Newgarden estaba en la cima del mundo al ganar Indy 500 hace un año, ahora todo es diferente
Regresa a Indianápolis el domingo para defender su título envuelto en un escándalo de trampa que dañó su impecable reputación y la de su equipo
Un mensaje en redes sociales para presentar a los pilotos de las 500 Millas de Indianápolis puso a Josef Newgarden en una posición incómoda.
"¿Con qué piloto de la IndyCar harías un viaje en auto?", preguntaron.
"Solo", respondió Newgarden.
Una extraña respuesta para un piloto que hace un año era inseparable de su compañero de equipo del equipo Penske Scott McLaughlin. Los llamados "Bus Bros" tenían una empresa de medios, un programa de YouTube y mercancía de promoción. Parecían los mejores amigos e incluso McLaughlin celebró tras la primera victoria de Newgarden en las 500 Millas de Indianápolis.
Doce meses después, los Bus Bros no existen y la amistad parece haberse acabado. Dejó de seguir a todos en redes sociales en su intento de volver a enamorarse de las carreras. Ganar las 500 Millas no fue tan satisfactorio como creyó debido a que competir se había convertido en una rutina de fracasos y pocos triunfos.
Esta temporada regresó aislado, pero con nueva energía y Newgarden consiguió una enfática victoria en la primera carrera en St. Petersburg, Florida. Seis semanas después la IndyCar descubrió un software ilegal en tres autos del Equipo Penske y que llevó a que descartaran su victoria y el tercer lugar de McLaughlin
Newgarden regresa a Indianápolis el domingo para defender su título en la Indy 500, pero envuelto en un escándalo de trampa que dañó su impecable reputación y la de su equipo.
Si el drama es un distractor, Newgarden no lo demuestra.
Clasificó tercero y con lo que el equipo Penske tendrá todos los lugares al frente de la parrilla por primera vez desde 1988. McLaughlin ganó la pole y Will Power segundo.
MALESTAR EN EL PADOCCK
El escándalo sigue dejando un mal sabor de boca, especialmente con algunos equipos que no creen en la explicación del Equipo Penske, que nadie se percató que había algo más cuando su potenciador de caballos de fuerza funcionaba cuando no debía.
Zak Brown, jefe de Arrow McLaren Racing, dijo que el castigo contra Penske fue demasiado laxo.