Millones en préstamos a prospectos "amarrados" quedan en el limbo
Entrenadores y familiares apelan a créditos a tasas altas hasta años antes una vez llega el preacuerdo
De la ola de cancelación de preacuerdos con prospectos sospechosos de usar identidad falsa pierden esos jóvenes la oportunidad de ser profesionales, los entrenadores el dinero y tiempo invertido. Otro sector que también queda en el aire es el que facilita crédito a una industria informal, que lo hace con una tasa de interés tan alta como el riesgo.
Fuentes que han sido acreedores y representado jugadores estima que la cifra de dinero prestado en la actualidad a jugadores "amarrados" supera los US$4 millones. Y una parte de ese dinero ya tiene escasa posibilidad de retorno.
Es el caso de una familia, con un prospecto a firmar en 2025, que ya tomó un adelanto de US$150,000 a ser pagado con los intereses cuando se hiciera el desembolso de la firma. El joven tendría una identidad adulterada y una anulación del preacuerdo no garantiza cumplir con la deuda.
Interés y riesgo
Los padres de otro jugador que tiene un preacuerdo para en enero de 2026 subrayar un bono de siete dígitos (que el 50% corresponde al entrenador) tomaron un "adelanto" en la primavera de 2023 por unos US$180,000, con una tasa de interés mensual de un dígito, que los receptores del dinero entendieron que era anual, al no leer el contrato.
Sin embargo, unos meses más tarde, mientras rebuscaba facturas en su hogar, se tropezó con el documento, descubrió que el porcentaje a pagar era mensual y al hacer la suma concluyó que tras saldar capital e interés el adolescente terminaría cobrando menos del 2% del dinero que el club va a erogar.
No es lo peor. Puede ser inferior en caso de que el bono sea reducido.
Es un mercado crediticio donde, dependiendo del tiempo, las tasas pueden comenzar en un 4% y superar los dos dígitos, mensuales, con la única garantía para el ofertante que el contrato se materialice.
Los clubes de las Grandes Ligas que recién firmaron este mes a la clase que cumplió 16 años desde el primero de septiembre de 2022 ya negocian con aquellos jugadores que firmarán en 2028.
Este cambio de patrón, originado en 2012 cuando la MLB introdujo límites en los presupuestos de inversión, es señalado como el catalizador de los preacuerdos tempranos.
¿Por qué el crédito?
Harold Diplán y Luis Batista decidieron en 2023 cerrar de forma temporal su programa, H y L Baseball Academy; alquilar la instalación donde operaba en Santo Domingo Este y traspasar a los talentos que allí desarrollaban a otros colegas. No aguantaban los costos de operaciones.
"Cuando un programa firma un pelotero por 200 mil dólares no cubre... no cubre, porque los costos operacionales rondan mensualmente de seis a diez mil dólares", dijo Diplán, en una entrevista reciente con DL. "Un pelotero consume diario solo en su alimentación e hidratación más de mil pesos y tienes entre 10 y 15 en el programa".
Su programa logró en menos de una década desarrollar diamantes de tanto valor como Welbyn Francisca, quien recibió un bono de US$1,375,000 en 2023 de los Reales.
"Gastábamos al mes de 400 a 500 mil pesos. En un año puede llegar a seis millones y el proyecto de béisbol está cada vez más lejos, porque hay que hacerle a cada jugador cuatro o cinco años, sin incluir que pagas para adquirilo. Eso puede superar los 24 millones en cinco años, no hay forma de que firmando un pelotero de menos de un millón te compense", dice Diplán.
Esa necesidad de liquidez lleva a los desarrolladores a incurrir en préstamos en el sector informal.
A esto se suma familiares de los jugadores, que, una vez tienen la promesa de la firma así sea a tres años, se adelantan a incurrir a créditos con tasas de usura, poniendo a un lado que sobre el 90% de los casos el bono de firma suele ser el dinero más alto que ve el jugador en su carrera dentro del sistema.