El problema del turismo estadounidense
Con los locales demasiado arruinados financieramente para tomarse un descanso, y con las tensiones comerciales desalentando a los visitantes extranjeros, los efectos económicos pudieran ser graves
Para cuando leas esta columna, yo estaré descansando en una playa hawaiana, con una bebida de ron firmemente en mano y con un grupo de amigos de todo el mundo que han alquilado una casa, junto con nuestras familias, para las vacaciones de verano.
Somos afortunados, pero también lo es nuestro estado anfitrión. La economía de Hawái gira en torno a ese turismo; es la principal industria, y la mayoría de las demás industrias dependen de ella. El turismo hawaiano solamente volvió a sus niveles de la precrisis financiera el año pasado. Pero si los indicadores recientes son correctos, el turismo allí, y en muchos otros lugares, puede estar a punto de desplomarse.
Según una reciente encuesta del grupo de seguros Allianz, solamente 42 % de los estadounidenses afirmó que tomaría unas vacaciones de verano este año, el porcentaje más bajo desde 2013. Las preocupaciones financieras representan la razón principal: de los que no se van a ir de vacaciones este verano, 44 % dijo que no tenía suficiente dinero para hacerlo. Los estadounidenses a menudo piden dinero prestado para irse de vacaciones, pero con la deuda de los consumidores a niveles excesivos, y con la volatilidad del mercado haciendo que las personas se preocupen por sus ahorros y por su seguridad a largo plazo, el consumidor estadounidense ha comenzado a pagar la deuda de las tarjetas de crédito, e incluso a reducir gastos en cosas como el combustible para vehículos, en medio de la temporada de vacaciones.
Tal vez son cosa del pasado los viajes por carretera de 11 horas a la costa de Carolina del Norte, que fueron la realidad de mis propias vacaciones de infancia. (Mi padre, siempre un ahorrativo inmigrante, nos obligaba a mi hermano y a mí a fingir que teníamos 12 años, inclusive ya entrados en nuestra adolescencia, para que pudiéramos desayunar gratis en los moteles).
En aquel entonces, incluso las vacaciones como ésta eran un lujo para numerosos estadounidenses. Pero el turismo se ha convertido en un mercado masivo; actualmente representa casi el 8 % de la economía estadounidense. EEUU se benefició de un superávit de US$69 mil millones en viajes internacionales el año pasado, reduciendo el déficit comercial total del país en un 11 %, según Tori Barnes, la vicepresidenta ejecutiva de la Asociación de Viajes de EEUU (USTA, por sus siglas en inglés).
Es por eso que resulta ser una ironía tan aguda que el presidente estadounidense, obsesionado con el déficit comercial, está ahuyentando a los viajeros extranjeros con su xenófoba retórica. El turismo chino a EEUU ha disminuido en más del 8 % desde que comenzó la guerra comercial entre EEUU y China.
Pero los viajes desde Alemania han disminuido en una cantidad casi igual, un 7 %, y los visitantes provenientes de Canadá y de Corea del Sur también están menos entusiasmados con visitar EEUU. Merrill Lynch ha explicado que si sólo el turismo chino cayera en un 50 %, le costaría a la industria estadounidense US$18 mil millones.
Los principales mercados inmobiliarios estadounidenses ya han sentido los efectos. Los compradores extranjeros también han sido, durante los últimos años, algunos de los mejores ofertantes en propiedades de lujo en lugares como Manhattan, la cual ha experimentado un enorme debilitamiento en el mercado inmobiliario de alta gama durante los últimos dos años.
Cuando compré mi propia casa adosada en Brooklyn en 2007, los ofertantes competidores eran alemanes y brasileños. Yo dudo que ése sería el caso en la actualidad.
Es probable que todavía caigan más piezas del dominó económico. Diversas empresas minoristas con reducidos márgenes, las cuales ganan dinero con los turistas, ya están experimentando problemas. Macy’s, la renombrada tienda por departamentos, representa un notable ejemplo; recientemente emitió su segunda advertencia sobre beneficios este año, citando una caída en el gasto de los viajeros vacacionales.
A pesar de que Donald Trump se jacta de la “robusta” economía y del bajo nivel de desempleo, vale la pena recordar que, en los últimos años, una gran cantidad de empleos creados en EEUU han sido en sectores como los viajes y el turismo, o en otras, como el comercio minorista, los alimentos, y los servicios recreativos y de hospitalidad, que dependen de ellos. Éstos no son trabajos bien remunerados, pero son los que tenemos, y ahora puede que estén amenazados.
Recientemente, yo he hablado con algunos estrategas de inversiones de alto nivel que creen que los problemas en el turismo estadounidense pudieran tener un efecto secundario sobre el resto de la economía global. Los ingresos directos del turismo totalizaron US$1.6 billones en 2017, o el 2 % de toda la economía mundial. Pero el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC, por sus siglas en inglés) estima que la cantidad de actividad económica atribuible al sector es mucho mayor, alcanzando US$8.8 billones en 2018 y apoyando hasta el 10 % de todos los empleos en el planeta.
Ulf J. Lindahl, el director ejecutivo de la gestora de divisas AG Bisset, cree que el repentino aumento de los vuelos baratos y del turismo de masas durante los últimos años pudiera ser el punto débil de la economía global. “Todo el mundo toma vacaciones, pero también es algo que puedes eliminar rápidamente, a diferencia de tu automóvil o de tu teléfono”, él agregó.
El Sr. Lindahl se ha preguntado qué sucedería si una mayor disminución en los viajes mundiales condujera a una cascada de bancarrotas corporativas, las cuales, a su vez, provocaran la crisis crediticia que muchas personas creen que estará en el centro de la próxima recesión mundial.
Es posible. Pero también es posible que la pérdida para EEUU represente una ganancia para el resto del mundo. Según la revista “Tourism Economics”, el crecimiento del turismo estadounidense el año pasado fue minúsculo en comparación con el de otras partes del mundo. Tal vez el año que viene decidiré ahorrar tiempo y dinero y simplemente me reuniré con mis amigos de Londres en España.
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