El espíritu de Paco de Lucía se adueña de Nueva York en el décimo aniversario de su muerte

El espíritu del guitarrista Paco de Lucía se adueñó este martes de Nueva York al cumplirse diez años de su muerte, con un excepcional concierto en la mítica sala Carnegie Hall

El bailaor flamenco Farruquito (i) y su hermano Farru (d), junto a otros músicos participan en un ensayo en Nueva York (EEUU). El espíritu del guitarrista Paco de Lucía se adueñó este martes de Nueva York al cumplirse diez años de su muerte, con un excepcional concierto en la mítica sala Carnegie Hall que reunió a lo mejor del flamenco actual y a músicos de varios continentes. (EFE/Womack)

El espíritu del guitarrista Paco de Lucía se adueñó este martes de Nueva York al cumplirse diez años de su muerte, con un excepcional concierto en la mítica sala Carnegie Hall que reunió a lo mejor del flamenco actual y a músicos de varios continentes.

En esta gélida noche neoyorquina con termómetros bajo cero, los 2,600 asistentes que llenaron la sala principal del Carnegie aplaudieron hasta rabiar a los treinta y pico cantantes, músicos y bailaores que protagonizaron la primera sesión de una semana de homenajes al guitarrista de Algeciras (sur de España) en distintos lugares de la Gran Manzana.

En un gesto que sonaba como a 'Paco de Lucía, que estás en los cielos', casi todos terminaron sus actuaciones señalando su dedo índice hacia arriba en recuerdo a aquel músico que revolucionó el flamenco junto a Camarón de la Isla.

Como le habría gustado al mismo Paco, que en vida se burlaba de los "talibanes" del flamenco, en el concierto de hoy hubo ritmos gitanos junto a otros del jazz, la salsa caribeña que trajo Rubén Blades o los sonidos africanos que interpretó con su kora el maliense Madou Diabate, aunque la gran estrella del continente negro Salif Keita se cayó del cartel en el último momento.

La lista de estrellas flamencas participantes en esta semana llamada 'Paco de Lucía Legacy' es impresionante: cantaores como José Mercé, Carmen Amaya, Diego 'El Cigala' y Duquende, guitarristas como el Niño Josele, Rafael Riqueni, Pepe Habichuela o Josemi Carmona, o bailaores como Farru, Karime Amaya o Farruquito, además del pianista Chano Lobato, el bajista Carles Benavent o el percusionista Rubem Dantas.

La viuda del guitarrista, Gabriela Canseco, se encargó de recordar que a él se debe la internacionalización del flamenco y su fusión con otras músicas contemporáneas, principalmente el jazz y los ritmos latinos.

Un concierto ecléctico en músicas e instrumentos

Es sabido que se atribuye a Paco de Lucía la importación al flamenco del cajón peruano como instrumento básico de percusión, ahora infaltable en cualquier jarana flamenca, pero Paco de Lucía lo tuvo más difícil para conseguir aceptar en su medio instrumentos como el bajo eléctrico, la flauta, el acordeón, los violines o la armónica, a la que Antonio Serrano dio esta noche una asombrosa versatilidad. 

El concierto del Carnegie consistió en una sucesión de temas compuestos por el propio Paco de Lucía y otros de un repertorio tan ecléctico donde cupieron Manuel de Falla, Carlos Cano, Ernesto Lecuona o Al di Meola. 

Precisamente Al di Meola, que con Paco de Lucía y John MacLaughlin revolucionaron la guitarra contemporánea y se adelantaron en su tiempo -los años ochenta- al concepto de 'música fusión' tan celebrado después, fue uno de los más aplaudidos de la noche.

Pero el público -entre quienes había muchos españoles- estaba entregado de antemano, y vitoreó con entusiasmo a todos los artistas flamencos -incluso a quienes dieron solo lo justito, como El Cigala, pero también a Rubén Blades y a Silvia Pérez Cruz, que imprimieron al concierto un aire más latino.

Aunque los artistas que pusieron al público en pie, como sucede casi por sistema en todas las galas flamencas en Nueva York, fueron los bailaores Farru y Farruquito, en particular este último, que con un estilo muy efectista se vino rápidamente arriba y estuvo a punto de robarse todo el protagonismo.

El concierto terminó con el público dando palmas mientras sonaba una particular versión de la mítica 'Entre dos aguas' -el tema que encumbró a Paco de Lucía y que supuso una ruptura con el flamenco tradicional-, con todos los músicos en el escenario y levantando las manos hacia el cielo. 

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