¿Cómo elegir un voluntariado?
Elegir un voluntariado no es tan espontáneo o circunstancial como pudiera parecer. Ni todo el mundo es capaz de ser voluntario: unas cualidades específicas y unas normas que hay que respetar son la diferencia entre hacer el bien... o “no hacerlo bien”
Esta historia es parte del especial “Los retos del voluntariado en República Dominicana” de Diario Libre, realizado por Mayra Pérez, Jessica Leonor, Laura Ortiz, Beatriz Bienzobas e Inés Aizpún.
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SERVIR-D ayuda a formar voluntarios, a identificar la labor que pueden desempeñar con más éxito, tanto a nivel personal como con voluntariados corporativos, y a entender el significado y el valor que puede aportar a la vida personal y al grupo al que se sirve. Julia Tavares-Bucher, su coordinadora general, aporta en este A Fondo de Diario Libre las claves aprendidas con la experiencia de los años en el voluntariado.
El sentido (no el fin) del voluntariado ha cambiado con el tiempo... ¿Cree que ahora se enfoca desde un sentido más ciudadano que religioso o de caridad?
La cultura de voluntariado ha aumentado significativamente en el mundo en las últimas décadas. No importa cuál sea la motivación, ya sea un deseo auténtico de aliviar el sufrimiento de otros o el deseo de transformar la sociedad, “hacerse voluntario” constituye una forma de participación ciudadana necesaria para los procesos democráticos y de desarrollo.
El voluntariado no siempre está vinculado a una motivación o práctica religiosa, pero ciertamente responde a una necesidad espiritual, en tanto que satisface un deseo interior de la persona, que va más allá del ego o de los beneficios económicos.
El voluntariado, adecuadamente acompañado, forja ciudadanos más sensibles a las necesidades de los demás y más comprometidos con los problemas sociales, con más hondura y con una perspectiva de la vida más auténtica y esperanzadora. El voluntario se va transformando en un mejor ciudadano, mejor familiar, mejor empleador, mejor empleado... en fin, en mejor persona.
¿Basta la voluntad de querer hacer algo por los demás o se necesita una preparación?
En nuestra experiencia, la voluntad de servir no siempre es suficiente para brindar un servicio que realmente beneficie a quienes pretendemos ayudar y que a la vez nos transforme en mejores personas. Creemos, por tanto, que la formación es esencial para alcanzar ese doble objetivo. Para que un voluntariado dé buenos frutos, es necesario saber qué se espera del voluntario y qué puede esperar él de su voluntariado; cuál es el contexto social y cultural en el que va a servir; qué le ayudará a mantener su motivación viva y a perseverar ante las dificultades que se pueden presentar. La formación y el acompañamiento del voluntario son esenciales para que las personas a quienes se sirve se reconozcan a sí mismos como personas dignas y no como objetos de la caridad. Es por eso que SERVIR-D ha desarrollado un programa de formación básica de 12 horas de duración que se ofrece dos veces al año como requisito para quienes deseen integrarse como voluntarios en una obra de bien social vinculada a nuestra institución. También hemos desarrollado un curso virtual que se ofrece una vez al año con el aval académico de UNIBE. El contenido de nuestro programa de formación es el siguiente:
• El voluntariado en el mundo actual.
• Herramientas para un voluntariado eficaz.
• Análisis de la realidad social dominicana.
• Cultura de la pobreza.
• Modelos de solidaridad.
• El voluntariado al servicio de la justicia social y el bien común.
• Espiritualidad del voluntariado.
Además de los programas de formación, SERVIR-D también ofrece charlas, talleres y otras actividades formativas que buscan fomentar un espíritu de servicio en nuestra sociedad y que se ofrecen en diferentes escenarios según la demanda.
SERVIR-D guía a las empresas a organizar voluntariados en sus estructuras. ¿Es una tendencia en el país o las empresas todavía son tímidas?
El voluntariado corporativo es una práctica que también va en aumento en el mundo y la República Dominicana no es la excepción. El sector empresarial dominicano se hace cada vez más consciente de que tiene una responsabilidad social que cumplir y de que esta, a su vez, contribuye a su propia sostenibilidad. Creemos que todavía hay mucho por hacer para que los programas de voluntariado corporativo sean realmente estratégicos, innovadores y de alto impacto.
Para impulsar y animar el desarrollo del voluntariado corporativo en esa dirección, SERVIR-D ofrece talleres, charlas y conferencias sobre voluntariado empresarial que han contado con el apoyo entusiasta de las principales empresas del país. Además, hemos ofrecido orientación a muchas empresas sobre cómo estructurar sus programas de voluntariado corporativo para que tengan un mayor impacto en el largo plazo.
