Falsedades y mitos sobre la dislexia
Mira qué hay de cierto respecto a este trastorno
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Es momento de hablar de la dislexia. Es un trastorno del neurodesarrollo y afecta al aprendizaje de la lectura y puntualmente a la velocidad y precisión lectora. Pese a lo que muchas personas creen, es muy frecuente. Sin embargo, hay mitos respecto a su naturaleza y aquí los listamos.
Mitos sobre la dislexia: qué es cierto y qué no lo es.
1 - Padres disléxicos, hijos disléxicos: esto es un mito. Que sus padres hayan tenido dislexia no determina que los hijos la tengan, aunque es cierto que la predispone. Si un niño tiene antecedentes, debe hacerse un seguimiento.
2 - Las personas zurdas tienen más chances: esta es una creencia muy antigua y arraigada e incluso obligaba a las personas a escribir con la mano derecha. Este mito no tiene ningún fundamento científico y ser zurdo no predispone a ningún tipo de problema de lectura o aprendizaje.
3 - Si escribe en espejo, hay dislexia: esto también es un mito. En los estados iniciales del aprendizaje de la lectura, muchos niños leen y escriben en espejo pero eventualmente lo corrigen. Si es cierto que algunos, con dislexia, arrastran esos errores por más tiempo, pero no todos lo hacen. El marcador sobre dislexia es la lectura con lentitud y errores inesperados para la edad.
4 - Se genera por un mal hábito de lectura: esto tampoco es cierto. La causa no es una sino un conjunto de variables con una predisposición genética original que genera un déficit fonológico. Pueden incidir factores biológicos, cognitivos y ambientales.
5 - Las personas con dislexia tienen un coeficiente intelectual bajo: falso. De hecho, para poder ser diagnosticado con dislexia se debe tener un coeficiente intelectual dentro de los parámetros considerados normales. La persona tiene una inteligencia normal, pero tiene una dificultad concreta para automatizar la lectura.
¿Tratamientos para la dislexia?
La intervención que mejores resultados y mayor efectividad ha demostrado es aquella que se centra en el trabajo de las habilidades fonológicas, que son la conciencia fonológica y del principio alfabético, además de la práctica de la lectura.
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