El auge del comercio entre Moscú y Pekín exaspera a Washington
El 40 % de las importaciones rusas proceden de China
La visita del secretario de Estado estadounidense Antony Blinken a Pekín fue cancelada a causa del globo chino que sobrevolaba Estados Unidos. Fue una oportunidad perdida para tratar un tema que irrita cada vez más a la Casa Blanca: el floreciente comercio entre China y Rusia, desafiando las sanciones occidentales, incluidas las relativas a equipos militares.
A lo largo de 2022, empresas estatales chinas de defensa entregaron productos civiles y militares de doble uso a fabricantes de armas rusos incluidos en la lista negra de Estados Unidos, según una investigación de The Wall Street Journal. Algunos de los productos enviados a Rusia se incorporan directamente a equipos militares utilizados contra Ucrania.
El diario estadounidense examinó los registros aduaneros rusos, basándose en datos facilitados por el Centro de Estudios Avanzados de Defensa de Estados Unidos. Pekín no ha suministrado armas letales a Rusia -al menos, no hay pruebas de ello hasta ahora-, pero participa activamente en la elusión de las sanciones. Este es uno de los temas que se iban a tratar durante la visita de Antony Blinken.
China, principal fuente de abastecimiento de Rusia
El 40 % de las importaciones rusas proceden de China. Entre otras cosas, Pekín se ha convertido en su mayor proveedor de semiconductores. Las importaciones rusas de chips electrónicos cayeron tras la aplicación de las restricciones, para volver a aumentar en los meses siguientes. Hoy, casi han vuelto a los niveles de antes de la guerra.
El comercio global entre ambos países se disparó en 2022 hasta los 190,000 millones de dólares, un 30 % más que el año anterior. Este año, Moscú espera superar los 200,000 millones de dólares. Justo antes del comienzo de la guerra en Ucrania, ambos países firmaron un acuerdo de asociación, conocido como "sin límites".
¿Se acabaron los límites a la cooperación entre China y Rusia?
El Kremlin insiste en este aspecto "sin límites" mencionando convenientemente el potencial de crecimiento del comercio bilateral. Pero hay límites claros establecidos por Pekín. China se abstiene de ayudar financiera y militarmente a Rusia como ésta solicita. Prefiere importar las materias primas, petróleo, carbón y gas ruso, que necesita. Y exporta lo que le conviene.
El número de coches chinos vendidos en Rusia se duplicó en 2022. Pero la inversión china en Rusia no ha despegado. China sigue siendo oportunista en su relación económica con su vecino y deudor.
El otro techo para Moscú es el desequilibrio comercial porque la relación beneficia claramente a China. Rusia depende cada vez más de China, pero sólo representa el 3 % de su comercio.
Pekín también mide sus lazos con Rusia en función de su relación económica con EE. UU.
China considera a Estados Unidos un gran rival, al que quiere superar económicamente y contener en términos de influencia.
El fortalecimiento de los lazos económicos y diplomáticos con Rusia le ayuda a alcanzar este objetivo, pero la salud de la economía china también depende de un comercio dinámico con Estados Unidos. A pesar de la guerra tecnológica, Estados Unidos sigue siendo el primer socio comercial de China.
Ahora que el gigante asiático ha salido de su política de Covid cero y de la parálisis de la economía que provocó, su prioridad es restablecer el crecimiento. Y por el momento, la relación económica con Estados Unidos es mucho más importante que el comercio con Rusia.
Una vez más, el pragmatismo se impone en Pekín.