Valcke y Al Khelaifi se defienden en su juicio en Suiza
Para la fiscalía suiza, la interpretación es clara. los dirigentes cerraron un "pacto de corrupción"
El presidente de BeIN Sports y del París Saint-Germain, Nasser Al Khelaifi, y el exnúmero dos de la FIFA Jérôme Valcke, que están siendo juzgados en Suiza en un caso sobre derechos de televisión, describieron el miércoles una gestión del fútbol mundial en el que se entremezclan negociaciones múltiples y arreglos personales.
Este asunto, que tiene como misión esclarecer uno de los escándalos que rodean a la FIFA, está siendo juzgado por el Tribunal Penal Federal de Bellinzona (Suiza).
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En el comienzo del asunto, a mediados de 2013, el francés Valcke era la mano derecha desde 2007 del que entonces era presidente de la FIFA, Josep Blatter.
Su "tren de vida" superaba sus ingresos, pese a que ya eran elevados, reconoció el miércoles Valcke, de 59 años, que se expone a una pena de hasta cinco años de prisión.
El experiodista, que entonces estaba endeudado en unos 10 millones de francos suizos (11,01 millones de dólares), se compró un yate de 2,8 millones de dólares y soñaba con anclarlo en la "Villa Bianca", un lujoso lugar de la costa de Cerdeña.
"Esa casa era un bien que yo consideraba excepcional. Intenté hasta el final encontrar soluciones", contaba la víspera el exdirectivo de la FIFA, que firmó en agosto de 2013 una promesa de compra de unos 5 millones de euros (5,9 millones de dólares), sin saber cómo cumplir con ese pago.
Acusaciones negadas
Entra en escena en ese momento Nasser Al Khelaifi, figura de la diplomacia deportiva catarí, que también se expone a una pena de cinco años de prisión por "instigación a la gestión desleal", tras haber cerrado en enero un acuerdo con la FIFA para que se retirara la denuncia por "corrupción".
El dirigente catarí de 46 años declaraba "entre 15 y 25 millones de dólares" de ingresos anuales y "entre 70 y 100 millones de dólares" de fortuna personal.
Al Khelaifi, lacónico en sus respuestas en el tribunal, reconocía tres citas en septiembre y octubre de 2013 con Jérôme Valcke. La acusación le reprocha haber comprado la Villa Bianca a través de una sociedad, de haber transferido la propiedad al hermano de uno de sus colaboradores cercanos, antes de hacer que Valcke se beneficiara de ella durante 18 meses.
Para la fiscalía suiza, la interpretación es clara. los dirigentes cerraron un "pacto de corrupción" destinado a favorecer la obtención por beIN de los derechos mediáticos de los Mundiales de 2026 y 2030 en el Norte de África y Oriente Medio, según un contrato firmado en abril de 2014 con la FIFA.
"Ninguna relación", insistieron a su vez los dos hombres.
El asunto sería "privado", aseguran, sin esclarecer totalmente su motivación. Valcke reconoce haber sometido su problema de financiación a Nasser Al Khelaifi, debido a sus "relaciones amistosas desde hace años".
El patrón de beIN asegura, por su parte, haber facilitado simplemente "el proyecto de inversión" del hermano de su colaborador y amigo porque éste último "no podía constituir una sociedad", al no tener la nacionalidad catarí.
Para el colectivo de medios EIC, que analiza los "Football Leaks", el apoyo de Valcke al desplazamiento de fechas del Mundial de Catar-2022 a noviembre y diciembre podría ser la auténtica contrapartida al uso de la Villa Bianca. Pero tanto Valcke como Al Khelaifi lo negaron y la justicia suiza no exploró esa posibilidad.