Europa cambia tácticas ante aranceles de EEUU a China
BEIJING. Muchas compañías europeas que tienen fábricas en China, desde donde exportan sus productos a todo el mundo, están cambiando su estrategia a fin de evitar los nuevos aranceles estadounidenses, informó el martes una asociación empresarial a medida que se extiende el impacto de la guerra comercial entre Estados Unidos y China.
Los aranceles “golpearon inmediatamente los resultados financieros” de las empresas que dependen del libre tránsito de productos entre fronteras, declaró Mats Harborn, presidente de la Cámara de Comercio de la Unión Europea en China.
Las empresas “están cambiando sus cadenas de suministro” para que los productos que vayan destinados a Estados Unidos no pasen por China, agregó Harborn en conferencia de prensa. Destacó que una empresa trasladó el ensamblaje de sus productos a una unidad recién creada en Estados Unidos.
El aumento de los aranceles a equipos médicos, productos electrónicos y otros bienes exportados desde China abarcan también a las exportaciones de empresas estadounidenses y europeas que tienen sus fábricas en la nación asiática. Washington impuso aranceles de 25% a una serie de productos desde China por valor de 34.000 millones de dólares, ante denuncias de que China le está robando tecnologías a las empresas norteamericanas.
Diversos países europeos han criticado las políticas del gobierno de Donald Trump, pero han resistido los pedidos de China de sumársele en la disputa.
Los aranceles “son una herramienta peligrosa, muy tosca”, dijo Harborn.
También el martes, China aumentó la presión sobre Estados Unidos al dictar medidas antidumping contra las materias primas usadas para la fabricación de cables de fibra óptica.
Los productos de fibra óptica provenientes de Estados Unidos y Japón serán gravados con aranceles adicionales de entre 37,9% y 78,2%, dijo el Ministerio de Comercio de China.
Los líderes chinos han enfatizado los beneficios que obtienen las empresas extranjeras al hacer negocio con la segunda economía más grande del mundo, a fin de reducir la presión y evitar cambiar sus planes industriales, que consideran vitales para mantener su prosperidad económica y su influencia internacional.
El lunes, empresas chinas y alemanas como BASF y Volkswagen firmaron acuerdos por valor de 20.000 millones de euros (23.600 millones de dólares).
Harborn opinó que un fabricante europeo de tecnología ambiental consiguió un contrato del gobierno chino, en lugar de su competidor estadounidense, por el simple hecho de no ser norteamericano.
También el lunes, la alemana BMW AG anunció que aumentará los precios de sus camionetas SUV fabricadas en Estados Unidos y exportadas a China, debido a los aranceles más altos.
Los aranceles chinos incluyen uno de 25% sobre vehículos importados desde Estados Unidos, con lo que la cifra total asciende a 40%.
BMW exporta SUVs de una fábrica en Spartanburg, Carolina del Sur, que emplea a 10.000 personas.