Entre lo dulce y lo amargo, el origen de las Habichuelas con Dulce
Este postré exclusivo de la gastronomía dominicana es parte de la tradición gastronómica de la Semana Santa
Quizá si no fuéramos dominicanos y se nos presentara una taza de Habichuelas con Dulces, el temor a probar fuera un hecho. Es que viéndolo desde la realidad cruda resulta tan extraña como deliciosa, luego de tener completa la experiencia sensorial que representa. Cada delimitación y familia le ponen su personalidad, unos las prefieren con granos, otros con pajillas de coco. Que si con casabe tostado o galletitas, con jengibre o sin él; con malagueta o clavo dulce y canela... no importa como las prefiera el paladar, lo importante es que ellas nos encantan y cuentan una historia que relata el origen de nuestro pueblo.
A razón de las investigaciones del historiador José Guerrero, el postre llega a República Dominicana con la historia de un sembrador de legumbres francés:
Francois Delalande tenía una pequeña finca de legumbres en Fort Dauphin, Saint-Domingue, donde residía con su esposa e hijos, hasta que la desgracia tocó a su puerta en persona de un mulato que solicitaba la mano de una de sus hijas, cuando para los 1700 no se permitía el matrimonio de blancos con mulatos y negros. Como era de esperarse el sembrador dio un no por respuesta y ante ella el pretendiente enfureció y con la rebelión de los esclavos de 1797, aprovechó para vengarse, matando a sus hijas y persiguiendo a la familia.
El destino los trajo a Santo Domingo, gracias a un español que se conmovió con lo ocurrido y le cedió una porción de tierra. Trajo consigo su costumbre de comer legumbres, de modo que un día, estando el militar francés Dorno Soulastre en nuestro territorio, como acompañante del general Hédouville (27 de marzo de 1798), conoció a Delalande en la colonia española donde degustó platos al estilo francés, frutos, legumbres, crema de zanahorias y frijolillos. Por merienda disfrutó de “lacticinios, confituras, pastelones de azahar, “merengues” con vainillas, dulce angélico y chocolate, entre los cuales se pueden identificar tres elementos básicos de las habichuelas con dulce: frijoles, productos lácteos y azúcar”, dice la historia contada por Soulastre y recopilada por José Guerrero. Cabe resaltar que el menú se presentó en vísperas de Semana Santa.
Con el pasar de los años, la huella gastronómica de Delalande fue enriqueciéndose y transformándose con la cocina de los dominicanos, al punto de crear un nuevo plato que hoy conocemos como Habichuelas con Dulce y que forma parte de la tradición de Semana Santa.