República Dominicana aún no erradica al caracol gigante africano; recibe US$100,000 para combatirlo
Se han capturado 7,273 caracoles vivos y muertos a mayo de este año
Hoteleros y productores dicen que la plaga está bajo control
Desde que se detectó por primera vez en el país en 2016, a la República Dominicana se le ha hecho difícil erradicar al caracol gigante africano.
La eliminación de este molusco, considerado una plaga, se dificulta por su establecimiento en bosques, pantanos y lugares de difícil penetración, y su capacidad para ocultarse bajo tierra durante varios días en condiciones adversas.
Por este motivo, la Organización Regional de Sanidad Agropecuaria (Oirsa) autorizó la entrega de 100,000 dólares de su Fondo Extraordinario de Apoyo a Programas Regionales para que las autoridades del Ministerio de Agricultura dominicano mitiguen su presencia, entendiendo que amenaza a los cultivos agrícolas y a la salud humana.
Los recursos serán complementados por una nómina mensual de jornaleros "que puede ascender a los 2 millones de pesos mensuales", por el tiempo de ejecución del plan de acción 2023, presentado por República Dominicana ante el Comité Internacional de Sanidad Agropecuaria (Cirsa).
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Focos detectados
El Ministerio de Agricultura rindió un informe sobre el estado de situación de esta plaga ante el Cirsa, que estuvo presente en Santo Domingo el pasado 28 de abril. Diario Libre tuvo acceso al informe presentado por el país en esa oportunidad.
De acuerdo a este documento, las autoridades han detectado 28 focos o núcleos de la especie, que contemplan una superficie total de 1,282.10 hectáreas.
La aplicación del Plan de Apoyo a la Erradicación del CGA en República Dominicana (Caracogaf-RD) ha permitido mantenerlo confinado, logrando que no se haya extendido más allá de estos focos, ubicados en las provincias La Altagracia y El Seibo y, específicamente, en las comunidades de Bávaro, Punta Cana, Higüey y Los Corazones.
"Los focos se encuentran en hábitats de bosques, pantanos, hoteles y casas, complejos de urbanizaciones, campos de golf, jardinería, vertederos, viveros y una pequeña porción de terreno de uso agrícola", puntualiza el informe.
En efecto, los resultados del más reciente control de focos del caracol gigante africano muestran que en estos núcleos se han capturado unas 5,265 unidades vivas del animal y 2,008 muertas, para un total de 7,273 caracoles, que representan 70.56 kilogramos.
El 69.26 % de ese total fue capturado en sólo siete complejos hoteleros de la zona de Bávaro y Punta Cana.
No amenaza el turismo
Pese a estas cifras, el presidente de la Asociación Nacional de Hoteles y Turismo de la República Dominicana (Asonahores), David Llibre, informó a este medio que el caracol gigante africano no representa, actualmente, una amenaza para este sector.
"Ante su aparición puntual, trabajamos a través de una acostumbrada colaboración con las autoridades hasta lograr su rápida erradicación. Desde esa fecha, el ministerio mantiene un protocolo de control y monitoreo de esta plaga para asegurar que no reaparezca, proceso que se continúa realizando a través del trabajo conjunto con este sector", expresó.
El presidente de la Asociación de Hoteles del Este (Asoleste), Ernesto Veloz, dijo sentirse "extrañado" de la cantidad de especies que fueron capturadas en los hoteles, ya que tenía entendido que ese tema "estaba muy controlado". Desconoce que algún hotel de la zona haya reportado estar pasando actualmente por un brote de estos moluscos.
Cultivos agrícolas
En cuanto al impacto que pudiera tener el caracol a los cultivos agrícolas, el presidente de la Confederación Nacional de Productores Agropecuarios (Confenagro), Wilfredo Cabrera, afirmó que todavía no hay informes exactos de cultivos afectados. "Se han hecho cursos intensivos (para los productores) sobre este tema ", señaló el dirigente agropecuario.
Al respecto, el viceministro de Extensión del Ministerio de Agricultura, Darío Vargas, explicó que la plaga no necesariamente deja daños económicos. "Ella, más bien, vive en el suelo, aunque sí come todo tipo de hoja vegetal", puntualizó.
Financiación de la Oirsa
La financiación del Orisa se suma a los 51,000 dólares aportados por la institución en 2021 para la iniciativa Caracogaf-RD, que contempla una serie de actividades para la vigilancia, control, coordinación interinstitucional y capacitación, así como la adquisición de materiales, equipos e insumos necesarios para el combate de la plaga en la zona.
En ese entonces, los ministros y secretarios de agricultura de los países miembros del OIRSA realizaron una declaratoria de emergencia regional por la presencia del caracol gigante africano, tanto en República Dominicana como en Costa Rica.
"La declaratoria es un mecanismo interno de Oirsa porque, si no se hace de esa manera, la entidad no puede acceder a sus recursos internos para apoyar a los países. No es una declaratoria país, sino un término para poder presentarle a los ministros de los diferentes países la necesidad de invertir dinero", indicó Vargas.
Explicó que la representación del organismo regional en República Dominicana recibió la notificación de la liberación de los 100,000 dólares en la primera semana de abril para asumir las actividades con las que se comprometió y que, hasta el momento, se ejecutó la contratación de una coordinadora para el proyecto.
"Sin embargo, el trabajo de campo, de control y contención por parte de las brigadas, nunca se ha detenido", precisó.
El caracol es considerado una de las 100 especies más invasoras del mundo
El caracol gigante Africano (GCA), cuyo nombre científico es Achatina fulica, es un molusco de rápido crecimiento y reproducción, introducida desde el África del Este a muchas partes del mundo. Un informe de análisis de riesgo elaborado por la Oirsa en 2020 establece que se considera una de las 100 especies más invasoras del mundo, "introducida intencionalmente para consumo humano o como mascota, de donde se convirtió en una plaga agrícola".
Tiene una dieta polífaga, es decir, se alimenta de más de 200 especies vegetales, entre ellas el maíz, los cítricos, la soya y numerosas hortícolas como la lechuga y la acelga.
A nivel medioambiental, genera "impactos severos sobre la diversidad biológica", ya que compite con poblaciones de caracoles nativos por hábitat y alimento. Cuenta con un "elevado potencial reproductivo, un crecimiento corporal acelerado y gran resistencia a condiciones ambientales adversas, lo que le otorga ventajas sumamente competitivas", resalta el estudio, que agrega que esta especie carece de enemigos naturales y las fallas en los programas de control propician su proliferación.
En lo que respecta a la salud pública, puede actuar como hospedador intermediario del Angyistrongylus cantonensis y Angyostrongylus costaricensis, dos nematodos perjudiciales porque pueden causar meningoencefailits eosinofílica y angiostrogiliasis abdominal, respectivamente. La forma de contagio hacia los humanos puede producirse al consumir moluscos mal cocidos o mediante el contacto directo entre la baba y heces del caracol a través de las mucosas (ojos, nariz o boca), por lo que no se recomienda su consumo ni su manipulación sin guantes.