Alarmados por los datos
Lo que algunos consideran que es bueno, otros entienden que es malo. Vemos ejemplos de eso todos los días. Personas acaudaladas creen no tener suficiente y se afanan por acumular más, mientras otras con más modestos patrimonios aspiran a sólo una fracción de lo que los pudientes tienen.
Hay ejemplos parecidos a nivel internacional en cuanto a las tasas de crecimiento económico. La semana pasada se informó que la economía de la India creció en el primer trimestre de este año a su menor tasa de la última década. La noticia provocó una gran consternación en ese país, y ya está siendo utilizada en la campaña política para las elecciones generales que tendrán lugar el próximo año. Como culpables del hecho se mencionan la corrupción del gobierno, la inflación, la baja inversión, la desconfianza empresarial y la caída en las exportaciones a países occidentales.
Ocurre, sin embargo, que la tasa de crecimiento que motiva toda esa algarabía sería considerada como extraordinariamente buena por otros países, buena incluso para nosotros en la RD. La tasa anualizada fue del 5.0%. En los dos años anteriores, habían sido del 9.3% y 6.2%, lo que muestra una tendencia claramente declinante. Para este año completo, la OECD acaba de reducir su pronóstico del 5.9% al 5.3%.
A los servicios bancarios, seguros y bienes raíces les fue muy bien: 9.1% de crecimiento, lo que da un indicio de que la dificultad se encuentra en un declive de la competitividad externa del país.
El problema no es monetario: el banco central de la India ha reducido las tasas de interés tres veces en lo que va de año. Ni cambiario: la moneda del país está a su menor valor frente al dólar en un año. Ni de inflación. Pero hay un déficit fiscal del 4.9% del PIB y una gran parte de la economía sigue estando sujeta a controles y medidas proteccionistas. La industria sólo creció un 2.6% y la minería se contrajo en un 3.1%.