Las cosas podrían salir muy mal en Estados Unidos
Las posibilidades de que Donald Trump sea reelegido están disminuyendo. Ésa es una fuente de peligro.

“Eso no puede pasar aquí” es el título de una novela de Sinclair Lewis sobre EEUU en la década de 1930. El fascismo nunca llegó a EEUU, y probablemente nunca llegue. Pero es plausible que se imponga una ley marcial, o algún tipo de militarización de las ciudades estadounidenses. En estos últimos días, los residentes de Washington DC se han familiarizado con los helicópteros de vuelo rasante, los Humvees de color arena, los toques de queda nocturnos y los hombres uniformados que van con el control militar.
En este momento la gente está demasiado desorientada por la novedad como para evaluar el riesgo. Las posibilidades de que Donald Trump sea reelegido en noviembre no son muy altas. Ésa es una fuente de peligro para EEUU.
Pero primero, las buenas noticias. El Pentágono no tiene interés en romper más de 200 años de tradición e interferir en la política estadounidense. El secretario de Defensa estadounidense, Mark Esper, asustó a mucha gente a principios de esta semana al referirse a las calles de EEUU como “el campo de batalla” en apoyo al llamado del Sr. Trump a controlar las protestas.
El miércoles, el Sr. Esper dio marcha atrás y repudió el control militar de las ciudades estadounidenses. Es probable que esto provoque el despido del Sr. Esper, quizás pronto. Poco después, el Pentágono dijo que retiraría 1,600 soldados estadounidenses que habían sido trasladados al área de Washington.
Desafortunadamente, hay más malas noticias que buenas. Posteriormente, se canceló esa orden a las tropas. Como se ha dicho antes, el Sr. Trump es un hombre débil que se hace pasar por fuerte. El lunes, su fiscal general, William Barr, le ordenó a la policía que desalojara la plaza de Lafayette frente a la Casa Blanca para que el Sr. Trump pudiera tomarse una foto de relaciones públicas frente a la iglesia local, sosteniendo una Biblia.
Esto fue en respuesta a la burla con respecto al informe que el Servicio Secreto había llevado al Sr. Trump al búnker de la Casa Blanca para protegerlo mientras los manifestantes se reunían alrededor de su perímetro. El Sr. Barr, quien no comparte en lo absoluto los remilgos del Sr. Esper, está extendiendo más ese perímetro. Los Guardias Nacionales custodian los límites expandidos de la Casa Blanca.
¿Cuál es el propósito de todo esto?
El Sr. Trump quiere que los estadounidenses crean que la Casa Blanca está bajo amenaza de terroristas domésticos, pirómanos, rufianes, saqueadores y asesinos, palabras que ha utilizado frecuentemente en estos últimos días. La vida del presidente y las de los estadounidenses decentes y respetuosos de la ley se están viendo amenazadas por los extremistas en las calles. Sostiene que la estabilidad de EEUU está bajo amenaza, de ahí la necesidad de un trasfondo visual aterrador.
Un análisis más claro de la situación es que los resultados de las encuestas favorecen cada vez menos al Sr. Trump. Enfrenta las triples crisis de una pandemia mal gestionada, la peor contracción económica desde la Gran Depresión y la incapacidad para calmar la ira legítima detrás de las manifestaciones en EEUU.
La mayoría de esas protestas son pacíficas. La mayor parte de los saqueos parece haber sido realizada por delincuentes al amparo del caos. Es una realidad muy diferente a la que describe el Sr. Trump.
Tiene pocas posibilidades de invertir legítimamente su destino electoral en los próximos meses. Actualmente enfrenta tres desastres debilitantes. En respuesta, está amenazando con utilizar poderes que no tiene: enviar al ejército a las calles. Pero se niega a utilizar poderes que sí tiene: organizar una respuesta nacional a la pandemia de coronavirus.
Éstas son las acciones e inacciones de alguien que tiene poco interés en gobernar. Pero el Sr. Trump sí desea ardientemente ser reelegido. Para él, la derrota provocaría el desmantelamiento de la Organización Trump y su enjuiciamiento y posible encarcelamiento.
Como enfrenta dos opciones, sabotear la democracia estadounidense o pasarse el futuro entrando y saliendo de los tribunales, no tengo dudas de cuál será el instinto del Sr. Trump. Detenerlo será responsabilidad de otros.