El voluntariado corporativo implica trabajar con la comunidad; crear alianzas para desarrollar programas que respondan a las necesidades y posibilidades tanto de las empresas como de las organizaciones sociales; motivar, capacitar e involucrar a sus empleados para participar en los programas y en las actividades que se diseñen; evaluar el impacto de los programas en los colaboradores, la comunidad y, por supuesto, en la empresa misma.
Esto último es muy importante, ya que si la empresa no logra ver los beneficios que recibe (por ejemplo: mejor clima laboral, aumento de sentido de pertenencia, imagen ante la sociedad, etc.) disminuirá su compromiso con esas iniciativas y se limitará a aportes filantrópicos, que no requieren de la gestión, la planificación y el compromiso que el voluntariado corporativo demanda. Tampoco derivará los beneficios de involucrar a sus colaboradores en actividades y proyectos en favor de las organizaciones sociales.
Los voluntariados ayudan al Estado en campos en donde no llega. Pero, ¿no puede hacer el Estado algo más para propiciarlo? ¿Ayudas fiscales, descuentos...? ¿O es mejor mantenerse independientes totalmente?
El Estado debe hacer todo lo que esté a su alcance para propiciar el voluntariado porque una cultura de gratuidad conduce a una sociedad más humana y solidaria, a individuos ecológicamente responsables y a ciudadanos más comprometidos con su país. Todo lo relacionado con el voluntariado es ganancia para una sociedad. ¡Eso es incuestionable!
Aunque todavía está sin reglamento, en República Dominicana la Ley 61-13 establece el régimen jurídico del voluntariado, regulando los derechos y obligaciones que surgen de la relación entre las personas voluntarias y las entidades sin fines de lucro, así como su colaboración con la administración nacional y municipal.
Dicha ley también dispone algunas medidas que buscan fomentar el voluntariado, como por ejemplo: que el servicio voluntario sea valorado dentro de los criterios establecidos para participar en concursos públicos de asignación de fondos, becas o cargos dentro de organismos gubernamentales o para la integración del voluntariado en los programas y planes para la ejecución de la Estrategia Nacional de Desarrollo. La ley también prevé que los organismos e instituciones del gobierno y los ayuntamientos, dentro de sus respectivos presupuestos, puedan asignar subvenciones para la financiación de acciones voluntarias.
Actualmente, debido a la severa crisis económica y de salud que atraviesa el país, el Estado puede verse limitado para ofrecer estas ayudas y considerar otras acciones e iniciativas para el fomento del voluntariado en nuestro país.
Sin embargo, se podría ir contemplando acciones en diferentes ámbitos, como por ejemplo, cambios en el currículo escolar para que las “horas comunitarias” requeridas tengan el sentido y la profundidad interior para transformar a los jóvenes que las realizan. Asimismo, las oficinas gubernamentales podrían contratar programas formativos para que su personal, al igual que los voluntarios, pueda desarrollar una visión más amplia y comprensiva de la realidad en que vivimos y trabajamos, de la justicia social y el bien común, entre otros temas que ayuden a formar buenos servidores públicos.
Los voluntariados difícilmente puedan subsistir sin asignaciones y ayudas del Estado. Por tanto, no sería viable que fuesen totalmente independientes. Estado y voluntariado deben apoyarse mutuamente, porque aunque la labor del voluntario no sustituye al Estado en sus responsabilidades, sí actúa como agente de cambio y transformación de la sociedad, lo cual es un plus para el Estado.
En países como Estados Unidos el voluntariado está muy arraigado. ¿Aquí está creciendo o el ritmo de la vida diaria está impidiendo a muchos (sobre todo mujeres que se incorporan al mercado laboral) a dedicar su tiempo?
La cultura de voluntariado ha crecido en nuestro país y vemos que cada día hay más personas con deseos de ser voluntarios. A pesar de la indiscutible limitación de tiempo, muchas personas se acercan a SERVIR-D para formarse y luego integrarse a alguna obra de bien social. La mayoría de los voluntarios que toman nuestra formación, trabaja y tiene familia, pero son personas que hacen una elección: entre las múltiples posibilidades para ocupar su limitado tiempo, escogen el ayudar a otros. Los temas de seguridad personal o del tránsito congestionado, entre otros, podrían desalentarlos y hasta hacerlos desistir, pero los voluntarios invariablemente eligen superar las dificultades y comprometerse con el servicio y la ayuda a los demás.
