Los prospectos de bonos millonarios llegan cinco veces más que el resto
El 29.5% de los que recibieron siete dígitos llegó a la MLB entre 2004 y 2015
Elier Hernández finalmente debutó en las Grandes Ligas; lo hizo en julio pasado, a los 27, once años después de haber firmado con el cuarto bono más alto de la clase 2011, la que más dominicanos ha graduado en la historia con 39 bigleaguers.
Hernández ejemplifica el trato, la paciencia que tienen los clubes con aquellas inversiones mayores. Pero también la complicidad de trasladar al siguiente nivel y refinar esas herramientas en bruto que exhiben los adolescentes. Esas que enloquecen a los cazatalentos hasta convencer a sus organizaciones de apostar fortunas, como se informa desde el domingo con la clase 2022, que ya supera los US$61 millones entre los desembolsos de al menos US$300 mil.
Si bien entre 2004 y 2015 solo llegó a las Grandes Ligas el 6.1% de los criollos reclutados en el país (326 de 5,283) cuando se miden los que recibieron bonos de al menos un millón de dólares ese porcentaje se dispara hasta el 29.5%, según datos de la liga y Baseball-Reference.
De los 71 pagos de unidad de millón que se hicieron en ese tramo ya 21 lograron ese primer objetivo de uniformarse al más alto nivel.
La taza de alcance a la MLB entre los bonos menor al millón fue de 5.8% (305 de 5,212) del grupo, por lo que entre los de siete dígitos fue cinco veces mayor.
Por Hernández los Reales pagaron un bono de US$3 millones, solo detrás de los US$5 MM que recibió Nomar Mazara, los US$4,5 MM de Jairo Beras y los US$3,5 MM de Ronald Guzmán, los tres con los Rangers.
La salud le puso zancadillas (requirió de dos operaciones) y fue en 2019 cuando se topó con su primera campaña de cifras dobles en jonrones (en AAA), si bien el poder de extrabases lo exhibió desde 2014.
“Es un camino muy largo que uno mismo construye, a mí me tomó mucho tiempo. Nunca hay que bajar la cabeza, no desmayar y mira cómo llegó el momento”, dice Hernández, que regresa con los Rangers.
Salió y entró
Tras 2019, Kansas City lo dejó libre y Hernández vio su carrera en suspenso, a los 25 años. Entre 2011 y 2017 las 30 organizaciones entregaron 66 bonos de siete dígitos a prospectos dominicanos. De ellos hay 33 que se retiraron o fueron dejados libre y no han encontrado otra puerta para regresar, el 50%.
Escuchas y personas vinculadas con la industria consultados por DL coinciden en un conjunto de variables que hacen que sea tan alto las caídas de pronósticos con esos talentos. Desde el entorno en el que se manejan hasta la disciplina, incluyen la dureza del deporte, los problemas físicos y la competencia ferros.
“En el 2020 pensé que ese camino se cerraba cuando vi que mis amigos se fueron a Estados Unidos y yo me quedé aquí. Me agotaba, pensaba mucho en eso, pero mi papá, mi mamá y todos mis familiares siempre estuvieron conmigo, me decían que no desmayara, que siguiera trabajando, que el momento iba a llegar, que el tiempo de Dios es perfecto y ahí se dio”, dice Hernández, que ni en Lidom encontraba espacio y jugó dos inviernos en Colombia.
¿Un late bloomer?
José Bautista encontró la regularidad a los 25 años, David Ortiz a los 26, Nelson Cruz a los 28. En la MLB sobran los ejemplos de jugadores cuya oportunidad llegó tarde o su desarrollo fue más lento que la media.
Hernández se aferra a esas figuras para creer que lo mejor de él está por venir.
“Yo creo que sí, mi abogado me decía que nunca bajara la cabeza, me decía que habían peloteros que habían llegado con 27, 28 años, nunca me rendí, siempre salí al terreno a dar lo mejor de mí”, dice Hernández, del Escogido y que reforzó a las Águilas en el round robin.