Sandy Alcántara pierde la magia del cambio y se derrumba
Pasa de ser el Cy Young a un lanzador de nivel reemplazo
Sandy Alcántara sigue sin encontrar la fórmula que por lo menos lo acerque al estándar Cy Young de 2022 y la alineación de los Cardenales, el miércoles, sacó provecho del reporte de escucha que descubre los orificios en el repertorio del azuano.
Esta campaña, Sandy Alcántara ha lanzado 102 entradas menos que lo trabajado el curso pasado (228.2), pero ya ha permitido 66 carreras limpias, ocho más que las aceptadas cuando por unanimidad fue elegido el mejor lanzador de la Liga Nacional.
Tras aparecer en 20 partidos, tiene foja de 3-9 y su efectividad queda en 4.70, lejos del 2.28 que tuvo en 2022. Su WHIP (hits y boletos por entrada) ahora queda en 1.28, también a distancia del 0.98 del curso previo.
Su efectividad ajustada, que mide el aporte de un lanzador con relación al resto de la liga, queda en 93, siete puntos por debajo del pitcher promedio. La campaña previa fue de 176.
No hay problemas físicos y la velocidad se mantiene intacta, con sus rectas topando la media de 97.9 millas y el sinker a 97.5. Pero los rivales han encontrado la manera de batear su cambio de velocidad y es el único punto en rojo dentro del océano de datos que manejan los equipos para estudiar a cada jugador.
Solo el sinker (29%) supera al cambio (28%) en el arsenal de Alcántara, con las rectas relegadas al 22% y el slider al 21% de acuerdo a FanGraphs.
Si en 2022 la oposición bateó para un pobre .146 (246-36) a los lanzamientos en cambio del dominicano para este 2023 ese promedio se dispara a .317 (126-40) según Savant, la herramienta de estadística avanzada de la MLB.
Esta vez saca los peores resultados en esa casilla desde que se estableció en las mayores con los Marlins, en 2019, cuando asistió a su primer Juego de Estrellas.
Si se baja un poco más en la superficie se encuentra que la calidad de esos batazos este curso han hecho más daño, puesto que el slugging (que mide los extrabases) pasó de un año a otro de .195 a .460. Nadie le conectó jonrón con ese pitcheo y aceptó 10 dobletes la zafra anterior, mientras que en la actual le han sacado la pelota tres veces del parque y ha tolerado nueve palos de dos almohadillas.
En el resto de lanzamientos, no hay cambios significativos, incluso en el sinker va mejor que la zafra pasada, donde le batean para .234 contra .267 en 2022.
Algunos números subyacentes indican que ha tenido mala suerte con los batazos tolerados, pero su FIP (que mide los eventos que el lanzador controla como ponches, boletos, golpeos y jonrones) es un respetable 4.01 cuando la media de la liga es 4.19.