¿Por qué te cuesta tanto hacer tu presupuesto personal?
Se acabaron las excusas, hacer un presupuesto de ingresos y gastos te ayudará a enfrentar la crisis provocada por el COVID-19. Y para lograrlo, @perello_cesar, asesor en finanzas personales, recomienda olvidar esos mitos que sueles repetirte a ti mismo cada vez que te planteas comenzar el tuyo
En los últimos meses he estado insistiendo por las diferentes plataformas que suelo utilizar acerca de la necesidad de realizar un presupuesto y llevarlo a cabo para poder atravesar la situación actual fruto de la crisis provocada por el COVID 19. La razón es simple: con esta herramienta podemos evitar que la baja en los ingresos nos deje en serios problemas a aquellos que no lo estamos o que las cosas empeoren para aquellos que no se prepararon para enfrentar una crisis como esta y hoy se encuentran en una situación “delicada”.
Me han escuchado decir lo simple o complejo que puede ser un presupuesto, dependiendo del nivel de exigencia o entrenamiento de cada quien. Independientemente de su nivel de complejidad y definido de manera simple, un presupuesto es una lista de ingresos que se contrasta o se resta de un lista de gastos, ambos proyectados, y que se realiza por un periodo recomendado de doce meses. Y este es un punto importante, los presupuestos se hacen siempre a futuro. No son históricos, aunque la data histórica es muy útil para realizarlos.
La utilidad del presupuesto tanto en el área personal como en los negocios es incalculable pues provee de una guía para alcanzar los objetivos que se tienen. Pocas personas lo dudan. Ahora bien, si es así ¿por qué la mayoría de la gente, aunque lo desea y sabe que lo necesita, no logra comenzar un presupuesto? No hablo de ejecutarlo, que es un parte muy importante del proceso, me refiero a solo intentarlo. Sin duda hay muchas razones y los que trabajamos el área de las finanzas personales lo vemos a diario. Aunque tengamos puntos de vista diferentes acerca de estas razones, creo que podemos coincidir en que la mayoría de estas razones provienen de falsas creencias, o como les llaman los expertos en coaching, creencias limitantes. Son “poderosísimas” razones que usualmente se ponen como excusa o justificación para no comenzar el proceso de plantearse un presupuesto y obviamente para no llevarlo a cabo.
Aunque cada uno de los expertos en el área, incluyéndome, podría tener su propia lista de excusas, mitos o falsas creencias que la gente comúnmente suele esgrimir para no realizar un presupuesto, quiero usar y comentar la que publicó Sonia Soto en la página MSN.com edición México acerca de “los 5 mitos y errores de concepto sobre la elaboración de un presupuesto”. Según ella son:
1. Pensar que hay que tener excedentes de capital para poder presupuestar. De ser así mis queridos amigos pocos presupuestarían porque hasta a las grandes empresas a menudo no les sobra el capital. No solo en nuestro país sino en el mundo.
2. Creer que tener un presupuesto se traduce en que tengas que limitar tu ocio. Salvo en situaciones muy críticas desde mi punto de vista un presupuesto saludable debe incluir una línea para diversión, cualquiera que esta sea. Desde la jumbo hasta la misión de la Iglesia.
3. Presupuestar es sumar lo que gastaste al final del mes. Como ya dijimos se trata de proyectar no de listar información histórica. Lo pasado, pasado.
4. Pensar que solo necesitas realizar un presupuesto una vez. Esto es un trabajo constante y en progreso, no es que vivamos cada minuto revisando el presupuesto, pero precisa de revisión cada cierto tiempo para ajustarlo a la cambiante realidad.
5. Decir que No se puede presupuestar con ingresos irregulares. Basado en mi experiencia cuando se tienen ingresos irregulares es cuando más se necesita un presupuesto. En esos casos la adecuada administración del efectivo es vital para evitar moras, falta de liquidez y demás situaciones incómodas.
La realidad es que esta es una lista reducida. Siempre podremos encontrar una excusa para no presupuestar, para no organizar nuestras finanzas personales. De esta manera evitamos hacer frente a la realidad y, como dice mi madre, vivimos día a día “lo comido por lo servido”. Un presupuesto por más simple que sea, puede cambiar radicalmente esta situación y darnos una mejor visión de dónde estamos y una guía para lograr los objetivos que nos hemos propuesto.