La ayuda humanitaria internacional apenas se incrementó en un 1% este año
La ayuda humanitaria es vital en países como Siria, cuyo conflicto supuso más de 500,000 muertos entre 2011 y 2018.
La ayuda humanitaria internacional se estancó este año con un incremento de apenas el 1%, cuando creció una media un 7.5% en años anteriores, a pesar de que a los conflictos de Siria y Yemen se unieron en 2019 otras necesidades, como el ciclón Idai y la epidemia de ébola en la República Democrática del Congo.
La Unión Europea (UE) tampoco incrementó exponencialmente el gasto destinado a ayuda humanitaria, que en los pasados años crecía un 10% anualmente y este año solo lo ha hecho un 3%, según consta en el informe “La Acción Humanitaria en 2018-2019: Sin cambios en tiempo de incertidumbre”, elaborado por Médicos Sin Fronteras y el Instituto de Estudios sobre Conflictos y Ayuda Humanitaria (Iecah) publicado este jueves.
Este descenso de la ayuda humanitaria coincide con crisis cada vez más complejas, según la ONG, con la cifra récord de población desplazada y refugiada de 70,8 millones de personas.
Los países con menos recursos son los que acogen al mayor número de desplazados y refugiados: el 39% fue acogida en 2018 por países de renta baja y el 54% por países de renta media, mientras que solo el 7% de los migrantes fueron recogidos por países con rentas altas.
En cuanto a España, la situación de un Gobierno en funciones (sin plenas competencias) ha “tirado por tierra” el compromiso humanitario pactado hace un año y medio y la ayuda cayó en 2018 un 16% y, dentro de ella, la acción humanitaria descendió en un 7,36%, según anunció hoy Médicos sin Fronteras.
El informe advierte de que cada vez va cobrando más fuerza el discurso ultranacionalista y xenófobo, que ve a los migrantes como una amenaza y se criminaliza a las organizaciones humanitarias que prestan ayuda.
La ayuda humanitaria es vital en países como la República del Congo, donde el brote de ébola se ha cobrado ya más de 1.600 muertos desde que se declarara en 2014, o en países como Siria, cuyo conflicto supuso más de 500.000 muertos entre 2011 y 2018.