La obesidad y su relación con la salud mental
Un estudio evidenció que el 51 % de las personas que vive con obesidad tiene un historial de depresión grave
Sobre la obesidad se sabe que es una condición que aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades del corazón, problemas renales o un evento cerebrovascular. Sin embargo, más allá de esas complicaciones y del físico, poco se habla sobre cómo esta afecta la salud mental de quien la padece.
Según afirman especialistas en el área, la salud mental es un componente esencial de la salud integral. Es bienestar individual y se determina por factores sociales, psicológicos e incluso biológicos. Esta puede sufrir un deterioro debido a cambios sociales, estrés, discriminación, exclusión y a un modo de vida poco saludable, lo que explica su relación con la obesidad.
“La obesidad se puede relacionar con factores psicológicos y las respuestas que tenga el individuo en determinadas experiencias emocionales, negativas o positivas”, refiere la doctora Verónica Vázquez, psicóloga clínica.
Un estudio, citado por el Centro de Apoyo de la Asociación Americana de Psicología, demostró que la obesidad en las mujeres está asociada con el aumento de depresión grave en un 37 %, mientras que otra investigación concluyó que un 51 % de las personas con esta condición tiene un historial de depresión grave. Estos estudios demuestran que, sin duda, la depresión se relaciona directamente con la obesidad como una enfermedad multifactorial.
Sin embargo, no solo la obesidad puede contribuir al desarrollo de la depresión, pues hay otros factores que influyen:
El estrés. Los factores externos que afectan el estado de ánimo y bienestar pueden contribuir a la obesidad. Las personas a menudo buscan más alimentos ricos en calorías cuando sufren situaciones estresantes. Además, cuando se está bajo niveles altos de estrés, el cuerpo aumenta la producción de la hormona cortisol. El estrés crónico y los niveles altos de cortisol en forma constante pueden estar asociados con el aumento del apetito y de peso.
Los ciclos de sueño. No dormir lo suficiente o dormir de más puede provocar cambios hormonales que aumentan el apetito. También es posible que al tener un ciclo de sueño poco saludable la persona sienta ganas de comer alimentos con alto contenido de calorías, que pueden contribuir al aumento de peso.
Los medicamentos. Algunos medicamentos utilizados para tratar enfermedades psiquiátricas pueden causar aumento de peso. Por ello, el profesional de la salud le recomendará los cambios necesarios en el estilo de vida del paciente, para contrarrestar ese efecto secundario.
La discriminación. Diversas investigaciones han demostrado que las personas que viven con obesidad son víctimas de discriminación, puesto que se les devalúa por su peso corporal, y esta discriminación, a su vez, genera problemas de salud mental, mayor enfermedad física, peor bienestar individual, bajo rendimiento académico y dificultades en el acceso a bienes de capital, educación y oportunidades laborales.
De acuerdo con Andrea Soria, asesora médico regional de Novo Nordisk, entender la obesidad y su interrelación con la salud mental es el primer paso para mejorar el tratamiento de ambas. “La salud mental es igual de importante que la salud física, una afecta la otra, y ambas son parte del bienestar de las personas”, dice, al tiempo que agrega que es necesario promover y proteger de ambas condiciones, así como crear entornos que se basen en el respeto hacia estos pacientes.