Detrás de “A tiempo de tres”
Los coreógrafos Carlos Veitía y Stephanie Bauger comparten la misión detrás de su pasión por la danza mientras se preparan para la función “A tiempo de tres”.

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El espectáculo “A tiempo de tres” llegó a la Sala Manuel Rueda (y permanecerá hasta el 26 de octubre). El Patronato Dominicano por la Danza presenta esta función -coordinada por Stephanie Bauger- que reúne la visión de cuatro coreógrafos internacionales y nacionales, además de la interpretación de 25 bailarines profesionales dominicanos.
A propósito de la función, vamos detrás de la cortina para conversar con los bailarines y coreógrafos Carlos Veitía y Stephanie Bauger, y así conocer sobre la misión detrás de su pasión por la danza que sirve de combustible a sus longevas carreras.
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¿Cómo empezó su pasión por la danza?
Stephanie Bauger: Mi pasión por la danza empezó como observadora cuando tenía unos cinco años. Mi madre era maestra y coreógrafa de la Academia de Ballet Magda Corbett; ahí comenzó mi acercamiento a la danza, observándola impartiendo clases. Ella también impartía unas clases de ejercicio para bailarinas, y yo las tomaba. Ahí me di cuenta de que tenía una facilidad para ese arte, que me gustaba mover mi cuerpo y que quería ser bailarina.
Carlos Veitía: Era hijo de una bailarina cubano-dominicana, Clara Elena Ramírez, que llegó al país en 1963. Vino de Cuba porque pensaba que aquí hacía falta desarrollar el ballet y comenzar a verlo de una manera más profesional; hacía falta formación. Entonces, estuve inmerso en ese mundo desde pequeño. Mi padre, Miguel Veitía, era un hombre muy sensible y abierto a todo. Era muy tranquilo, muy diferente a mi; yo soy tan nervioso (se ríe). Siempre me apoyó.
Yo crecí en ese mundo artístico. Mi abuelo dominicano era pintor y mi mamá era músico, aparte de ser profesora de ballet, y entonces crecí en un mundo de música popular y clásica, con los sentidos muy abiertos a todo. Yo no planeaba hacer nada de la danza; pensaba que sería piloto de aviones comerciales. Pero después me di cuenta que realmente era artista. Entonces, me fui a la Escuela Cubana de Ballet en Miami y luego entré a la Compañía, que se llamaba Ballet Concerto of Miami -por eso le puse Ballet Concierto Dominicano a la escuela- y luego audicioné y bailé profesionalmente con el Boston Ballet durante varios años.
Después regresé al país y ayudé a formar el Ballet Clásico Dominicano, que luego el gobierno nombró Ballet Nacional. Junto a Eduardo Villanueva, le dimos un repertorio a la compañía. Luego, junto a mi mamá fundé Ballet Concierto Dominicano como escuela y como compañía, hasta el sol de hoy.

¿Qué los mantiene apasionados con el pasar de los años?
CV: Mi pasión siempre ha sido la misión de llevar la danza como modo de educación y de crear una profesión para la gente. Tú puedes rescatar a muchas personas; no solamente a los artistas que han venido de un nivel social pudiente, sino también a los de escasos recursos. Lo hemos hecho a través de esto; encuentran una vía no solamente para su sustento, sino para su razón de vivir.
Desde chiquito me fue inculcado un sentido un poquito patriótico y romántico. Sabía que en Estados Unidos quizá podía lograr cosas, pero más me pudo volver a mi país y ayudar a desarrollar el ballet aquí, tanto desde el sector oficial como desde el sector privado.
Mi misión es esa: desarrollar el ballet aquí y mi pasión verdaderamente es educar, porque entiendo que el arte puede ayudar a rescatar los países. Nuestro país necesita mucha orientación y necesita mucho amor hacia su gente, porque si no lo hacemos nosotros, ¿quién lo va a hacer?
