La controvertida carretera amazónica que Lula quiere reabrir
Científicos advierten sobre la pavimentación de la BR-319
El presidente Lula da Silva anunció la pavimentación de la Br-319, una carretera amazónica hasta ahora intransitable. Pero el proyecto pone en alerta a ambientalistas y cíentificos que temen una expansión de la deforestación. El tema ilustra las contradicciones del mandatario brasileño en materia medioambiental.
Heredada de la dictadura militar brasileña, la Br-319 atraviesa 900 km de selva Amazónica de Manaos (estado de Amazonas) hasta Porto Velho (estado de Rondonia). El tramo central de 400 km de esta carretera sin embargo ha quedado abandonado a la intemperie del clima tropical y es intransitable desde los años 80.
Para algunos, como los gobernadores locales, remodelar este tramo representaría una vía de comunicación indispensable para los intercambios comerciales regionales en medio de una sequía que dificulta la navegación en el rio Madeira, principal eje de la región.
Para otros, en cambio, pavimentar esta carretera daría vía libre a la destrucción del bosque para el desarrollo agrícola lo que llevaría a una catástrofe ambiental.
Durante una visita en la Amazonía sobre los impactos de la sequía y los incendios, el presidente Lula Da Silva anunció obras de pavimentación de 52 km adicionales de esta carretera y prometió también reactivar las obras de remodelación del tramo central para luchar contra el aislamiento de las ciudades amazónicas.
El anuncio causó inquietud de ecologistas y científicos ambientales. "El bosque Amazónico tiene una protección pasiva: no hay muchos accesos para ingresar. A la medida que se abren nuevas carreteras, es como abrir una vena a dentro del bosque para las personas que buscan tierras", advierte Britaldo Soares-Filho, investigador de la universidad de Minas Gerais.
"El frente más dinámico de deforestación es justamente la región del sur del estado de Amazonas. Y gran parte de las tierras que rodean la carretera son públicas pero no designadas como áreas protegidas o bosques nacionales. Entonces son un blanco para los ´grileiros´. El simple anuncio de la pavimentación de la carretera dispara una carrera para la búsqueda de la tierra", observa el académico quien estudia desde hace más de 2 décadas la deforestación de la Amazonia.
En Brasil se designan a los grileiros, los traficantes de tierras que falsifican títulos de tierras poniendo documentos en una caja con grillos para envejecer el papel.
Acción legal de las ONG ecologistas
En 2020, el gobierno de Jair Bolsonaro intentó ya reactivar las obras para pavimentar esta controvertida carretera. Pero el año pasado, el colectivo de ONG ecologistas Observatorio del Clima demandó el proyecto de pavimentación de la carretera Br 319 y obtuvo su paralización temporal, por violación de los derechos indígenas.
Los detractores de la carretera temen también que la degradación ambiental que ya ocurre en los márgenes de la carretera, se extienda a la parte central, si algún día se llegue a pavimentarla.
"En un artículo científico de 2021, demostramos que las tasas de deforestación alrededor de la Br-319 son casi tres veces superior a los de la Amazonía en general. Otro estudio indica que la superficie deforestada en la región aumentará 1200% comparado con el año 2011", asegura el doctor en biología, e investigador de la Universidad Federal de Amazonas Lucas Ferrante, con base a dates satelitales y modelos.
El científico que se opone férreamente a la BR 319 detalló, en entrevista con RFI, los impactos ambientales potenciales de esta deforestación masiva.
"Esto afectaría servicio ecosistémicos de la selva como la absorción del carbono y la regulación climática en Suramérica, y también el fenómeno de los ríos voladores, que es el transporte de lluvias hacia el sur de Brasil. El 70% de las lluvias del sur del país provienen de la Amazonía", agrega.
"Lula miente al mundo", acusa científico
Para justificar la reanudación de las obras de pavimentación, el presidente Lula Da Silva calificó la carretera de Br-319 de "necesidad" para Manaos y Porto Velho, dos capitales estatales, aisladas y más aún en temporada de lluvia.
"El presidente Lula miente al mundo: la carretera es intransitable desde hace décadas y Manaos es una de las ciudades más ricas porque el transporte es más rápido y barato se hace por el río Madeira. Y Porto Velho ya está conectado al resto de Brasil", acusa Lucas Ferrante.
Según el, la reapertura del tramo central de esta vía va de la mano con la expansión petrolera: "el año pasado, el gobierno abrió 9 bloques de exploración petrolera en la zona de la Br-319".
Y aunque los defensores de la carretera afirman que se colocará una valla para evitar los daños al medioambiente, con pasos aéreos y subterráneos para los animales silvestres y un control sobre quién y qué pasa por ella, el investigador estima que una autopista en esta zona de la Amazonía es incompatible con la protección del bosque.
La batalla alrededor de la carretera BR 319 no ha terminado. Tanto en tribunales como en las reunión pública, partidarios y adversarios de su pavimentación se oponen. Mientras tanto, la falta control policial deja vía libre a los traficantes de tierras que abren caminos ilegales y destruyen el bosque tropical.
La extensión de la carretera entre Manaos y Porto Velho en la Amazonía brasileña a pesar de las alertas de los ambientalistas no es la única paradoja del gobierno de Lula de Silva.
El presidente de izquierda se presenta como un campeón del clima y la deforestación ha disminuido desde su regreso al poder. Pero en junio pasado, defendió la exploración petrolera en la desembocadura del río Amazonas, para aumentar la producción de oro negro, principal fuente de emisiones de gases de efecto invernadero, causantes del cambio climático.