Además de deporte y diversión, Juegos Olímpicos son un negocio multimillonario con matices políticos
Genera miles de millones de dólares para el Comité Olímpico Internacional
Los Juegos Olímpicos de París involucran un aproximado de 10.500 atletas procedentes de 200 países o regiones. Pero este evento es algo más que diversión.
Es un negocio gigante que genera miles de millones de dólares para el Comité Olímpico Internacional. Los Juegos son también un medidor de influencia geopolítica que se observa a través del medallero, la presencia de líderes mundiales en la ceremonia inaugural y los himnos nacionales que cantan a los ganadores del oro.
Enseguida, un vistazo a cómo operan el COI y los Juegos Olímpicos.
El Comité Olímpico Internacional es un organismo no gubernamental sin fines de lucro con sede en Lausana, Suiza. Genera 91% de sus ingresos en la venta de derechos de transmisión (61%) y patrocinios (30%).
Las ganancias por el reciente ciclo de cuatro años en los Juegos de Invierno y de Verano, que desembocó en los Juegos de Tokio 2021, fueron de 7.600 millones de dólares.
El COI indica que devuelve 90% de sus ingresos al deporte, aunque los atletas directamente reciben sólo un pedazo pequeño. Estaría en marcha un movimiento con miras a que eso cambie.
En 2019, el COI inauguró nuevas oficinas con un costo aproximado de 200 millones de dólares, según informes. Los países anfitriones costean la mayoría de los gastos por organizar los Juegos Olímpicos. En los Juegos de Tokio, el costo registrado oficialmente fue de 13.000 millones de dólares.
Más de la mitad lo asumieron las entidades del gobierno japonés. Los costos de los Juegos Olímpicos son difíciles de registrar, pero un auditoria del gobierno japonés sugirió que los costos reales pudieron ser el doble de los enumerados.
El COI está conformado aproximadamente por 100 miembros. Seleccionan a sus propios colegas y la que lleva mayor tiempo en el cargo es la princesa Nora de Liechtenstein. Al menos media docena de miembros de la realeza son integrantes del COI.
Sin embargo, gran parte del poder se concentra en el presidente Thomas Bach – un abogado alemán que también es miembro – y su junta directiva. Los miembros del COI son técnicamente voluntarios, aunque todos los gastos de Bach son sufragados por el COI.
El reporte anual del COI indica que este monto fue de 370.000 dólares en 2022. La cifra incluye 295.000 dólares como "indemnización" anual.
También fueron cubiertas sus obligaciones tributarias en Suiza por 163.000 dólares. Los miembros del COI reciben entre 450.00 y 900.00 dólares en viáticos para asistir a reuniones, y obtienen viajes en primera clase además de alojamiento cinco estrellas.
Los voluntarios no remunerados ayudan al COI y a los organizadores locales a realizar los Juegos. Usualmente reciben uniformes y comida cuando trabajan, así como algunos costos menores en transporte. Rara vez se incluye el alojamiento.
París aspira a 45.000 voluntarios. Tokio inicialmente contemplaba 80.000. Por lo general, sólo las personas acomodadas pueden ofrecerse como voluntarios.
Los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro 2016 tuvieron dificultades para conseguir voluntarios debido a que muchas de las personas de escasos recursos en la ciudad no podían trabajar de manera gratuita. Algunos aparecieron el primer día, recibieron sus uniformes y no regresaron.
El sistema de voluntariado puede verse como explotación económica. Si los voluntarios recibieran un ingreso de 10 dólares por hora, el gasto adicional sería de unos 100 millones de dólares. Algunos voluntarios de París han amenazado con no presentarse para expresar su descontento por el gasto olímpico y las reformas de prensiones en Francia.
El COI manifiesta que los Juegos trascienden la política. Pero en realidad son altamente políticos. Es digno de mención que el COI tiene estatus de observador en las Naciones Unidas, indicativo del rol que el organismo deportivo desempeña en el mundo.
El científico político Jules Boykoff cita en su reciente libro: "Para qué sirven los Juegos Olímpicos", que los atletas desfilan en la ceremonia inaugural divididos por países. Podrían también, indica, marchar agrupados por deporte. Pero eso restaría importancia al elemento nacionalista, clave para la popularidad de los juegos.
Adolf Hitler usó los Juegos de Berlín en 1936 para promover su agenda. El relevo de antorcha tiene su origen en Berlín.
El COI solía otorgar los Juegos con siete años de antelación. En 2015, cuando se disponía a asignar los Juegos de Invierno de 2022, el COI solo tenía dos candidatos que lucían con pocas probabilidades: Beijing y Almaty, Kazajistán. La capital china ganó en una cerrada votación. V
arias naciones europeas incluyendo Suecia, Alemania y Suiza se bajaron debido a los elevados costos. Desde ese entonces, el COI eliminó el antiguo sistema de candidaturas.
Sólo hubo dos candidatos en 2017 para los Juegos de Verano de 2024: París y Los Ángeles. Esos juegos fueron asignados a París, y los de 2028 a Los Ángeles. En 2021 se otorgaron a Brisbane, Australia, los Juegos de 2032 – con 11 años de antelación – principalmente debido a la influencia de John Coates, miembro del COI.
Un estudio olímpico realizado por Victor Matheson y Robert Baade, dos profesores universitarios de los Estados Unidos concluyó que "en la mayoría de los casos los Juegos Olímpicos son una proposición de pérdida de dinero para las ciudades anfitrionas". Un argumento clave es que los Juegos son muy costosos y pueden desplazar prioridades como escuelas y hospitales.
Los Juegos Olímpicos frecuentemente han estado envueltos en escándalos o corrupción, tal vez debido a la gran cantidad de dinero público involucrado y a los plazos adelantados. Los recientes Juegos en Tokio estuvieron involucrados en escándalos de soborno sobre contratos, patrocinios, y la candidatura en sí.
Las justas de Rio de Janeiro 2016 no tenían dinero cuando iniciaron. Carlos Nuzman, miembro del COI quien lideró los Juegos, fue arrestado momentos después de los Juegos por cargos de corrupción.
Y los Juegos de Invierno de 2014 en Sochi, Rusia, fueron marcados por un escándalo de dopaje y encubrimiento por parte del Estado.