Las razones por las que República Dominicana se opone a la minería submarina
Desde la semana pasada la nación participa en reuniones del Consejo y la Asamblea de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos
Los restos del famoso transatlántico Titanic están en el mar a 3,800 metros de profundidad. Así como genera interés bajar a la oscuridad del océano para verlos, hay uno importante entre países para descender hacia zonas remotas con el fin de explorar y comenzar a explotar los recursos mineros marinos en aguas internacionales, a más de 4,000 metros en gran parte desconocidos por el hombre.
Cobre, níquel y cobalto son de los minerales que se han detectado en las profundidades marinas, necesarios para la transición energética promovida a nivel mundial para migrar a energías más limpias.
Son 32 los permisos de exploración vigentes y lo que sigue es autorizar la primera explotación minera submarina. Pero, lograrla es complejo. República Dominicana es de los países que piden una moratoria o Pausa Precautoria para su inicio y entre los argumentos está la necesidad de investigar más sobre el impacto al medioambiente marino.
Desde el 10 y hasta el 28 de julio se celebran en Jamaica las reuniones del Consejo y la Asamblea de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA, por sus siglas en inglés), para autorizar o frenar el inicio de la controversial minería submarina.
La República Dominicana participa en estos encuentros, en los que se negocian normas y reglamentos. Por ejemplo, cómo se distribuirían las riquezas encontradas.
Las reuniones coinciden con la fecha tope pautada para un vacío legal provocado por la isla de Nauru en el Pacífico, en nombre de la compañía minera Nauru Offshore Resources Inc, subsidiaria de la canadiense The Metals Company.
Esa laguna legal, desencadenada en julio de 2021, implica que la ISA debía tener lista una regulación en dos años o considerar la aprobación “provisional” de las solicitudes de licencias de minería presentadas después de ese plazo.
“Esos dos años acaban de pasar”, afirma el embajador Edward Pérez Reyes, representante permanente de la República Dominicana ante la ISA, una entidad adscrita a las Naciones Unidas, compuesta por 167 países y la Unión Europea. Esta organiza y controla las actividades en el fondo marino de aguas internacionales.
“Por eso nosotros tuvimos que reunirnos muchas veces en estos dos años para poder avanzar la regulación de la explotación, que es lo que queda por completar en el marco de nuestros trabajos”, explica Pérez durante una videollamada con Diario Libre desde Kingston, cuando hizo una pausa en las reuniones vigentes.
La zona con el “tesoro”
El embajador Pérez indica que se ha explorado durante más de 10 años, sobre todo en una zona llamada Clarion-Clipperton, ubicada entre México y Hawái, en el océano Pacífico, de la que se sabe relativamente poco y es considerada Patrimonio de la Humanidad, por lo que nadie tiene su soberanía.
Allá, a 4,000 metros bajo la superficie marina, equivalentes a una medida superior a la altura del Pico Duarte, hay nódulos de manganeso, ricos en cobre, níquel y cobalto. Este yacimiento es considerado una de las mayores riquezas de minerales esenciales para fabricar teléfonos móviles, baterías para carros eléctricos y paneles solares, elementales en la transición energética.
Esta oscura zona tiene colinas y valles, montañas, cráteres y calderas. También un ecosistema diverso que no es conocido en su totalidad ni su dependencia de los minerales a extraer. Sectores que defienden el medioambiente temen que sea irreversiblemente afectado por la minería.
- La explotación se haría mediante embarcaciones que bajarían robots para extraer los recursos del fondo marino y succionarlos como una especie de aspirador. Al ser una zona muy oscura, se usaría un sistema de iluminación. Quienes se oponen entienden que podría provocar daños irreversibles a la fauna adaptada a cero niveles de luz.
Otros países en contra
De autorizarse la industria submarina, estimaciones no oficiales calculan en unos 100 millones de dólares el gasto por cada explotación minera. “Los países te dicen que eso es imposible, que eso es demasiado dinero, que realmente no va a ser así”, comenta Pérez.
“La República Dominicana ha llamado a una Pausa Precautoria de lo que es todo este proceso de la explotación, porque sencillamente nosotros entendemos que no hay suficiente evidencia y certeza científica que permita demostrar que la explotación proteja el medioambiente marino”, insiste Pérez.
El país se ha adherido a una lista de Gobiernos que piden la moratoria, que incluye a:
- Suiza, Canadá, Chile, Costa Rica, Ecuador, Francia, Fiyi, Alemania, Estados Federados de Micronesia, Nueva Zelanda, Palau, Panamá, Samoa, España y Vanuatu.
Pero otros, como China, Rusia y la India propician que el proceso se acelere para comenzar la explotación, indica Pérez. Observa que el tema tiene incluso matices geoestratégicos y geopolíticos.
Pérez apunta que República Dominicana es uno de los países más vulnerables al cambio climático, y por la interconexión que tiene el mar y la incertidumbre que puede causar la minería submarina, la nación podría ser afectada y el daño ser mucho mayor que lo que se pueda percibir económicamente.
“Se está discutiendo, en el marco del Código Minero, cuáles son las responsabilidades de las compañías de los países patrocinadores, de principios elementales como: el que contamina paga”, dice Pérez.
El agotamiento de los recursos naturales en tierra firme ha llevado a que empresas y Gobiernos vean los recursos marinos como una opción. “Clarion-Clipperton tiene muchísimos más minerales que todos los minerales juntos o todos los recursos minerales juntos que tenemos en tierra firme”, afirma Pérez.
Resalta que de las mayores oenegés internacionales ambientalistas “están luchando porque este proceso no se dé” y, si se da, “se haga bien regulado”.
La posición presentada por Quisqueya se une a los que exhortan a la búsqueda de alternativas basadas en nuevas tecnologías, el reciclaje y la economía circular que permita reducir la demanda de minerales, para no ver la minería submarina como la única nueva alternativa posible para suplirla.