Los shifts defensivos sugeridos por la sabermetría no detienen la ofensiva en Grandes Ligas
Se disparan los shifts, pero la producción de carreras sube
El incremento de cuadrangulares destruye los algoritmos
Las Grandes Ligas del siglo XXI se juega con iPad en el dugout, se nutren de un océano de informaciones que produce cada lanzamiento, cada batazo, cada out; con matemáticos, físicos, informáticos y hasta ingenieros de la NASA en las oficinas creando algoritmos para descubrir cómo hacer más daño al rival y protegerse.
El incremento drástico de los ajustes defensivos (shifts), cuestionado desde que aparecieron hace ya un siglo y responsable de “robar” cientos de hits cada año, es solo una muestra de cómo la analítica sacada de ese Big Data ha transformado las posiciones técnicas donde el análogo ya no tiene espacio, aun llámese Bruce Buchy y exhibir tres títulos en la última década.
Pero las estadísticas generales (carreras, hits, average) que produce la materia prima del juego (el pelotero) y determinan el resultado de los partidos no presentan cambios importantes, ya sea por la capacidad de los equipos de ajustarse o por sustituciones en la forma de manufacturarlas.
En 2019 los conjuntos realizaron 47,188 cambios defensivos para enfrentar a los bateadores, un incremento de un 164.7% con respecto a cinco años atrás (2015) cuando ejecutaron 17,826, de acuerdo con Statcast, la herramienta de estadísticas de última generación de Major League Baseball. En 2010 solo fueron 2,464.
Sin embargo, ese descomunal incremento en el lustro no detuvo la producción de carreras por encuentro, el fin que justifica toda esa inversión de tiempo, personal y recursos en oficinas.
En 2015 los clubes fabricaron 4.25 vueltas por choque y desde entonces la aguja no se detuvo hacia arriba hasta llegar a las 4.83 en 2019, de acuerdo con Baseball-Reference.
Es válido señalar que la producción jonronera vivió un despegue en el trayecto hasta romper en dos ocasiones el récord medio y total de una campaña. Comenzó en 1.01 por encuentro en 2015, trepó hasta 1.26 en 2017 y alcanzó el cielo de los 1.39 en 2019.
El número de imparables (el primer objetivo a prevenir de un cambio defensivo) también muestra un comportamiento inestable, que no marca tendencia al pasar de 8.67 por encuentro hace cinco años a 8.65 el pasado, con tope en 8.71 en 2016 y un suelo de 8.44 en 2018.
Pero los nerds (insoportables para una clase de puristas, incluyendo jugadores) sacan números impresionantes para defender sus puestos de trabajo ante los dueños.
En 2013, Baseball Info Solutions (una de las empresas especializadas en procesar y vender informaciones avanzadas) comenzó a contabilizar el número de carreras que se evitaban con los shifts y encontró que se evitaron 105 vueltas, con 11 equipos en saldo favorable.
El total no paró de subir, en la medida en que los equipos entendían y aplicaban mejor la data suministrada hasta casi quintuplicarse en 2019 con 482 vueltas prevenidas (cuyas siglas es rTS en FanGraphs).
Igual, de 11 conjuntos que sacaban balance positivo en vueltas prevenidas en 2013 llegó hasta 24 en 2019, con los Rays a la cabeza, con 41.
Paradójicamente, los Cubs, que tenían en su cueva al primer dirigente que llevó las portátiles al terreno, Joe Maddon, y los Atléticos del Billy Beane del Moneyball, tuvieron los saldos más negativos con -12 vueltas prevenidas.
En el caso de los Cachorros tiene una explicación que puede certificar el fin del matrimonio de Maddon. Fue el equipo que realizó el menor número de shifts (779 para un 12% de los bateadores que enfrentó). ¿Dejó de creer Maddon en la métrica?