David Ortiz considera que el hombre que le salvó la vida es “un ángel”
En la primera entrevista que David Ortiz cedió en inglés, a The Boston Globe, el expelotero de Grandes Ligas y posible Salón de la Fama de Cooperstown habló sobre todo lo que vivió a partir del disparó recibido el 9 de junio de 2019 en el lugar Dial Bar and Lounge, en Santo Domingo Este.
“Sentí una sensación de ardor”, dijo Ortiz al Globe: “Me sentí raro cuando caí”.
El ex gran jugador de los Medias Rojas había estado bebiendo whisky con siete u ocho amigos en el Dial Bar and Lounge en Santo Domingo, y estaba charlando con un cantante conocido como Secreto cuando un hombre armado se apresuró a su mesa en la primera fila al aire libre de la terraza del bar y disparó una sola bala desde corta distancia a su espalda.
Fue un momento, dijo Ortiz, que cambió su vida para siempre. “La gente necesita entender, esta no es una película en la que te disparan en la calle y vuelves dos minutos después”, dijo Ortiz. “No, me dispararon y casi muero. Solo tengo una vida para vivir. No puedo ir a la farmacia y comprar otra ‘’.
“Solo tengo una vida para vivir. No puedo ir a la farmacia y comprar otra ”, dijo Ortiz.
Luego de caer al suelo cuenta que: “Entonces este ángel sale de la nada”, recordó. Al ángel, se refiere a Eliezer Salvador quien cargó al Big Papi hasta su vehículo, una yipeta Rolls-Royce y lo llevó a la clínica Abel González.
Camino al hospital contó que apresuraron hacia un hospital público, solo para cambiar de rumbo cuando Ortiz pidió que lo llevaran a una clínica privada que había frecuentado. Permaneció erguido y consciente mientras Salvador, quien recibió un disparo hace nueve años se quedaba para ayudarlo.
“Sabía cómo reaccionar”, dijo Ortiz. “Seguía hablando conmigo para asegurarse de que me mantuviera despierto”.
La esposa de David Ortiz agradece al héroe que le salvó la vida al Big Papi
El toletero retirado de 43 años recuerda estar lo suficientemente alerta como para saber que le habían disparado, pero no entendió mucho más sobre su herida o afección.
“No quería mirarla, para ser honesto”, dijo. “Ni siquiera recuerdo cuánto sangré”.
Sin embargo, sí recuerda cuando el dolor comenzó: en la media hora le tomó al personal de la clínica evaluarlo y prepararlo para la sala de operaciones, y luego esperar a que llegaran los cirujanos.
Cuando lo llevaron a cirugía, Ortiz dijo que le dijo al personal: “Por favor, no me dejen morir. Tengo cuatro hijos. Quiero estar con ellos ‘’.
Los médicos le operaron los intestinos y el hígado muy dañados y le extirparon la vesícula. Por la mañana, los Medias Rojas habían acordado transportarlo al Hospital General de Massachusetts.