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Buena vida

Juego de volúmenes cromáticos en Naco

Como si de un cubo de Rubik se tratase, este penthouse estuvo a cargo del diseñador Héctor Bolivar.

Como si de un cubo de Rubik se tratase, el diseñador de interiores Héctor Bolívar fue el inventor de esta especie de "cubo mágico" o de rompecabezas tridimensional, que se observa a todo lo largo y ancho de este penthouse de Naco.

No en vano los tres niveles de esta infraestructura, con sus 475 metros cuadrados, dejaron de ser volúmenes planos a partir de la llegada de Héctor Bolívar, para convertirse en una trilogía de cubos (o, como se conoce geométricamente en el Diccionario de la Real Academia Española, en: "Sólidos regulares limitados por seis cuadrados iguales").

De tal modo, este creativo diseñador de interiores no solo se conformó con generar un grado de volumetría y de tridimensionalidad a lo largo y ancho del penthouse, sino que lo destacó con una paleta cromática vivaz y contrastante. Así, el área de juegos de niños -en el primer piso- procedió a ser revestida de un tono fucsia que se eleva hasta la terraza, sin dejar de envolver uno de los cubos del segundo nivel. Igualmente, la sala pertenece a otro de los sólidos que se pinta de verde y que persiste en el segundo piso hasta culminar en la azotea. Y ni qué decir del gris plomo que cubre la ‘caja' que engloba a la cocina y al área de servicio, abajo; a las habitaciones de los niños, al centro; y a una de las paredes del techo, arriba.

 

Tal y como reconoce Bolívar: "En este espacio batallan cinco tonos, pero sin sobrecargarlo", refiriéndose a los tres colores -ya descritos- junto a un azul cielo y a un gris claro. A este quinteto cromático también se suma el rojo, que se hace presente en todos los rincones como acento de color.

"El apartamento"

Esas fueron las únicas palabras pronunciadas por sus dueños al ingresar en el espacio habilitado para ellos por la firma de diseño Diagram Studio, con Héctor Bolívar a la cabeza, en apenas cuatro meses.

Al adquirir este penthouse, sus dueños lo recibieron "sin paredes, sin techo, sin piso... ¡sin nada!", según recuerda el anfitrión, quien encontró en Héctor el cómplice perfecto para la creación de "un espacio moderno, jovial y, sobre todo, fuera de lo común y de lo antes visto".

Aunque este joven matrimonio admite lo chocante que le resultó al principio la propuesta de diseño, ahora aprecia la resultante de jugar con la arquitectura y el interiorismo para lograr un estilo ecléctico-contemporáneo.

Ecléctico-contemporáneo

Para este técnico en electrónica digital y experto en dibujo técnico, que se dio cuenta a tiempo de que debía estudiar Diseño de Interiores, pasando a ser el mejor estudiante de esa carrera en apenas dos semestres, sus espacios -y este no es la excepción- son de líneas simples y en los que se luce el diseño arquitectónico.

 

Poseedor de un estilo kitsch con dejos de eclecticismo, Héctor Bolívar trabajó este espacio con elementos minimalistas que fusionó con otros de corte étnico, con la firme idea de que el apartamento se viera moderno, pero con la calidez propia de un hogar.

En la sala, por ejemplo, las cortinas metálicas prodigan un acento minimalista que es capaz de conectar con el aire indio-americano de la alfombra o con la rusticidad de una mesa lateral de tronco, pues para Héctor: "Lo importante de cada espacio es que se preste a ser descifrado, y que cada pieza sea un tema de conversación".

Contigua al estar, la sala de juegos es -literalmente- una gran caja lúdica pintada de fucsia y presidida por una lámpara Cumulus de Delta Light, suspendida en un falso techo con forma circular.

Más adelante, al fondo del pasillo del primer nivel, Bolívar creó un área familiar en forma de cilindro truncado, que incluye un área de mini-bar y un módulo de entretenimiento. Mientras que, enfrente, el comedor es un espacio equilibrado y contrastante, donde la contemporaneidad de la luminaria de suspensión y de la alfombra se contrapone a la rusticidad de la mesa y al minimalismo del conjunto blanquinegro conformado por las sillas Louis Ghost (diseñadas por Philippe Starck).

Al segundo piso se accede a través de una escalera al aire creada por Diagram Studio, con luminarias LED que enmarcan cada peldaño hasta llegar a una salita matizada por la unión de dos de los cubos arquitectónicos (el verde y el fucsia).

En este nivel se enmarcan las habitaciones de los más pequeños (a través del cubo pintado de gris plomo) y el dormitorio principal (fuera de la trilogía de cubos, pero con las vigas y columnas en consonancia con el verde y el fucsia).

 

En el tercer piso, con terraza, jacuzzi, muebles de exterior y gacebo incluidos, terminan las volumetrías cromáticas y empieza el deseo de Héctor Bolívar por un nuevo reto.

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