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Los kurdos sirios de Alepo sufren el desplazamiento por la segunda vez

Unos 121,000 han huido de las localidades donde habían encontrado refugio en 2018 a zonas situadas más al este del país

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Los kurdos sirios de Alepo sufren el desplazamiento por la segunda vez
Las escuelas en Siria, refugio improvisado para desplazados. (FUENTE EXTERNA)

Los kurdos de Alepo, en el norte de Siria, han vuelto a sufrir un nuevo desplazamiento por la guerra en Siria: 121,000 han huido de las localidades donde habían encontrado refugio en 2018 a zonas situadas más al este del país, debido a la reciente reanudación de los combates entre facciones proturcas y fuerzas kurdas en el oeste del país.

Unas 25,000 familias (121,000 personas, según la autoridad kurda de facto en el norte de Siria) se vieron obligadas a huir después de que los insurgentes del Ejército Nacional Sirio (SPA, proturco) llegaran a un acuerdo con sus rivales de las Fuerzas Democráticas Sirias (FSD, kurdosirias) para evacuar a esas personas a principios de este mes.

Un nuevo desplazamiento

Este es su segundo desplazamiento, después de que en marzo de 2018 huyeron de la ciudad kurda de Afrin (ubicada a 112 kilómetros al noroeste de Alepo).

Y aunque el grupo Hayat Tahrir al Sham (HTS), que derrocó el pasado día 8 al régimen sirio, no se ha enfrentado directamente con los kurdosirios del FSD, los proturcos del SPA, con base en Alepo, atacaron las posiciones kurdas para expulsarles hacia el este del río Éufrates.

Mohamed Biram, de 58 años, llegó junto a su esposa, hijos y nietos desde la ciudad de Shahba (situada a 4 kilómetros al oeste de Alepo) a Qamishli (en el noreste de Siria y fronteriza con Turquía).

Desde principios de este mes, residen en las aulas de la escuela Abdul Masih Hanna Noh, en el centro de la ciudad, junto a decenas de otras familias kurdas desplazadas.

"En 2018 huimos de la ciudad de Afrin a Shahba, donde permanecimos siete años y, ahora, somos desplazados nuevamente en Qamishli", dijo Biram a EFE.

Agregó que, junto a su familia extendida, a veces viajaron con otros desplazados en sus coches y otras veces a pie, en un clima frío y sin comida.

Refugio en Escuelas

Las clases están suspendidas en la escuela primaria Abdul Masih Hanna Danho, en Qamishli, y sus aulas se han convertido en viviendas improvisadas tras ser vaciadas de sillas y mesas.

En lugar de alumnos, las clases están ahora repletas de mujeres preparando comida, lavando ropa y encendiendo fuegos para calentarse, mientras que en el patio se tiende la ropa lavada.

Los desplazados se quejan de sus malas condiciones. Hay filtraciones de agua por todas partes debido al deterioro de las tuberías de agua potable y no hay baños ni duchas. A veces, los niños hacen sus necesidades en los pasillos de la escuela y algunos refugiados no se han bañado en semanas.

Akash Suleiman, de 55 años, dejó su hogar y su negocio en Afrin en 2018 para huir también a Shahba con su familia extendida, que consta de 15 familias nucleares, incluidas las de sus hijos y hermanos.

Tres de estas familias viven en una habitación de nueve metros cuadrados en una casa sin terminar en el barrio de Halko, al sur de Qamishli. Más de 150 desplazados se han refugiado en casas similares en este barrio.

"Vine de Shahba en una motocicleta con mi esposa y mi hija pequeña, conduciendo casi 14 horas sin parar y sin dormir", añadió. "Al principio, las caravanas de desplazados eran grandes, pero en el camino se dispersaron por diferentes ciudades y pueblos bajo el control de la Administración Autónoma (la autoridad kurda de facto en el noreste de Siria)".

Niños sin escolarización

Seis de los menores de la familia de Suleiman estaban escolarizados en Afrin, y cuando la familia se desplazó a Shahba, volvieron a la escuela. Pero hoy, en Qamishli, no están estudiando a pesar de haber llegado hace 15 días.

Los refugiados han sido distribuidos en varios centros educativos de la ciudad, que ha acogido a más de 3,000 de estas familias desplazadas. Parte de ellas han sido dirigidas al Estadio Municipal 12 de Marzo, en el centro de la población.

Fatima Hasan Obeid, de 60 años, se queja del maltrato de las facciones armadas proturcas hacia los desplazados. Dijo que su hijo fue golpeado y que a ella y a sus hijas les robaron sus pertenencias y explicó que se benefició de una operación de evacuación organizada por las fuerzas kurdosirias FSD.

Maan Faris, de la asociación Sham Al Jair, dijo a EFE mientras supervisaba una operación médica para los desplazados en la escuela Abdul Masih Hanna Danho: "Aquí tenemos un equipo médico compuesto por una pediatra, una enfermera y un especialista en desnutrición, para identificar a los niños que sufren malnutrición".

"Las enfermedades más comunes son las estacionales, como el resfriado, pero también hay enfermedades intestinales y otras causadas por la contaminación del agua. Atendemos a unas cincuenta familias al día", explicó.

El pasado miércoles, la organización Human Rights Watsh (HRW) alertó de condiciones de vida "terribles" en el noreste de Siria, como falta de agua, refugio, alimentos y atención médica e hizo un llamamiento para que se garantice el paso de ayuda humanitaria.

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