Rafael Alburquerque: La comisión que discute el Código Laboral no se ha reunido desde noviembre
La reforma del Código de Trabajo avanza despacio, pero es imprescindible que se actualice. Rafael Alburquerque, uno de los autores del Código actual, responde las inquietudes de Diario Libre
Rafael Alburquerque, exsecretario de Estado de Trabajo de 1991 a 2000, figura clave en la reforma al Código de Trabajo realizada en el año 1992, es nuevamente uno de los referentes en la discusión actual sobre la ley, ahora como abogado de la parte sindical.
Con Diario Libre Alburquerque abordó el estado de las discusiones formales convocadas por el Ministerio de Trabajo en el diálogo tripartito. Los puntos en los que hay avances, las trabas de los temas que pudieran considerarse el meollo de la reforma, así como el conflicto por la cesantía, el horario laboral, el teletrabajo y las plataformas digitales.
-¿Cómo avanzan las conversaciones sobre la reforma al Código de Trabajo?
La comisión se está reuniendo o lo hizo el año pasado, pero a partir de noviembre no ha habido una convocatoria. Supongo que el ministro de Trabajo estará ejerciendo sus funciones de mediador para tratar primero de acercar las partes y luego reanudar el trabajo jurídico. Sencillamente hemos entrado en una pausa.
-¿Cuáles han sido los avances?
En materia procesal, una de las inquietudes empresariales es que se debe tratar de lograr soluciones alternativas a un conflicto sin tener que ir a juicio. El sector sindical prefiere la conciliación judicial y no volver a como era antes del año 92, al Ministerio. Ahí se logró un intermedio, que es tratar de que en los tribunales de trabajo se establezcan verdaderos conciliadores en vez de vocales como ocurre ahora.
Se ha llegado a otro acuerdo en materia de embargos, donde se han hecho abusos. Se acordó que, aunque haya embargo, no haya desplazamiento de bienes, sino que el empresario sea custodio de los bienes mientras termine el juicio. Los empresarios han reclamado que sea ejecutoria a partir de la apelación, pero ahí no hay acuerdo aún. Vi que la presidente de Anje escribió en un artículo que podría modificarse, que en vez de ser ejecutoria a los 3 días, que sea a los 30 días. Esa es una salida, los sindicatos han planteado que sea ejecutoria a los 8 días francos, que vienen siendo 10 días y que no haya que ir como ahora al presidente de la Corte de Trabajo a pedir las suspensiones, sino que el mismo juez que da la sentencia al mismo tiempo ordene la suspensión. Es un punto procesal.
-¿Se ha discutido ya la jornada de trabajo?
Es otro punto difícil en el que hay discrepancias. Los empresarios reclaman que la jornada sea flexibilizada, ya que, en la práctica, algunas empresas utilizan el sistema 4 por 4: 4 días, 12 horas. Sería, 48 horas en 4 días 44 horas en jornadas normales y 4 extras y luego 4 días de descanso.
Incluso en algunos hoteles, trabajan una semana completa y luego una semana de descanso. Hablan de flexibilidad, los sindicalistas dicen que es la práctica y no se oponen. Pero reclaman armonizar la vida profesional con la vida familiar, y que se comience ya a pensar en breve en que la jornada se reduzca de 44 horas a la semana terminando sábado, a 40 horas terminando el viernes. Sería reducir a las 40 horas y a partir de ahí serían horas extras. Hasta ahora no hay acuerdo.
-Pero también pueden ser 40 horas en más jornadas de menos horas.
Sobre todo, a nivel industrial, hay empresas que trabajan hasta el viernes y abogados que lo hacen hasta el jueves porque tú puedes trabajar a cualquier hora, pero debes tener turnos mejores. Eso genera más empleos, con turnos diferentes. Cuando fui ministro de Trabajo, traté de hacer un acuerdo con los supermercados. En vez de pagar horas extras, ¿por qué no se ahorran las horas extras y contratan nuevo personal? Me dieron una respuesta lógica, me dijeron que sí, que les salía más barato, pero que si contrataban nuevo personal debían inscribirlo en la seguridad social y pagar salario de Navidad y otros beneficios. Entonces, no les convenía.
