Mercosur llega a su cumbre con histórico pacto y busca superar la frustración
El bloque está en pleno proceso de revisión de su arancel externo común
La marcha del Mercosur siempre ha estado condicionada por las agendas domésticas de sus socios
El Mercosur llega la próxima semana a su cumbre semestral con un histórico acuerdo con la Unión Europea bajo la manga con el que busca dejar atrás la frustración por los escasos avances comerciales del bloque, que aún tiene pendiente la adhesión de Bolivia y a Venezuela suspendida por una crisis no resuelta.
1. El acuerdo más anhelado
Argentina, que este semestre presidió el bloque, presentará en la LIV cumbre del Mercosur el logro sobresaliente de su Presidencia: el acuerdo de asociación estratégica sellado con la Unión Europea (UE) el pasado 28 de junio en Bruselas.
El pacto, que creará una de las mayores áreas de libre comercio del mundo, fue negociado durante 19 años, un proceso complejo, que ha requerido cerca de una treintena de rondas de intercambio y que se estancó más de una vez por los vaivenes políticos y económicos a ambos lados del Atlántico en estas dos décadas.
El acuerdo entrará en vigencia cuando sea ratificado por los parlamentos de los miembros de ambos bloques, lo que podría demorar no menos de dos años, pero su firma representa para el Mercosur, más allá de su potencial impacto económico, sacarse de encima el lastre de no haber podido firmar en los últimos años ningún acuerdo comercial de peso.
2. Hacia un Mercosur más moderno
El acuerdo con la UE viene además a dar aire fresco al bloque fundado en 1991 por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay y que desde hace tiempo no esconde su sensación de insatisfacción por los frutos magros del proceso integrador, un comercio intrarregional alicaído y constantes reclamos de algunos socios sobre la necesidad de flexibilizar las normas del bloque hasta el punto de permitir a los miembros negociar acuerdos comerciales en forma bilateral, por afuera del Mercosur.
En este contexto, Argentina ha impulsado este semestre una agenda orientada a “modernizar” el bloque, incluyendo una propuesta de reforma institucional para hacer más eficiente su funcionamiento.
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3. La revisión del arancel externo común
El bloque está en pleno proceso de revisión de su arancel externo común (AEC), la tasa vigente desde hace un cuarto de siglo que deben pagar los bienes para ingresar al mercado común suramericano.
Una bajada generalizada del AEC, particularmente de los bienes de capital y los bienes intermedios que se importan para procesos manufactureros, daría una mayor competitividad al Mercosur al bajar los costes para ciertas cadenas de producción con capacidad exportadora.
El arancel máximo del bloque es del 35 %, pero el promedio aplicado es del 11,5 %, aunque para algunos bienes intermedios la alícuota llega al 20 %.
4. Otras negociaciones en curso
Durante el primer semestre del año, además de sellar el pacto con la UE, el Mercosur ha progresado en otras negociaciones externas.
Una de las más avanzadas es con la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA, por su sigla en inglés, integrada por Islandia, Noruega, Suiza y Liechtenstein). La última ronda negociadora se realizó en junio en Ginebra.
Los suramericanos también mantienen conversaciones con Canadá para un tratado de libre comercio. En la quinta ronda, realizada en marzo en Ottawa, lograron avances en capítulos como facilitación del comercio, buenas prácticas de regulación y propiedad intelectual. Mercosur apuesta a cerrar el acuerdo antes de finales de este año.
Corea del Sur es otro de los objetivos del Mercosur. Se trata de la primera negociación comercial del bloque con una nación de Asia del Este. El pacto que se negocia es amplio e incluye disciplinas como comercio de bienes, servicios, compras públicas, inversiones y comercio electrónico, entre otras. Mercosur aspira a sellar el acuerdo durante 2020.
La negociación más reciente, abierta en abril pasado, es con Singapur, el primer miembro de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean) con el que el Mercosur busca un acuerdo.
5. Hacia la incorporación plena de Bolivia
El proceso de adhesión plena de Bolivia al Mercosur aún está pendiente.
El Protocolo de Adhesión del Estado Plurinacional de Bolivia al Mercosur fue firmado en julio de 2015, pero aún no ha entrado en vigencia porque el Parlamento de Brasil todavía no ha dado su ratificación al acuerdo.
El protocolo da un plazo de cuatro años, desde su entrada en vigor, para que Bolivia incorpore toda la normativa y el arancel externo común del bloque.
6. La crisis de Venezuela, siempre en agenda
La crisis social, económica y política que desde 2013 vive Venezuela ha dominado los debates políticos en el seno del Mercosur principalmente desde 2016.
Finalmente, el 5 de agosto de 2017 el Mercosur suspendió a Venezuela por considerar que en ese país hubo una “ruptura del orden democrático” por parte del Gobierno de Nicolás Maduro.
Con todo, la posición de los miembros del bloque no es del todo unívoca respecto a la situación en Venezuela y cómo ayudar para lograr un llamado a elecciones libres en el país caribeño.
Uruguay conforma junto a México, Bolivia y la Comunidad del Caribe (Caricom) el Mecanismo de Montevideo, una iniciativa para impulsar el diálogo político en Venezuela, y no ha reconocido al titular de la Asamblea Nacional (Parlamento venezolano), Juan Guaidó, como presidente encargado del país caribeño, función que desempeña desde enero pasado.
En cambio, Argentina, Brasil y Paraguay reconocen a Guaidó como presidente encargado de Venezuela e integran el Grupo de Lima, con posiciones más duras respecto al régimen de Maduro.
7. Las agendas domésticas pesan
La marcha del Mercosur siempre ha estado condicionada por las agendas domésticas de sus socios.
Esta vez, dos de sus miembros, Argentina y Uruguay, están zambullidos en la campaña para elecciones presidenciales -ambas serán en octubre-, con el añadido de que Mauricio Macri está volcado a buscar su reelección al frente de la Casa Rosada en un contexto de recesión económica en su país.
En Brasil, en tanto, Jair Bolsonaro deberá asumir el miércoles próximo su primera Presidencia al frente del Mercosur con un escenario interno complicado tras el cambio de signo político en Brasil, concretado en enero pasado, con críticas a sus políticas y una economía de magro crecimiento.
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