EEUU denuncia nuevas restricciones a la labor de su embajada en Bielorrusia

La enviada especial de EEUU para Bielorrusia, Julie Fisher. (Fuente externa)

La enviada especial de EEUU para Bielorrusia, Julie Fisher, denunció hoy nuevas medidas del Gobierno bielorruso para impedir el funcionamiento de la legación estadounidense, como el cierre de las oficinas de la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID) y de la Diplomacia Pública.

Las medidas, notificadas a EEUU el pasado día 20, incluyen el cierre del Centro Estadounidense en Minsk, señaló en un comunicado Fisher, quien iba a ser nueva embajadora en Bielorrusia antes de que el régimen de Alexandr Lukashenko le retirara en agosto pasado el beneplácito.

'Las autoridades bielorrusas fuerzan a la embajada a despedir a más de veinte trabajadores bielorrusos de nuestro equipo', señaló.

'Estas acciones reflejan la profunda inseguridad de las autoridades bielorrusas sobre el papel de la diplomacia, los vínculos entre pueblos y la sociedad civil independiente', añadió Fisher.

Recalcó que Estados Unidos no dejará de promover 'la democracia y los derechos humanos en Bielorrusia y de apoyar las aspiraciones del pueblo bielorruso de construir un futuro más prometedor en una Bielorrusia libre e independiente'.

Ya en agosto pasado EEUU se vio obligado a reducir a cinco su personal diplomático en Bielorrusia por exigencia de Lukashenko en respuesta a las sanciones de la Casa Blanca en el aniversario del estallido de las protestas contra las fraudulentas elecciones presidenciales de 2020.

El pasado día 20 a su vez Bielorrusia cerró su consulado general en Nueva York por exigencia de EEUU.

EEUU no tiene embajador en Bielorrusia desde que Minsk expulsara al jefe de la legación estadounidense en 2008, aunque Lukashenko acordó su regreso a principios de 2020 en una reunión en Minsk con el entonces secretario de Estado, Mike Pompeo.

Fisher, que se dedicaba a asuntos europeos en el Departamento de Estado y sirvió en la embajada de EEUU en Rusia, fue designada en abril de 2020 por el entonces presidente de EEUU, Donald Trump, y después fue aprobada por el Senado.

Con todo, debido al estallido de las protestas antigubernamentales en la antigua república soviética, Fisher nunca llegó a asumir el cargo.

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