- El tercer punto de ese conflicto es la cesantía. ¿En qué punto está?
Ni se ha tocado.
-Los empresarios dicen que no están interesados en eliminarla, pero las centrales sindicales, dicen que sí, que la patronal quiere eliminarla.
En esto siempre hay razones y equívocos. En un principio, meses atrás, al parecer la intención empresarial era que no hubiese cesantía, sino que se sustituya por una ley de seguridad de desempleo de la seguridad social. Pero de eso no se ha hablado más. En estos momentos, el sector empresarial lo que busca es una limitación a la cesantía.
-¿Limitación al número de años o a las prestaciones económicas?
Bueno, una doble limitación. Primero, limitación por el número de años, es decir que después de 7 u 8 años, ya la liquidación se calcule sobre ese tiempo, aunque tengas más años trabajando en la empresa y luego una segunda limitación por monto de salario, es decir que, si ganas más de ocho veces el salario mínimo de ley, pues se calcula sobre ocho veces.
-¿Eso no incentivará a cambiar de trabajo, a una rotación mayor de la fuerza laboral?
Los sindicatos se niegan a tocarlo. A ver si puedo darlo a entender, porque es un problema jurídico. El contrato de trabajo es bilateral, si se acordó el trabajo por una persona en una empresa, usted no debe decir que se acabó unilateralmente. Porque el contrato es una ley entre partes. El Código de Trabajo permite el rompimiento unilateral del contrato. Creo que es una buena disposición que se establece en el artículo 51 que se llama desahucio. Si el trabajador se va, pues se acabó.
-¿Usted siente al sector empresarial, menos decidido a quitarla?
No, yo creo que ellos entienden que hay que buscar otra forma para esto. Uno de los problemas que han hablado es del pasivo laboral que supone tener que hacer reservas para la liquidación. Pero es que eso no es una erogación, es un registro contable. Es una cosa muy curiosa: la cesantía se paga si el empleador rompe el contrato. Si el trabajador se va, no viene cesantía. Ahora, si establecen el seguro de desempleo, si el trabajador se va, hay seguro de desempleo que lo pagaría la Seguridad Social. En el desahucio, si usted se va, no hay dinero. Además, si el trabajador llega a los 60 años y se jubila no hay cesantía tampoco.
-En el seguro de desempleo, en el caso de que un trabajador renunciara también lo cobra. Entonces al trabajador le interesa más que quiten la cesantía y pongan el seguro.
Claro, pero es que en el seguro de desempleo cotiza el empleador y el trabajador, en la cesantía solo es el empleador el que pone el dinero. La Seguridad Social la pagan ambos.
-Con las pequeñas empresas, ¿no se puede dar una doble vía? ¿Entre el límite de cesantía y el seguro?
Se puede hacer cómo es en Brasil, establecer ambos sistemas a las empresas que quieren liquidar y las que no lo hacen. Ahora, el tema que no se ha discutido, es que el sector sindical no lo discute.
-Usted que conoce el tema, ¿cuál sería la propuesta salomónica que sería buena para el país y ambas partes?
Realmente no sé. Habría que buscar una solución que no tengo. Si fuera una solución concertada, habría que tomar en cuenta a los trabajadores y este movimiento se niega a discutir.
Plataformas digitales
-¿Qué opinan los sindicatos sobre los empleados de plataformas digitales? Aplicaciones de mensajería, deliverys, de transporte...
Los trabajadores han planteado que haya un capítulo que los regule e incluso se establece en parte del código. Hay una parte del trabajo a domicilio que es el trabajo de personas que trabajan en su hogar para una empresa. Se da mucho por ejemplo en Santiago, en las zonas francas. En vez de hacerlo en la fábrica, contratan una costurera, le compran la máquina industrial y lo hacen desde su casa para la empresa. El código lo establece desde el 92, pero el sindicato prefiere llamarlo trabajo a distancia y hacer 3 capítulos. Capítulo 1: trabajo a domicilio. Capítulo 2: Teletrabajo. Capítulo 3: Trabajo en plataforma digital.
