Mbappé pide paciencia
Kylian Mbappé enfrenta presión en su adaptación al Real Madrid, donde aún no cumple con las expectativas de liderar el equipo
El arranque de Mbappé como jugador del Real Madrid preocupa a sus seguidores. Adaptarse a las exigencias de este club no es tarea fácil. El francés, contratado finalmente el pasado verano y que exigió al máximo la capacidad de negociación de una entidad acostumbrada históricamente a fichar a los mejores futbolistas del mundo, fue apuesta para la consolidación de un proyecto deportivo que se va construyendo en torno a él. Esas expectativas, llegado el mes de diciembre, todavía no se han podido concretar. El juego del equipo de manera colectiva está quedando a deber y, al pasar balance, aparece la cuenta pendiente de su nivel de juego y su desequilibrio de tres cuartos hacia arriba en momentos importantes; en otras palabras, el madridismo ya lo quiere ver echándose al equipo encima.
La presión mediática que se vive en España en relación al fútbol es única en Europa; de hecho, ha sido el factor para que futbolistas importantes hayan preferido optar por jugar en otros lugares. El ambiente, dado las actuales circunstancias, tampoco le favorece, por eso me gustó la entrevista que concedió hace un par de días a un medio grande de su país, tenía la necesidad de expresarse y así lo hizo, no se guardó casi nada.
La convincente victoria frente al Girona el pasado sábado donde anotó su noveno gol en liga propició el timing perfecto para expresar allí su deshago y entrelíneas pedirle paciencia a la parroquia de Chamartín. Reconoció que si bien el inicio de la temporada ha sido desafiante, está confiado en su capacidad para triunfar en el Real Madrid.
Talento y capacidad les sobran; no hay que perder la perspectiva de que estamos frente a un jugador top mundial de quien creo los goles le seguirán cayendo, y si el ritmo incrementa, los penales fallados en Anfield y San Mamés quedarán como anécdotas.
Esta tarde les toca el Atalanta en Champions con la necesidad urgente de sumar de a tres, un equipo que hoy ocupa el puesto veinticuatro de la competición en el lindero de la descalificación, mejor ocasión imposible para sacar a relucir su credencial de superestrella.
Por otra cuenta, la Federación Dominicana de Fútbol anunció la semana pasada las designaciones de Adolfo Suárez como secretario general adjunto y de Carlos Ramírez como director de desarrollo, noticia que replico con alegría dada la capacidad y la ética de trabajo que les caracteriza. Después de años ocupando diferentes roles en la institución, ahora asumen la gran responsabilidad de gestionar dos posiciones claves dentro el organigrama federativo, el mejor de los éxitos para ambos.