Mudarte solo, lo que debes saber antes de dar ese importante paso
Una de las razones principales por las que vivir solos es tan frecuente en los jóvenes, es que ahora la meta es prepararse profesionalmente antes de asumir el compromiso de casarse
Mudarse solo es, probablemente, una de las mayores añoranzas entre los adultos jóvenes que buscan independizarse y crecer. Esta práctica, que en décadas pasadas no era tan común, es sinónimo de que nuestra sociedad ha ido evolucionando y de que los padres de hoy en día tienen mayor apertura y creencias menos arraigadas sobre el respeto a la individualidad de sus hijos.
Así lo concibe la psicóloga Nancy Patricia Canó, quien destaca que en la actualidad la independencia está íntimamente relacionada con la capacidad productiva, por lo que una de las razones principales por las que vivir solos es tan frecuente, es que ahora la meta es preparase profesionalmente antes de asumir el compromiso de casarse.
En este sentido, la experta indica que la globalización también ha contribuido en esa decisión, ya que cuando los jóvenes emigran a otros países para estudiar, se retrasa aún más su proyecto de vida en pareja y los empuja a mudarse solos previo a ese siguiente paso.
Canó explica que, de igual modo, hay algunos jóvenes que se ven en la obligación de abandonar el seno familiar por necesidad. “Muchos se van de sus pueblos hacia la capital para estudiar o trabajar. A veces son apoyados económicamente por sus padres, pero la gran mayoría deben valerse por sí mismos”, indica.
Además de los puntos citados anteriormente, la especialista enfatiza en que el hecho de que la mayoría de las personas que se encuentran en la adultez temprana tenga un poder adquisitivo mucho más alto que el que sus padres y las generaciones anteriores pudieron alcanzar a esa edad, son factores que inciden. “A pesar de que el costo de vida es cada vez más elevado, la juventud se las ha ingeniado para, a través de sus iniciativas de emprendimiento o de sus trabajos bien remunerados, producto de su buena preparación, poder costear su rol de adultos independientes y vivir separados de sus padres”, asegura.
Beneficios de vivir solo
Cuando un joven opta por independizarse, se puede decir que ha alcanzado plenamente la etapa de la adultez. Dar ese paso implica que es capaz de gestionar el cambio y la adaptación a su nuevo rol, asumiendo cada reto de acuerdo a sus valores, creencias, intereses, hábitos y, sobre todo, respondiendo al proyecto de vida que haya definido.
En caso de no vivir ese proceso y del hogar materno irse con la pareja, cambia de forma abrupta su rol pasivo a uno protagónico. La toma de decisiones, que antes compartía con sus padres y que no recaía directamente sobre sus hombros, a partir de ese momento adquiere una complejidad mayor. Esto, porque ahora también tendrá que responder al interés común, tanto de su persona como de la pareja, garantizando el equilibrio, la armonía y el bienestar de ambos.
La psicóloga indica que hay que tener pendiente que mudarse solo es una decisión que conlleva mucha responsabilidad, organización, estructura y madurez. “Se requieren de muchas destrezas para asumir una vida independiente”, señala, añadiendo que, por lo general, quienes optan por vivir solos son arriesgados, proactivos, con apertura a nuevas experiencias y con capacidad de planificar, definir metas y objetivos claros.
Irse de casa por conflictos familiares
Canó explica que la decisión de independizarse no debe ser influenciada por conflictos familiares, puesto que irse de la casa materna no evitará ni resolverá los problemas. “Mudarse de casa es simplemente mudar el problema de un lugar a otro y posiblemente con el agravante de que ese joven no posee las herramientas necesarias para vivir independientemente y ser exitoso en ese proyecto”.
Cuando se presentan casos de diferencias entre padres e hijos mayores, la psicóloga dice que, más allá de tomar una decisión apresurada o de la que no se está seguro, lo ideal es dar paso al diálogo que promueva la armonía y el bienestar de cada miembro. Dice que todos deben trabajar de manera individual para sanar, crecer y gestionar las emociones de forma adecuada.