En SERVIR-D tratamos de que las personas encuentren modos de intervenir en la sociedad sin que descuiden sus obligaciones familiares y laborales. A veces parece poco el tiempo que se dedica al voluntariado, pero la constancia va dejando su huella en la sociedad, en las poblaciones que reciben apoyo y en el voluntario mismo. Es como la gota de agua que cae sobre una piedra. No es la fuerza de la gota, sino la constancia de su caída la que va horadando la roca.
Las oportunidades de voluntariado en las empresas y las comunidades religiosas permiten que muchas personas con deseos de servir puedan saciar esa necesidad que, por su agitado ritmo de vida no podrían satisfacer en otros espacios.
Seamos egoístas: ¿qué beneficios tiene el voluntariado para el que lo ejerce?
En un primer nivel, el ejercicio del voluntariado tiene múltiples beneficios para quien lo practica, tales como conocer nuevas personas, adquirir nuevas experiencias y competencias, construir currículo, descubrir dones que desconocían, entre otros.
En un nivel más profundo, el mayor beneficio del voluntariado se deriva de la experiencia de la gratuidad, de verse a sí mismo desde la mirada de ese otro a quien le has prestado ayuda, de ser parte del sueño de otra persona. El gran regalo del voluntariado se da en la fraternidad, en poder contribuir para que todas las personas gocen de los mismos derechos, de la misma dignidad y del mismo respeto en la sociedad... descubrir que todos somos iguales y que yo puedo, con mi intervención, hacer posible esa igualdad. El voluntario puede experimentar satisfacción porque se da sin esperar nada a cambio. Ahí está la gran paradoja del voluntariado... que el voluntario va dispuesto a dar y termina recibiendo más de lo que da.
¿Cómo está organizado SERVIR-D? ¿Es independiente, pertenece a alguna red?
SERVIR-D es una institución sin fines de lucro (ASFL) establecida en el 2004 como una obra social de la Compañía de Jesús (Jesuitas) dirigida por laicos. Está abierta a toda persona, independientemente de su religión, nacionalidad, sexo, edad, condición social, orientación política, etc. Basta el deseo de servir.
Actualmente hay más de 20 organizaciones de bien social vinculadas a SERVIR-D, incluyendo hogares de niños en situación de vulnerabilidad, centros comunitarios y educativos en sectores marginados, asilos de ancianos, entre otros. Estas instituciones requieren de voluntarios y colaboradores para llevar a cabo su trabajo en favor de personas y poblaciones desfavorecidas.
Igualmente, SERVIR-D colabora con otras asociaciones e iniciativas de voluntariados como la Asociación Dominicana de Voluntariados Hospitalarios y De Salud (ADOVOHS), Sirve Quisqueya y Progresando con Solidaridad, entre otros.
¿Cómo debe elegir su voluntariado una persona que esté interesada?
Una persona elige su voluntariado a partir de sus propios intereses, de su propia historia personal. Pero en sentido general, los factores principales a tomar en consideración son: el tiempo que puede dedicarle al voluntariado; la población con la que prefiere relacionarse (niños, adultos, ancianos, enfermos...); la clase de trabajo que puede ofrecer (acompañamiento, tutorías, servicios profesionales, etc.); y las ubicaciones geográficas donde podría llevar a cabo su voluntariado. Tomando en consideración estos factores, en SERVIR-D ayudamos a las personas interesadas a identificar una organización social que requiera de un voluntario con su perfil.
Debido a que hay muchas personas que no pueden integrarse a una organización social de manera regular, SERVIR-D también ofrece la oportunidad de participar en actividades puntuales organizadas por estas organizaciones sociales y otras instituciones afines que solicitan voluntarios para algún proyecto específico.
¿Cómo está afectando el COVID-19 los programas que ustedes apoyan?
Aunque por causa de la pandemia se ha restringido la participación presencial de los voluntarios en las obras de bien social vinculadas a SERVIR-D, han surgido nuevas necesidades y a su vez nuevas formas de participar y de colaborar. Hay voluntarios que apoyan de manera no presencial haciendo llamadas solidarias a personas que atraviesan por situaciones difíciles, organizando actividades recreativas por la plataforma Zoom, dando clases de inglés de manera virtual, apoyando en el diseño de campañas de recaudación a través de redes, entre otras.
De manera que, en este tiempo de tantas limitaciones, han surgido oportunidades para ayudar de manera virtual y no presencial. Aunque esta modalidad de ninguna manera sustituye la acción presencial, sí creemos que puede permanecer cuando pase la situación actual y que ambas se complementarán para que el voluntariado siga creciendo y aportando, tanto a las necesidades de las organizaciones que lo necesitan como a los voluntarios que buscan maneras de servir.