De esta forma se regula cada tipo de estos trabajos. Hay que regular de alguna forma el trabajo tecnológico y digital: quién paga la luz eléctrica, los equipos. Debe hablarse del derecho a la desconexión, a la intimidad, a cómo preservarla en el hogar. En el caso de las plataformas digitales, ellos reclaman un artículo esencial y es que los algoritmos sean comunicados y registrados en el Ministerio de Trabajo.
-¿Usted cree que la queja de los empresarios de que los costos laborales son muy altos está justificada?
El sector empleador habla sobre lo alto de los costos laborales por el pasivo, pero no por los demás gastos. Es un pasivo que no es una erogación de fondos. Ahora, el otro fenómeno es el de superar esa división entre subordinado y autónomo, porque en estos momentos la tendencia es lo que se llama la fuga del derecho del trabajo. Cada día hay más trabajadores independientes. Se habla de un 57% del sector informal, que es el que no está protegido de la Seguridad Social.
-Antes la informalidad implicaba, en cierta medida, precariedad, pero ahora hay muchos informales que ganan más que un empleado fijo.
Pueden ganar igual o más que un trabajador. Pero muchos de esos trabajadores tienen que estar protegidos y no lo están. En varios países de Europa hay una ley de trabajo autónomo económicamente dependiente y se agrega al estatuto del trabajador.
Se ha planteado a los movimientos sindicales delegar un capítulo en el nuevo código para regular el trabajo jurídicamente independiente y económicamente dependiente.
Los sindicatos
-El código del 92 no incluye muchos aspectos de la actualidad del mundo laboral de hoy, pero también la fuerza de la representatividad de los sindicatos también es otra.
Efectivamente. Creo que en estos momentos en el país y en todo el mundo, el movimiento sindical está atravesando una situación difícil. Estoy convencido de que el sindicato es fundamental para sostener una democracia para la paz social, de lo contrario vamos a un choque. Ahora, ¿por qué esa debilidad del sindicato? Leí en estos días que el número de afiliados en Europa después de la pandemia descendió un 2% y en España un 6%. Para entenderlo hay que recordar que el sindicato surge por un sentimiento de solidaridad de trabajadores que en un mismo establecimiento buscan mejores condiciones de trabajo. Ahora, con la globalización y la tecnología eso ha cambiado porque estos elementos han obligado al empresario a buscar, encontrar y establecer nuevos modos de producción y organización. Ya la empresa no es el gran establecimiento que tenía a todos los trabajadores, ahora la empresa se fracciona y los diferentes aspectos y fases de la producción son ejecutados a través de contratistas y pequeñas empresas, que al final lo que hacen es trabajar únicamente para esa gran empresa.
Por eso, algunos autores lo llaman el nuevo modelo orbital o satelital. Pequeñas empresas que giran en torno a las grandes empresas y cada una lleva una parte de la producción. Lo que llaman la externalización y outsourcing. Los trabajadores se disparan, ya no tienen el sentimiento de solidaridad de antes.
-Eso deshace mucho el concepto de clase trabajadora y debilita el movimiento.
El movimiento sindical, como el empresariado, debe buscar nuevos modelos de organización. Este movimiento debe buscar cómo responder a este nuevo modelo de producción porque seguirá debilitándose. Efectivamente.
-Las discusiones del código no son nuevas, ¿Que tope de fecha usted ve deseable o al menos factible para renovar el Código? Fecha no puede haber, tiene que ser negociada. Lo que puede pasar es que, por ejemplo, el Senado aprobó una ley de teletrabajo que debe estar en el Código. Aún la cámara de Diputados aún no la ha aprobado. Ya hay proyectos de ley estableciendo licencias de paternidad que aún no están en el Código. Ya hay una nueva Ley de Casación que reduce plazos. Los actores sociales deben darse cuenta de la necesidad de renovar el Código de Trabajo porque de lo contrario se va a dispersar todo y será peor porque no vendrá por una negociación.