Esa ha sido mi pasión siempre, a través de la danza. Quizá lo hubiera hecho a través de otra cosa, pero creo que si hubiera sido piloto, solamente hubiera podido traer y llevar gente, con una gran responsabilidad. Pero esto es educación.
SB: Lo que me mantiene apasionada a la danza durante tantos años, bueno, eso ha mutado bastante, porque desde chiquita lo que más me atrajo a la danza fue estar ocupada y activa, y aunque no lo creas, la disciplina. Luego, cuando fui a estudiar a Cuba, continuó siendo la disciplina, tomármelo súper en serio. Después, cuando me gradué como bailarina profesional y trabajaba en el Ballet Argentino de Julio Bocca, ya se tornó más serio.
Una vez llegada a mi país, lo que me sigue apasionando es que para un bailarín, maestro, coreógrafo o un verdadero amante de la danza, esta es una carrera interminable. El camino sigue, sigue, sigue hasta el resto de tu vida; aunque nos parezca extraño hablar de que somos bailarines -porque ya no bailamos-, seguimos siendo bailarines para el resto de nuestras vidas. Yo creo que tanto Carlos Veitía como Marinella Sallent y yo, en este caso, seremos bailarines para el resto de nuestras vidas, porque aunque ya no bailamos, motivamos a otros cuerpos a bailar.
La pasión por la danza va a seguir para siempre. Es imposible no ser apasionado en cualquier arte; a nosotros los artistas nos permite decir lo que no podemos decir, lo que no es suficiente decir con palabras. Mediante el arte podemos expresar muchas cosas, y el espectador puede interpretar otras cosas. Eso nos mantiene apasionados, tanto al artista como al espectador.
¿Qué la motivó a volver al país luego de bailar en Argentina por ocho años?
SB: Volví a mi país después de ocho años por una lesión de rodilla- que me impidió seguir bailando por muchos años, así que regresé tratando de recuperar poco a poco, hasta que el cuerpo ya no pudo dar lo suficiente. Gracias a la propuesta de Marinella Sallent, que era directora del Ballet Nacional Dominicano en ese entonces, me dediqué a ser maestra y ensayadora del Ballet Nacional Dominicano.
A raíz de esa propuesta me he quedado en el país, enamorada de todo el talento dominicano y de todas sus ganas y su pasión. Por eso, siendo miembro del Patronato Dominicano por la Danza, el propósito es ayudar al crecimiento de la danza dominicana para que pueda seguir creciendo hasta ocupar un excelente lugar en el Caribe, en América y luego en el resto del mundo. Creemos que lo podemos lograr, porque el talento nos ha enseñado y nos muestra que somos capaces.
Cuando eres un artista que ha trabajado en el exterior por varios años y regresas a tu país natal, te das cuenta de que a nosotros no nos falta talento, sino que nos faltan oportunidades. Desde que llegué he estado motivada a fomentar estas oportunidades, y “A tiempo de tres” es un excelente espacio para promover la necesidad que tenemos de seguir creciendo. Nos faltan más oportunidades y una audiencia mayor para que las oportunidades sigan surgiendo y que todos los bailarines sigan motivados a seguir adelante.

¿Cuál fue la motivación detrás de “A tiempo de tres”?
SB: La motivación de “A tiempo de tres” es ayudar a los bailarines que no tienen un espacio físico donde bailar y promover la danza en la República Dominicana. Además, queremos fomentar el crecimiento de un público amante del ballet y de la danza en general.
Le sumo el trabajo en colaboración. Tres instituciones están colaborando: el Ballet Nacional Dominicano, Endanza Juvenil (que es la joven compañía de la Escuela Nacional de Danza) y Ballet Concierto Dominicano. En el trabajo en colaboración naturalmente se suman los bailarines a las instituciones, y eso nos ayuda a crecer. “A tiempo de tres” surgió del deseo de colaborar y crecer, tanto como artistas, como coreógrafos, como maestros y como bailarines.
