Mil por segundo
No hay duda de que las compañías que fabrican las vacunas y tratamientos más utilizados contra el virus de la pandemia son triunfadoras
Los triunfadores suelen ser, al mismo tiempo, admirados y criticados. Se valoran sus éxitos y hazañas, pero es frecuente que se les censure por algún motivo, quizás por arrogancia, codicia, duplicidad, egoísmo o insensibilidad.
No hay duda de que las compañías que fabrican las vacunas y tratamientos más utilizados contra el virus de la pandemia son triunfadoras. Asumieron el reto de desarrollarlos en tiempo record, invirtieron en equipos, personal y experimentación, y lograron adelantarse a sus competidores obteniendo autorizaciones y colocando sus productos en mercados ansiosos por recibirlos. Nombres como Pfizer, son ahora familiares para cientos de millones de personas que antes los desconocían.
Siendo empresas con fines de lucro, su triunfo ha sido acompañado por una bonanza económica, y a la admiración ha seguido la crítica debido a esas ganancias.
Organizaciones internacionales no han perdido tiempo en presentar dicha bonanza en forma impactante. Una de ellas, la Alianza para Vacunas Populares señaló, a mediados de noviembre pasado, que los fabricantes de las vacunas Moderna y Pfizer estaban teniendo beneficios a razón de mil dólares por segundo, 65,000 por minuto y 93.5 millones al día. Dado que no se trata de ventas de yates, mansiones o automóviles de carrera, sino de productos que pueden significar la diferencia entre la vida o la muerte de seres humanos, ese ritmo de beneficios ha sido descrito como injusto y socialmente intolerable. Se ha puesto un énfasis particular sobre la preferencia de las compañías por los mercados de los países ricos, a los que el grueso de los productos ha ido, dejando desamparadas a las naciones pobres.
Criticadas también han sido las dudas expresadas por varios de los fabricantes, en cuanto a la capacidad técnica de países subdesarrollados para producir las vacunas, argumento que han empleado para oponerse a la suspensión de las patentes y a la libre elaboración de los medicamentos a escala mundial.