Inteligencia y emociones
Goldman Sachs indica que una cuarta parte de los trabajos que las personas realizan pueden ya ser susceptibles de ser desempeñados por equipos dotados de inteligencia artificial
En cuanto a fortaleza física, y a la capacidad de llevar a cabo tareas repetitivas idénticas por largos períodos de tiempo, los seres humanos estaban y están claramente en desventaja frente a las máquinas. Esa realidad fue reconocida desde que los primeros tipos de equipos mecanizados fueron reemplazando personas que no podían competir con ellos. Pero el cerebro humano parecía inmune a esas incursiones. Lucía ser un reducto inconquistable, un recurso que luego de millones de años de evolución había colocado a nuestra especie en el tope de la escala de los seres vivientes. Aún en épocas muy recientes, esa noción era aceptada mayoritariamente, como lo demuestra la descripción que Garry Kasparov, el famoso genio del ajedrez, hizo de los enfrentamientos en el tablero de ese juego entre grandes maestros y computadoras. Los describió como un combate en el que de un lado está la creatividad humana, y del otro la fuerza bruta de procesamiento de datos de los equipos de cómputos.
Los expertos en el desarrollo de la informática y sus consecuencias sobre el mercado laboral, advierten que ese baluarte inexpugnable que daba la ventaja a los seres humanos será conquistado en breve plazo por la inteligencia artificial, con dramáticas implicaciones económicas. En un reporte publicado en marzo de este año, Goldman Sachs indica que una cuarta parte de los trabajos que las personas realizan pueden ya ser susceptibles de ser desempeñados por equipos dotados de inteligencia artificial.
Algunos analistas sugieren que la ventaja humana podría no estar realmente en la inteligencia por sí misma, sino en nuestras emociones y su influencia sobre el uso de nuestra inteligencia. Hacen referencia a condiciones continuamente cambiantes, complejas relaciones interpersonales, o situaciones que involucran comportamientos impredecibles o ilógicos, como ejemplos de contextos en los que será difícil para las máquinas desplazar a las personas.
Esperemos que tengan razón y que queden cosas que podamos seguir haciendo mejor.