“A tiempo de tres”, una apuesta por el ballet clásico dominicano
En “A tiempo de tres” se presentarán cuatro piezas de cuatro coreógrafos: ‘Together Clinging’ de Carlos Pons Guerra, ‘Memorias de Dorado’ de Annabelle López-Ochoa, y ustedes presentarán ‘@3’ (Bauger) y ‘Danzón’ (Veitía). ¿Qué nos pueden contar sobre sus piezas?
SB: ‘@3’, que es mi pieza interpretada por cuatro bailarinas -Patricia De León, Karla Espaillat, Demi Marie Issa y Cora Collado- fue inspirada en mi relación con mis amigas más cercanas, observando mi experiencia como amiga, con todos los conflictos que conlleva tener una relación, pero también la hermandad que se crea; somos cómplices de todo lo que nos sucede. Con la interpretación y el aporte artístico de las bailarinas hemos logrado una pieza muy versátil complementada por el ‘Adios Nonino’ de Astor Piazzola, una música con muchos matices dentro de la misma pieza musical.
CV: ‘Danzón’ es una pieza que monté hace unos años para el Ballet Nacional. En esta ocasión, lo está haciendo este nuevo ensemble de estas tres instituciones. ‘Danzón’ es una composición de Arturo Márquez que representa el baile que los latinoamericanos hemos estado viviendo a través de la lucha -de la búsqueda de nuestra independencia, de nuestra libertad y de nuestra identidad-, esa lucha que ha sido tan difícil, pero que poco a poco se va logrando a partir de la búsqueda de los pueblos.
Es una danza melancólica, elegante, nostálgica de la belleza y de la estética de otras épocas... pero luego se convierte; debajo tiene un mundo dramático. Empieza elegante y termina siendo una pieza muy fuerte, muy enérgica, muy dramática, como somos los latinoamericanos.
¿Cómo fue la experiencia de realizar la coordinación artística de esta función?
SB: Como coordinadora artística he tenido experiencia con Endanza Juvenil; tenemos cuatro años haciendo espectáculos. Pero, por supuesto, ahora estamos hablando de un espectáculo con bailarines profesionales y es mucho más riesgoso. Creo que es un gran reto pero en esta coordinación nunca he estado sola, así que no puedo decir que completamente es una coordinación artística mía, porque siempre han estado presentes las voces de mi mentora Marinella Sallent (la directora de la Escuela Nacional de Danza), de Armando González, de Carlos Veitía y de Sarah Esteva.
¿Cómo fue su experiencia trabajando con Stephanie Bauger?
CV: Para mi ha sido muy interesante trabajar con Stephanie. Ella es una bailarina de experiencia -a pesar de que es muy joven- que bailó en la compañía de Julio Bocca en la Argentina. Y ahora ha regresado al país a dar su aporte.
Ella está ahora mismo trabajando en Endanza. Es muy talentosa; tiene mucha preparación. Por iniciativa de ella estamos haciendo esta función; ella llegó con este proyecto al Patronato Dominicano por la Danza, que es una institución que ayuda a la danza clásica en nuestro país. Entonces, ella tuvo la idea de escoger los talentos profesionales jóvenes más preparados del país para poner en escena esta nueva propuesta.
¿Cuáles son sus expectativas de esta nueva propuesta que traerán a escena próximamente?
SB: Me siento nerviosa porque es un reto muy grande, pero contenta a la vez de ver los resultados. Creo que será un buen espectáculo para toda la familia; incluye cuatro piezas de diferentes coreógrafos -dos internacionales y dos nacionales- basadas en la técnica clásica del ballet, pero cada uno con una interpretación distinta.
CV: Esta propuesta es de un sentir muy latinoamericano, pero también tiene la técnica universal del ballet. Hemos hecho este collage en esta nueva producción que quisiera que el público descubriera. Si van, se darán cuenta de que hemos avanzado mucho y seguiremos avanzando en el ballet, si tenemos el apoyo del público y el amor de los amantes de la danza.