montón de tiros": La madre de Kebyn Brayan
El pasado viernes empezó el juicio de los tres policías que mataron con seis tiros al joven de origen dominicano Kebyn Brayan
La madre de Kebyn Brayan se siente culpable porque llamó al "escuadrón de la muerte". En noviembre de 2021, tres Policías Nacionales españoles acudieron a la vivienda de Kebyn Brayan tras una llamada de su madre. Su hijo estaba alterado y había cogido un cuchillo del tamaño de pelar patatas. La policía llegó. Se escucharon 19 tiros. Y todo acabó allí, la vida de Kebyn también.
Dos años después, empieza el juicio de los tres policías que acudieron a esa vivienda de Vallecas, un barrio de la capital española. La familia pide 10 años de prisión. La defensa, la absolución. La fiscal, dos años y medio por homicidio con legítima defensa incompleta. El juez tendrá que decidir si la actuación policial fue correcta o no. La madre de Kebyn, por otro lado, no podrá decidir nada. Ella hizo esa llamada, el catalizador de la trágica muerte de su hijo.
Una llamada, 19 tiros
Eran las nueve de la noche del 26 de noviembre en Madrid, España. Ya había oscurecido. "Ring, ring", una llamada. Esther, la madre de Kebyn, había llamado a la policía. Su hijo llevaba algunos días enfadado y peleándose con su hermano. Ese día Kebyn había cogido un cuchillo de 4.1 pulgadas, el tamaño de un cuchillo de pelar patatas. Por esto el teléfono de la comisaría sonó. "Ring, ring". Una llamada de socorro. Pero la madre de Kebyn nunca imaginó que tres policías acabarían con la vida de su hijo. Nunca imaginó que escucharía "pam, pam, ta, ta, pam" 19 veces. Tampoco imaginó que las autoridades iban a matar a su hijo con 6 disparos certeros.
"Cuando llegó su hermano, le dio un manotazo y se enzarzaron. Por eso llamé a la Policía, para que le dieran un sustito y se lo llevaran al calabozo. Y le llevaran al psicólogo. No era una cosa tan grave", lamentó Esther entre sollozos en el juicio.
La madre de Kebyn se siente culpable porque llamó al escuadrón de la muerte. "No pasaron dos minutos cuando se escucharon un montón de tiros", expresó sin poder contener las lágrimas.
La abogada de la familia
La abogada de la familia, la letrada Cynthia Favero, solicitó al jurado que tome una decisión "con valentía" y aplique "el sentido común" al considerar que existen indicios de criminalidad contra los agentes. "Los agentes entraron como un elefante en una cacharrería matando moscas a cañonazos. Diecinueve disparos es una cifra ilógica, irracional y desproporcional y carente a cualquier tipo de alegación de legítima defensa. Gracias a Dios no pasó nada más, porque las balas volaron por la escalera del rellano", recalcó.
Lo que no se entiende
Esther, la madre de Kebyn Brayan, no tenía ningún motivo para pensar que esa llamada acabaría con la muerte de su hijo. Kebyn no era un chico alto ni robusto. Medía 5.5 pies y pesaba 154 libras (170 centímetros y 70 kilogramos). No era un chico con una presencia imponente. Contra tres policías no podía hacer nada. El problema es que Kebyn, presuntamente, llevaba un cuchillo de 4.1 pulgadas. El tamaño de un cuchillo de pelar patatas. ¿Hacen falta 19 disparos para frenar a un joven de 5.5 pies, 154 libras y con un cuchillo? Tres policías con escudo y chaleco antibalas actuaron, según la familia, de una forma desproporcionada.
La madre de Kebyn se siente culpable por llamar al "escuadrón de la muerte". El jurado deberá decidir si la actuación policial fue adecuada o si, por el contrario, el hijo de Esther murió de forma injusta, tras esa llamada de socorro.