El amargo legado en Japón a raíz de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020
Numerosas controversias han empañado el recuerdo de los japoneses
Mientras París se prepara para celebrar los Juegos Olímpicos, Japón sigue intentando digerir los de Tokio-2020, minados por escándalos que podrían haber dañado a largo plazo el interés del país por organizar eventos olímpicos.
Sobrecostos, preocupaciones ligadas al Covid, escándalos de corrupción y de sexismo... numerosas controversias han empañado el recuerdo de los japoneses hacia sus Juegos, que se desarrollaron en gran medida a puerta cerrada en 2021, un año más tarde de lo previsto.
Ese ambiente sombrío terminó por derribar las ganas de Japón de organizar unos Juegos Olímpicos de Invierno: la candidatura de Sapporo (al norte de país) para 2030 tuvo que ser aplazada primero a 2034 debido a una falta de apoyo público y totalmente desechada finalmente en diciembre.
Eso a pesar de que "a los japoneses les gustan los Juegos Olímpicos" y tenían grandes esperanzas en los de Tokio-2020, recuerda a la AFP Kaori Yamaguchi, excampeona mundial de judo que fue miembro durante diez años del Comité Olímpico Japonés (JOC).
Pero entre las expectativas y la realidad, se abrió un foso, valora.
"La gente disfrutó viendo las competiciones deportivas, pero tenían una impresión negativa hacia la organización y la gestión del evento", según la exjudoka, que ganó la medalla de bronce en los Juegos de Seúl en 1988.
"Era como si hubiera un muro en el que todo rebotaba: las observaciones que hacía la gente eran ignoradas o no llegaban a ningún sitio".
Responsables desconectados de la realidad
El coste final de los Juegos Olímpicos de Tokio alcanzó más de 12.000 millones de euros, casi el doble de la estimación inicial.
Y, debido a la pandemia que todavía impactaba el día a día en 2021, numerosos japoneses deseaban un nuevo aplazamiento o incluso la anulación del megaevento.
Su enfado iba sobre todo dirigido hacia la organización, a la que consideraban desconectada de la realidad.
El evento en sí mismo se desarrolló sin grandes problemas, en medio de estrictas medidas antivirus que incluían la prohibición de espectadores en la mayoría de las sedes.
Pero en cuanto terminaron los Juegos, explotaron varios escándalos, que ocuparon las portadas de los medios nipones y que terminaron por hundir el recuerdo del evento.
Varios responsables y jefes de empresas fueron condenados en casos de sobornos o concursos públicos amañados.
Con una popularidad caída en picado como consecuencia de su gestión de la crisis sanitaria y su insistencia para mantener los Juegos de Tokio, el primer ministro japonés de entonces, Yoshihide Suga, abandonó el poder pocas semanas después de los Paralímpicos.
"Incluso si la pandemia no hubiera tenido lugar, la falta de honestidad, las declaraciones inapropiadas de altos cargos y los sobrecostos habrían tenido lugar aun así", según Hirokazu Arai, profesor especializado en la psicología del deporte.
La ciudad de Nagoya (centro de Japón) acogerá los Juegos Asiáticos de 2026, pero esta decisión había sido tomada en 2016, mucho antes de los Juegos de Tokio.Hará falta "un cierto tiempo" antes de que la opinión pública japonesa vuelva a apoyar una candidatura olímpica en el archipiélago, piensa la antigua judoka Kaori Yamaguchi."Los Juegos Olímpicos modernos tienen más de cien años de historia pero si no puedes explicar para qué sirven, la gente pensará que se trata simplemente de un evento como cualquier otro que cuesta dinero", añade.Arai valora incluso que ahora hay "menos interés" en Japón para los Juegos Olímpicos, a poco más de dos meses de la ceremonia de apertura parisina sobre el Sena."Normalmente debería haber muchas noticias" sobre París-2024 en los medios nipones, "pero no tengo la impresión de que ese sea el caso", dice.Yamaguchi espera que la herencia positiva de los Juegos de Tokio podrá revelarse claramente "en 10 o 20 años", cuando la generación actual de niños haya crecido."El Comité de Organización comenzó el tema de la inclusión y diversidad, y los deportistas paralímpicos visitaron numerosos colegios", destaca.Así que "hubo cosas negativas pero también cosas positivas que han sembrado semillas que podrán florecer en el futuro", espera.