Cuenca acoge la Cumbre Iberoamericana con una dulce tradición llena de historia
La tradición gastronómica de los dulces de Corpus Christi
La ciudad andina de Cuenca, situada en el sur de Ecuador, acoge la XXIX Cumbre Iberoamericana de jefas y jefes de Estado y de Gobierno, con los coloridos y deliciosos dulces de 'Corpus Christi', una tradición gastronómica cargada de historia, fe, cultura y memoria.
Las golosinas, que representan el alma dulce de Cuenca, se venden en distintos locales, que exhiben un arco iris gastronómico con aromas que envuelven y despiertan los sentidos.
Por varias generaciones, la familia de Lupe Ortega prepara estos dulces, que heredan su nombre de la fiesta católica del Cuerpo de Cristo.
"Hace muchos años hubo un sacerdote que dudó de que en la hostia estaba verdaderamente Cristo después de la consagración. Entonces hubo un milagro: empezó la hostia a sangrar", relata Lupe a EFE al explicar el origen de la fiesta que se celebra en junio en Cuenca.
Durante siete días se instalan carpas en el Parque Calderón, la plaza principal de la ciudad, donde 170 artesanos venden sus dulces, una tradición con profunda raíz religiosa que se convirtió en negocio, pues ahora se venden todos los días del año.
Más allá de lo espiritual, los dulces de Corpus Christi son un símbolo de la herencia cultural que mezcla diversos productos para crear medio centenar de variedades de dulces con chocolate, coco, frutas y leche condensada, entre otros.
Para Lupe, los más tradicionales son las quesadillas, un tipo de pan que tiene una masa especial con queso en el centro; las cocadas de leche, las roscas de yema o los "huevitos falquiteros", unas bolitas confitadas con azúcar y que contienen maní (cacahuete), manjar (dulce de leche) y leche condensada en el centro.
Aroma que abraza
Con una diversidad de exquisiteces tan amplia como tentadora, el local de Lupe huele a dulce y a tradición, que espera sigan las nuevas generaciones de su familia, donde la mayoría son hombres.
"Cuando comienzan los 'Corpus' en junio, toda la familia llega: tíos, primos llegan a ayudar porque la verdad es que es una venta loca", con transacciones por más de 500 dólares al día, cifra aupada también por los pedidos de los migrantes cuencanos.
Con la fe, la memoria y la gastronomía entrelazadas, Lupe detalla que un día normal vende hasta 40 dólares en dulces, mientras que los fines de semana y los días festivos, puede llegar a 100 dólares diarios.
Lupe espera que los delegados que participarán en la Cumbre Iberoamericana, que tendrá lugar entre el 14 y el 15 de noviembre, no solo consuman los dulces mientras coordinan políticas y fortalecen los lazos de cooperación entre sus naciones, sino que los lleven a sus países para compartir las tradiciones ecuatorianas.
Confía así en que el encuentro en Cuenca sea una muestra palpable de cómo la fe, la cultura y la diplomacia se pueden entrelazar en una manifestación de alegría y sabor.
Identidad cuencana
Los dulces del Corpus no son solamente son un deleite gastronómico, sino también una pieza esencial de la identidad cuencana.
"En la historia de la ciudad es lindo, porque en las familias, a veces vienen de otros lados para compartir el 'Corpus'", dijo al destacar que los dulces engalanan en junio una "fiesta que reúne" y en la que la iglesia participa con la realización de procesiones, mientras otros ponen bandas musicales y juegos pirotécnicos.
Entre la tradición que endulza el alma y el corazón, Lupe enumera galletas con chocolate, manjar de guayaba, arepas, roscas con naranja y canela, alfajores, confitados de frutas o remolacha (betabel) e incluso algunos con tajín.
Lupe confía en que, al compartir estos dulces tradicionales, los líderes reunidos en la Cumbre no solo degusten un manjar, sino que también participen en un intercambio de historias y herencias, creando un puente de dulzura y fraternidad que fortalezca los lazos y resalte la riqueza de la memoria compartida entre las naciones.