Apagón masivo
Durante unos 50 años, los dominicanos hemos venido padeciendo las consecuencias de una combinación de ineficiencia administrativa e interferencia política que creó una cultura de sustracción de energía en un ambiente de impunidad.
Apagones crónicos existen también en otras partes del mundo. Ayer ocurrió un apagón masivo en la India, que por las cifras envueltas deja muy atrás a los nuestros, ya que 370 millones de personas fueron afectadas por una falla en el norte del país. Se notó primero en luces, abanicos y acondicionadores de aire, pues comenzó en la madrugada, pero al amanecer se sintió en los trenes eléctricos interurbanos, el metro de la capital, los semáforos y la falta de agua al detenerse las bombas que la impulsan.
En la India los apagones son frecuentes. En las áreas con servicio, el déficit normal es de un 8% y la demanda ha venido creciendo más rápido que la generación. Peor aún, el 40% de la población, unos 500 millones de personas, no tiene acceso a la red.
Igual que aquí, en la India los apagones han hecho florecer los negocios de venta de plantas de emergencia, inversores, baterías y reparto de combustible. En cierto modo, la familiaridad con los cortes de energía mitiga sus consecuencias inmediatas, pues hay sistemas alternativos. El costo, sin embargo, es enorme, por el bajo rendimiento de esos sistemas y la inversión que obligan hacer a la población en un país pobre como ése y como el nuestro.
Y, también como aquí, las "perdidas" en transmisión y distribución de energía son muy altas, más del 50% en algunas zonas, razón por la cual la Confederación de Industrias de la India declaró que el apagón demuestra la urgente necesidad de que el gobierno reforme el sector eléctrico.
El ministro de energía respondió diciendo que otros países, como Brasil y los EE.UU., también sufren apagones, y formó una comisión para que investigue las causas del de ayer.